Entrevista a Beatriz Busaniche, Lic. en Comunicación Social por la UNR, docente en la UBA y FLACSO y miembro de la Fundación Vía Libre, que desde 2006 analiza cómo la tecnología incide en nuestros derechos como ciudadanos. Autora del libro «Voto electrónico: los riesgos de una ilusión»
Tras una presentación ante el Tribunal Electoral del Frente Romero + Olmedo para que se controle todo el procedimiento electoral de las PASO y el reconocimiento de la empresa Magic Software Argentina (MSA) de que se registraron fallas en 299 máquinas, solo en la Capital, muchos salteños están observando la transparencia del sistema electrónico.
Este método se viene incorporando paulatinamente en la provincia desde 2011, pero al abordarlo se toca la universalización de las tecnologías de la información y la comunicación aplicadas a las democracias en el mundo. Para ahondar en si este recurso afecta el ejercicio del derecho al sufragio, El Tribuno dialogó con Patricia Busaniche, Lic. en Comunicación Social por la UNR, docente en la UBA y FLACSO y miembro de la Fundación Vía Libre, que desde 2006 analiza cómo la tecnología incide en nuestros derechos como ciudadanos.
¿En qué países se implementó el voto electrónico y luego se dio marcha atrás?
Hay dos casos emblemáticos: Holanda y Alemania. Estos países son muy desarrollados y han sido pioneros en la incorporación de tecnología. Además tienen una alta concentración de acceso a internet y altos niveles educativos. En Holanda se volvió atrás en 2008 porque hubo una documentación muy clara que permitió establecer que se podía vulnerar el secreto del voto y, con ello, obviamente se ponía en jaque uno de los pilares del sistema democrático. Dada esa circunstancia, el Tribunal Electoral de Holanda decidió volver a votar con papel y lapicera, con el sistema en que el votante marca en la boleta los candidatos de su pertenencia.
En Alemania el proceso fue diferente. Comenzó con una denuncia ante el Tribunal Electoral de que el sistema de voto electrónico no respondía a las perspectivas propias que debe tener una democracia: que el ciudadano pueda comprender plenamente cómo funciona el sistema. Esta denuncia pasó por todas las instancias judiciales y llegó al Supremo Tribunal Constitucional que en 2009 emitió un fallo, al que consideramos histórico, en el que dijo que el sistema de voto electrónico no cumple con la obligación de ser comprendido y de ser de acceso público para toda la ciudadanía. Así lo declararon inconstitucional y lo prohibieron en todo el territorio alemán.
¿Por qué el político defiende el voto electrónico?
El voto electrónico responde a la utopía de modernidad que le viene bárbaro al político para la campaña. Esto es transversal porque estamos hablando del gobierno de Urtubey y de Macri, principal opositor al kirchnerismo en Buenos Aires. Ambos tienen la misma perspectiva en relación con este tema. Además es lógico que haya polaridades y que digan: «El romerismo perdió la elección y por eso dice que hubo fraude» o «El urtubeycismo manipuló la elección y sacó una diferencia que no estaba prevista en las encuestas». Sea que haya habido fraude o no, la situación es gravísima y vergonzosa.
¿Quienes desconfían tienen elementos para hacerlo?
Eso se lo debemos a esta forma de elección que privatiza el acto electoral en manos de una empresa en la que no hay ninguna obligación de confiar. El acto electoral se maneja con tal nivel de intereses cruzados que la dinámica es que hay que desconfiar de todas y cada una de las partes. Este debe ser el principio. No debe haber ningún punto del acto electoral que implique para el ciudadano confianza ciega.
¿Qué rol cumple el técnico entre los otros actores involucrados en el proceso eleccionario como fiscales y presidentes de mesa?
En las elecciones en que fue reelecto Urtubey hace cuatro años ya habíamos visto la figura del técnico interviniendo directamente en la máquina. Hubo máquinas que se tildaron y hubo técnicos que las cambiaron en pleno acto electoral. No queda claro cuál es el rol desde el punto de vista jurídico, básicamente porque los otros roles están muy claros. El punto es que el técnico tiene una capacidad superior a los fiscales y las autoridades de mesa, que no saben cómo funciona la máquina. El cambio de máquina durante el proceso electoral, el cambio de software y la intervención de un técnico durante el proceso electoral ya ponen en duda la transparencia del proceso.
¿Es posible, como algunos sospechan, que las máquinas cambiadas hayan tenido resultados cargados?
Según informa la gente de Magic Software no es posible que la máquina almacene los votos. Lo que se hace luego es ponerla en modo conteo, pero no es posible traer una máquina con los resultados cargados. Al aparecer la empresa, los técnicos y demás aparece la fe ciega en que la empresa está haciendo lo que dice que hace y es un primer problema serio.
Más allá de los resultados de una posible revisión del proceso eleccionario, ¿en qué afectan estas suspicacias al electorado?
Ahora estamos en una situación de deslegitimación de las elecciones salteñas. Si hubo fraude o no lo hubo no estoy en condiciones de afirmarlo y creo que nadie está en condiciones de hacerlo; pero tampoco nadie está en condiciones de desmentirlo. Por lo tanto, los únicos perdedores de esta elección han sido los ciudadanos salteños que ven totalmente vulnerado un proceso esencial de la democracia que es el acto de votar.-
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