Auditar y anular toda deuda pública ilegítima

18/10/2016 | Revista Norte

deuda-ilegitima

Entrevista a Fathi Chamkhi

Anular toda la deuda ilegítima probada por la auditoría

Diputado del Frente Popular de Túnez, Fathi Chamkhi milita igualmente desde su fundación en RAID (Attac y CADTM en Túnez). Ha jugado un papel motor en la presentación, el 14 de junio, de la proposición de ley sobre la auditoría de la deuda pública.

¿Cuáles son los objetivos de la proposición de ley para una auditoría de la deuda pública?

Esta iniciativa forma parte de un programa más amplio que comprende igualmente la cuestión de la moratoria sobre el servicio de la deuda , así como la anulación soberana de toda deuda ilegítima que sea probada por la auditoría.


¿Cómo determinar el carácter ilegítimo de una deuda?

Se dispone de un cierto número de referencias y de experiencias internacionales sobre el tema. Tenemos en particular toda una batería de argumentos jurídicos, por ejemplo verificando si la reglamentación en vigor ha sido bien respetada, si el dinero ha sido afectado conforme a lo estipulado en el contrato, etc.

Voy a dar un ejemplo bien concreto que ha sido debatido en la comisión de finanzas de la Asamblea. Hace algunos días, se nos ha presentado un proyecto de ley sobre un préstamo del Banco Africano de Desarrollo (BAD). Su título indicaba que se trataba de un préstamo de 268 millones de euros que supuestamente iban a un programa de refuerzo del mercado financiero en Túnez. He intervenido para decir: “En primer lugar, la comisión no está al corriente de este programa. Y luego, en la exposición de motivos, decís que va a servir para absorber el déficit presupuestario. Mentís, hacéis cualquier cosa”. El ministro ha declarado entonces: “Somos un gobierno que dice la verdad, y efectivamente, el dinero será utilizado para absorber el déficit presupuestario”. Le he respondido:“Se trata de una superchería. ¿Qué va a decir el BAD?”. Me ha respondido: “¡Pero si el BAD está al corriente!”.

Este tipo de préstamo forma parte de los que declaramos ilegales. Imaginemos que el objeto de un préstamo sea la construcción de un hospital, de un pantano o de una escuela… ¡y que sea utilizado para comprar armas!.


¿Cuáles son las diferencias entre las prácticas del gobierno actual y las del régimen de Ben Alí?

Todo lo que era malo en tiempos de Ben Alí ha sido multiplicado por 2, 5 o 10. Es paradójico y da pena decirlo, pero es la verdad. Así, a la caída de Ben Alí en enero de 2011, la tasa de endeudamiento era del 40% del PIB . Ahora supera el 62%. Además, antes de 2011, Túnez se hundía en el endeudamiento y el carácter de la deuda era odioso, pero lo que conocemos ahora es peor: el saldo de la deuda se ha multiplicado por más de dos, pasando de 25 miles de millones de dinares en 2010 a 56,6 miles de millones.

Y lo mismo ocurre a todos los niveles. Si se toma el ejemplo de la corrupción, ésta existía bajo Ben Alí. Pero estaba circunscrita a algunas familias de su entorno. Hoy la corrupción existe en todas partes, con el desarrollo de verdaderos “señores de la guerra” que dirigen redes mafiosas, haciendo contrabando y corrompiendo a los aduaneros. Algunos se han apoderado de regiones enteras. Tienen sus propios diputados, a los que pagan.

El Estado tunecino está ahora cortado en pequeños trozos, dividido entre ciertos partidos políticos, en particular los islamistas o Nidaa, así como por redes criminales. Bajo Ben Ali, el Estado estaba unificado bajo una misma dirección política, la del dictador. Desde febrero de 2015, Ennahda participa en el gobierno al lado de Nidaa, y no hay ya un centro único del Estado. Una porción del Estado está con los islamistas, y a través de ellos es más o menos complaciente con los salafistas, incluso los yihadistas: cuando una operación es organizada contra una célula yihadista, ya ha ocurrido que ésta reciba desde el mismo aparato de Estado informaciones que le indican que se largue.


¿A qué es debida esta agravación de la deuda?

Túnez, como muchos países, utiliza de hecho dos monedas: la moneda local que es utilizada para los intercambios en el mercado interno, y las divisas para los intercambios con el exterior.

Estos treinta últimos años, se asiste al desarrollo espectacular de la esfera de la economía neocolonial. Ésta tiene necesidad de divisas, pues el dinar no es para ella más que una “moneda transitoria”. Lo esencial de la gran distribución está por ejemplo en manos de sociedades extranjeras como Carrefour, Géant, Bricorama, Ikea pronto, etc. Estas sociedades realizan su cifra de negocios en dinares y tienen permanentemente necesidad de divisas para convertir sus dinares. Esta economía neocolonial tiene por esta razón necesidad continua de divisas. Antes de 2011, este stock de divisas era alimentado por las exportaciones de fosfato, aceite de oliva, el turismo y el dinero enviado por los tunecinos que trabajaban en el extranjero. Hoy estos recursos han bajado considerablemente, y es la deuda quien los reemplaza. Su mantenimiento es indispensable para la prosecución del régimen actual.

Pero para permitir a Túnez aumentar considerablemente su nivel de endeudamiento, todos los nuevos préstamos han sido acompañados de plazos bastante largos: “os damos el dinero hoy, y pagareis en 5, 7, incluso 10 años”… Hemos llegado a la hora de la verdad: estos últimos años, en efecto, estábamos pagando las deudas dejadas por Ben Alí. A partir de 2017, entramos en la era del reembolso de las contratadas después de 2011.

Las cosas van por tanto a complicarse. Túnez conocerá en 2017 un primer impago de un empréstito hecho con Qatar. El gobierno tunecino ha dado a conocer su incapacidad para reembolsar este empréstito de mil millones de dólares. Finalmente los plazos han sido atrasados unos años. No se conocen los términos del acuerdo, pero es seguro que los qatarís han obtenido a cambio contrapartidas políticas.


¿Qué suerte correrá esta proposición de ley?

Las condiciones objetivas abogan a su favor: un tercio de los diputados ha firmado este texto. Pertenecen a todos los grupos políticos salvo Ennahda. Los islamistas, en efecto, están cogidos entre dos fuegos.

De una parte, intentan implantarse en una sociedad que les rechaza. En noviembre de 2011, un cierto número de tunecinos había votado por ellos en gran parte porque habían sido perseguidos por Ben Alí. Pero con el tiempo, han comprendido que se trataba de un cuerpo extraño a la sociedad tunecina, que profesaba una ideología peligrosa y que podían también ser corruptos. Además, la represión sufrida en Egipto por los islamistas desde julio de 2013 ha dado mucho miedo a Ennahda que teme un rechazo o incluso una política de exterminio en su contra.

De otra parte, los islamistas saben que los países occidentales no se fían mucho de ellos. Por esta razón, Ennahda quiere dar garantías firmes y sólidas diciendo a los países occidentales que se pueden fiar de ellos, que están a tope por las reestructuraciones neoliberales y que no les pondrán ninguna traba.

Es una posición política central de Ennahda. Si se les dejara, un cierto número de diputados de Ennahda firmaría la propuesta de ley. Pero ese partido está dotado de una verdadera dirección, al contrario que Nidaa en donde cada diputado hace lo que le viene en gana…

 

Entrevista realizada por Bertold du Ryon, Freddy Mathieu y Dominique Lerouge. Hebdo L’Anticapitaliste – 353 (06/10/2016)  Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

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