Apareció la nota de Alberto Gentile a Oscar Villa Nougues que alertaba sobre la ineficacia de las fumigaciones para combatir al dengue y los peligros para niños. Es del 24 de febrero y está firmada por Griselda Rangeón: reemplazante de Gentile.
Por Daniel Avalos / Cuarto Poder
Alberto Gentile fue eyectado de su cargo hace dos semanas. Con su alejamiento el gobierno provincial y el intendente de Orán, Marcelo Lara Gros, buscaron expiar sus culpas por la epidemia de dengue que ya se cobró siete vidas e infectó a miles de personas. Como informáramos la semana pasada, Gentile había entrado en abierto conflicto con Lara Gros que empecinado en combatirlo todo con pesticidas, se encontró con la firme resistencia del Coordinador de Epidemiología que advertía al ministro de Salud Oscar Villa Nougues sobre la ineficacia de las fumigaciones para combatir la enfermedad.
Lo que los testimonios informaran a Cuarto Poder la semana pasada, ahora se corroboró con la aparición de un documento que confirma las advertencias del profesional quien, además, alertaba sobre el impacto que los pesticidas podían tener sobre los niños en los periodos fetal y neonatal. El lapidario documento estaba suscripto también por Griselda Rangeón, la médica clínica que hasta hace unas semanas era subordinada de Gentile y desde el lunes ocupa el cargo al que éste renunció por pedido del Grand Bourg.
La curiosidad nos desliza a la siguiente conclusión: o Griselda Rangeón ha cambiado radicalmente de opinión en apenas dos meses; o aprovechó el desconocimiento que se tenía de aquellas discusiones para ahora utilizar sus dotes de experta para reproducir los argumentos que el Ministerio de Salud y el intendente Marcelo Lara Gros dejaron entrever: Gentile era un teórico exquisito pero sin plena consciencia del abismo que existía entre sus lecturas y la vida real.
El documento
Lo indudable, en cambio, es que la nota que Rangeón suscribió estaba dirigida al ministro Oscar Villa Nougues e ingresó a la cartera el 24 de febrero pasado con el número de expediente 32135804. De entrada buscaban despegarse de las intervenciones ambientales -fumigaciones- que se realizaban en distintos departamentos -incluido Orán- por parte de la Dirección Nacional de Enfermedades transmitidas por Vectores. Según suponía Gentile, tales intervenciones eran a pedido de los intendentes. Sobre las mismas decía lo siguiente: “productos que pueden tener alto poder repelente, escaso volteo y efecto dispersor de mosquitos adultos potencialmente infectados”.
Ante ello, enfatizaba, que el personal a su cargo -incluida a la propia Rangeón- se veía en “la necesidad de deslindar responsabilidades por la repercusión epidemiológica, sanitaria y sociales que pudiera devengar de esta cuestionable intervención que no cuenta con respaldo científico (…) la propia Organización Panamericana de Salud, reconoce que las enfermedades transmitidas por mosquitos vectores, nunca lograron ser controladas mediante el uso de insecticidas”.
Las razones de Gentile son fáciles de exponer: los mosquitos desarrollan una creciente resistencia a los pesticidas utilizados y le recordaba a Villa Nougues que hasta el ministro de Salud de la nación, Jorge Lemus, se había referido al respecto: “Aunque se está trabajando fuertemente en la fumigación del mosquito Aedes Aegypti (…) los insectos ya son resistentes a los químicos, por lo que habría que hacer un cambio de sustancias”. (La Nación 7/2/16)
Digresión en inglés
A las declaraciones del ministro de Salud, Gentile adosaba razonamientos propios que eran hijos de lecturas especializadas. Es el caso de la revista inglesa The Lancet que en su versión en inglés, publicó el 10 de marzo en su sitio web (www.thelancet.com) el artículo “Aedes aegypti control in Brazil”, de particular relevancia para el caso salteño*.
Allí se repasa el caso brasilero del que dice lo siguiente: “La estrategia para eliminar al mosquito se basa en el uso de pesticidas que han sido aplicados desde el brote de dengue en 1986. Sin embargo, los resultados han sido muy decepcionantes. La incidencia de casos registrados de dengue han aumentado, y en 2015 hubo 1,6 millones de casos, con 863 muertes. Diferentes insecticidas (organofosfatos y piretroides) y larvicidas (organofosfatos y reguladores de crecimiento) han sido usados sucesivamente como resultado de una creciente resistencia del vector. La resistencia al insecticida es un ejemplo del cambio evolutivo, en el cual el insecticida actúa como un poderoso factor de selección que concentra mutaciones resistentes que estaban presentes en frecuencias bajas en la población original”.
No es lo único que dice la revista especializada. También se refleja allí uno de los argumentos que usó Gentile en su discusión con la provincia y la intendencia de Orán para evitar estas medidas: convencen a la sociedad de que las fumigaciones terminan de manera total con los problemas, permitiendo al gobierno ahorrar costos vinculados a un sostenido mejoramiento del ambiente. La publicación sajona lo dice así: “Confiar en una guerra química en contra del vector lleva a pacificar a la población con una falsa sensación de seguridad, mientras que un programa amplio para mejorar las condiciones sanitarias urbanas podría generar una movilización social y una corresponsabilidad de la población. Mejorar las condiciones sanitarias es una inversión a largo plazo en lo que hace a la salud de la población, mientras que el uso de pesticidas siempre deberá repetirse. La Asociación brasilera de salud colectiva llama a detener el uso de productos químicos para combatir el Aedes Aegypti (…) y a priorizar medidas sanitarias”.
Hay algo aun peor
Dejemos de lado el rodeo para retomar la nota del 24 de febrero suscripta por Gentile y por quien ahora lo reemplazó en el cargo. Allí los profesionales informaban que tras pruebas de campo realizadas en el año 2010 en General Ballivian, confirmaron que el mosquito resistía el DEPE -el insecticida con el que Marcelo Lara Gros riega aéreamente a la ciudad de Orán desde el domingo 17 de abril- con lo cual habían profundizado en el desarrollo de técnicas de biocontrol que incluían la participación de la Universidad Nacional de Salta.
Tras recordarle al ministro Villa Nougues que las autoridades municipales estaban al tanto del empleo de la nueva técnica, Gentile enfatizó que los resultados “habían sido muy alentadores en términos de reducción progresiva del impacto del dengue que, el año pasado [por el 2015] fue nulo (cero cao autóctono confirmado)”
Tras ello viene lo peor: la nota oficial que debió llegar a manos de Villa Nougues advierte que el uso de pesticidas tendría efectos neurotóxicos en los niños. El caso Brasil otra vez cobra relevancia. Resulta que hacia noviembre de 2015 hubo un fuerte incremento de casos de microcefalia en ese país. En un principio, el Ministerio de Salud brasileño lo asoció al virus Zika y por ello incrementaron de manera dramática las fumigaciones. Hoy, los médicos del mundo empiezan a sospechar que las microcefalias no eran producidas por el virus, sino por los pesticidas.
Cuarto Poder accedió al listado de esas publicaciones que también llegaron al ministerio de Salud. Imposible para estas líneas resumir esos artículos. Optamos entonces por mencionar los títulos de los que en la mayoría de los casos están en inglés: “Neurotóxicos medioambientales (I). Pesticidas: efectos adversos en el sistema nervioso fetal y posnatal”; “Developmental Neurotoxicity of Pyrethroid Insecticides: Critical Review and Future Research Needs”; “The in vitro genotoxic effects of a commercial formulation of alpha-cypermethrin in human peripheral blood lymphocytes”; “Impact of prenatal exposure to piperonyl butoxide and permethrin on 36-month neurodevelopment”; “Evaluación de genotoxicidad en linfocitos humanos expuestos a mezclas de biocidas mediante electroforesis en gel de células individuales”; “Urinary pyrethroid metabolites among pregnant women in an agricultural area of the Province of Jiangsu, China”; “Evaluation of pyrethroid exposures in pregnant women from 10 Caribbean countries”; “Exposure to pyrethroids insecticides and serum levels of thyroid-related measures in pregnant women”; “Prenatal pyrethroid insecticide exposure and thyroid hormone levels and birth sizes of neonates”; “Neurodevelopmental disorders and prenatal residential proximity to agricultural pesticides: the CHARGE study”; “Pyrethroids: exposure and health effects–an update”; “Pyrethroid insecticide exposure and cognitive developmental disabilities in children: The PELAGIE mother-child cohort”; “Developmental neurotoxic effects of two pesticides: Behavior and neuroprotein studies on endosulfan and cypermethrin”; “Association of pyrethroid pesticide exposure with attention-deficit/hyperactivity disorder in a nationally representative sample of U.S. children”.
La tragedia
Como en una buena tragedia griega, los distintos protagonistas de esta historia hicieron todo lo que no debían hacer para que la obra tuviera otro final: se enfrascaron en una discusión que atravesada por distintos intereses los divorciaba de las medidas de urgencia y de fondo que podían evitar la epidemia de hoy. Pero siendo ésta una historia salteña y no de la antigua Grecia, los que pagaron las consecuencias del mezquino desencuentro fueron los pobladores de Orán que pueden confirmar así que el mal proviene de la ignorancia de los Lara Gros, pero también de la buena voluntad y los buenos conocimientos del propio Gentile que al ser empleados sin clarividencia, también fueron responsables de haber ocasionado tantos desastres como la propia maldad.-