Volver a la izquierda

05/08/2012 | Revista Norte

EL DILEMA DEL GOBIERNO NACIONAL EN LA LUCHA POR EL PODER PARA LOS PRÓXIMOS 8 AÑOS EN LA ARGENTINA

El giro a la izquierda que dio Nestor Kirchner en su mandato presidencial sorprendió a todos; incluso a la misma izquierda, quien no lo contaba entre sus filas.

La expresión más significativa al respecto la dio la misma Hebe de Bonafini cuando en varias oportunidades contó: “Me la pasé diciendo que Menem, Duhalde y Kirchner eran la misma mierda. Y después tuve que ir a decirle: “Señor Presidente, me equivoqué, yo dije que usted es la misma mierda que los otros pero no: usted es totalmente distinto”.

Nestor no solo conquistó a la izquierda militante y a sectores progresistas, sino también a algunos referentes de partidos políticos. Graciela Ocaña fue una de ellas, otro Miguel Bonasso. Y hasta incluyó en sus filas al Partido Radical con la bien mentada “transversalidad”.

El montaje de su `lucha contra el FMI´ (que nos había llevado a la época de mayor dependencia internacional de la historia argentina en los 90), el de `el pago de la deuda externa´, el de `la contra cumbre´ (para rechazar al presidente de Estados Unidos George Bush en 2005 haciendo protagonistas a Hugo Chavez con su: “ALCA, ALCA, AL CARAJO” y a Evo Morales), ese montaje kirchnerista, decíamos, llevó a la cúspide a los cuadros de izquierda latinoamericanos e instaló en la Argentina la valorización del pensamiento socialista para defenestrar la hegemonía conservadora y neoliberal que reinó en los últimos 60 años.

Ya el último año de Nestor y los venideros de Cristina significaron un retiro de la izquierda en el poder. Esto a pesar de la `lucha con el campo´, a quienes intentaron etiquetar como poder oligárquico en el que, sin embargo, hacía ruido la presencia de la Federación Agraria y los pequeños productores.

En las elecciones legislativas de 2009, el debilitamiento del kirchnerismo permitió la embestida conservadora que esperaba paciente su oportunidad. Y fue ésta, sin dudas, la que hizo emerger a viejas y nuevas personalidades.

Así, la izquierda se retrajo por tres factores: Uno, por la ruptura interna del kirchnerismo que empezaba a rezagar en sus filas a referentes progresistas para posicionar a candidatos `más potables´ (según la medición de votos). Dos, por el ya visible fracaso de la alianza transversal que empezó a separar la paja del trigo devolviéndole los radicales al radicalismo, los peronistas al peronismo, los socialistas al socialismo y los independientes al `independentismo´. Tres, por la falta de estrategia de los sectores que se resguardaron como oposición pero que no tuvieron fuerza organizativa para presentar una alternativa ganadora.

No obstante, un nuevo semillero había sido inspirado y creado por el Kirchnerismo. En él se concentraron los jóvenes intelectuales, profesionales y militantes que hicieron su fuerte aparición con la desgracia que enlutó al país el 27 de octubre de 2010.

La fuerza de la juventud ahora alineada en “La Cámpora” con fuerte participación de jóvenes militantes de derechos humanos, fortaleció anímicamente a Cristina desde el momento mismo que velaba a Nestor, y en 2011 logró una abrumadora reelección.

Pero la Presidenta pareció entender que los chicos no estaban preparados o bien posicionados, y en aras de la victoria decidió seguir aliada con la derecha que todavía no se animaba a romper con ella.

Así, los sectores económicos más imponentes de la Argentina y también los internacionales la apoyaron. Así también, Cristina se valió de los gobiernos menos afines al Proyecto para asegurarse 4 años más. Buenos Aires, Salta y La Rioja fueron muestra del emblema de la política kirchnerista: Daniel Scioli, Urtubey y Menem.

Esta decisión cortoplacista no le permitió a Cristina ver el adelantamiento de fuertes conflictos por el posicionamiento en el nuevo mapa de poder que se intenta dibujar desde ya, a pesar de no ser un año electoral; mientras que a su vez fortaleció el liderazgo de los nuevos representantes del viejo paradigma.

Si Cristina pretendía en algún momento romper con la derecha (política, porque de la económica da para un manual), está anoticiada ahora de que es la derecha la que rompió con ella.

Solo para citar dos casos:

 

Urtubey

En Salta el kirchnerismo es solo retórica. El gobernador, de raíces romeristas (por el ex gobernador Juan Carlos Romero que acompañó a Menem en la fórmula presidencial de 2003) se alió en 2007 con el Partido Renovador de Salta (ex militares). Junto a sus dos principales funcionarios, Andres Zotto (Vicegobernador PRS) y Julio Cesar Loutaif (Ministro de Gobierno PRS y su mano derecha por confesión de Urtubey), representa -al extremo- al conservadurismo provincial. Por lo tanto, de Progresista no tiene ni el título de la parodia.

En la cúpula aliancista del gobierno salteño, a la Presidente no la soportan más. En las reuniones políticas las referencias a “La Loca” ya ni se esconden: “Hay que aguantar los últimos años que La Loca ya se va” es el mensaje que se dejó correr desde la primera línea hacia los `nuevos compañeros´ militantes del oficialismo salteño, casi con la misma esperanza con que milita el romerismo y el olmedismo en la provincia.

Antes que Scioli, Urtubey ya había adelantado su intención presidencial, aunque para 2011 tuvo que volver a candidatearse en Salta porque finalmente Cristina fue por su reelección.

Sin embargo en el norte no se desató ninguna guerra federalista. Evidentemente Salta, por sí misma, no le mueve el piso a nadie que aspire a ser Presidente. No así Buenos Aires.

 

Scioli

Daniel fue el segundo que sinceró su idea de ser el próximo presidente, y la reacción fue inmediata y voraz. Aunque Cristina le había enviado señales de guerra al instalarle el vicegobernador en la fórmula que lo reeligió, Scioli probó en la primera gran batalla los efectos del `no silencio´.

Ni vencedores ni vencidos. A este nuevo gesto de Cristina para finalmente desahogarlo del desprolijo sometimiento económico-financiero de Buenos Aires, habría que leerlo más como una tregua.

Aquí Cristina sí aplicó sintonía fina para destrabar el conflicto, y el cóctel que se formó debajo de la alfombra bonaerense tras años de obsecuencia lo deja ahora al gobernador en primera plana con las narices tapadas y las cámaras enfocadas en espera de una nueva señal, a saber: silencio y acallamiento o lanzazo final.

 

La Cámpora

Es la apuesta más fuerte del gobierno nacional. La cantidad de recursos que está destinado a la formación de nuevos cuadros políticos con fuerte perfil progresista ya no es secreto para nadie.

Militancia tradicional, congresos de formación -donde los funcionarios de primera línea hacen de oradores-, apertura de nuevos centros en el interior del país, designación de los jóvenes en organismos y carteras nacionales, son algunos de los direccionamientos puestos en práctica por la juventud kirchnerista.

Falta mucho pero no falta nada, aunque la pelea política ya empezó a llevarse puesta al resto de la sociedad.-

 

Publicado por SB el Domingo 22 de julio de 2012

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