Dos de cada tres trabajadores no registrados tienen sueldo menor al Mínimo Vital y Móvil

10/07/2018 | Revista Norte

Entrevista a Luis Campos, Coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma. Habló en “Llevalo Puesto” (FM La Tribu) sobre la posible convocatoria del Gobierno nacional al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para negociar el porcentaje de aumento de este índice para el año entrante y cómo ha sido su evolución en el último tiempo.

– El 1 de julio se hizo efectiva la última cuota de aumento del salario mínimo, vital y móvil que se había negociado el año pasado ¿Qué implicancias tiene esto?

– A partir de ese momento el Salario Mínimo, Vital y Móvil es de 10 mil pesos. Significa que seguramente en los próximos días vamos a volver a escuchar del salario mínimo porque hace como unos diez años más o menos, hay instalada una cierta dinámica en la cual primero se negocia la gran mayoría de las paritarias y luego se negocia el incremento del salario mínimo que acompaña en términos generales el porcentaje de aumento.

Este salario es un derecho reconocido en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y que luego en el artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo, se especifica qué es lo que tiene que cubrir. La ley dice qué es lo que debe percibir todo trabajador sin carga de familia, que le permita cubrir sus necesidades en materia de alimentación adecuada, vestimenta adecuada, previsión, vivienda, educación, salud, transporte y vacaciones.

– ¿Quién determina cuál es el monto del Salario Mínimo, Vital y Móvil?

– En realidad no hay ninguna pauta objetiva sino que es parte de un acuerdo entre empleadores y trabajadores que se reúnen en el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil. Este Consejo tiene 32 miembros, 16 designados por las cámaras empresarias como la Unión Industrial Argentina, la Cámara de Comercio, la Cámara de la Construcción, distintas cámaras patronales, y 16 representantes de los trabajadores, 14 elegidos por la CGT, 1 por la CTA de los Trabajadores y 1 por la CTA Autónoma y un presidente que es el ministro de Trabajo, en este caso, Jorge Triaca.

No existe un procedimiento preestablecido, pero hace unos 10 años se instaló una dinámica en la que todos los años más o menos a esta altura el Gobierno nacional los convoca y determinan cuál va a ser el Salario Mínimo, Vital y Móvil para el año entrante.

– ¿A quiénes alcanza, a quiénes cubre y qué efectos tiene?

– Recordemos que la mayoría de los trabajadores registrados tiene la cobertura de los convenios colectivos de trabajo, las escalas salariales de los acuerdos que negocian los sindicatos que suelen estar por encima de este salario mínimo, vital y móvil. Para los trabajadores que tienen la cobertura de un convenio colectivo de trabajo, el salario mínimo, vital y móvil no tiene ningún efecto directo, puede que lo tenga indirecto.

Para trabajadores que no tienen la cobertura de un convenio colectivo de trabajo por estar fuera o en algunas actividades que no tienen algún convenio que se les aplique, en esos casos el Salario Mínimo, Vital y Móvil tiene un efecto directo. Es decir, para esos trabajadores a partir del 1 de julio pasado su salario no puede ser inferior a estos 10 mil pesos. Si le pagan menos, automáticamente pueden demandar que se cubran las diferencias.

Hay muchos trabajadores que no tienen la cobertura de un convenio colectivo pero tampoco están registrados. Son del sector informal comunmente conocidos como “en negro” y que perciben sumas inferiores al salario mínimo.

Este es uno de los problemas que tienen el mercado de trabajo en Argentina, donde una gran cantidad de trabajadores, el 34%, no están registrados. Y dos de cada tres trabajadores no registrados tienen salarios inferiores al salario mínimo, vital y móvil, según los datos que publica el INDEC. Ahí hay un problema de falta de cumplimiento de la normativa no sólo en materia de registro laboral sino también en materia de condiciones de trabajo ligadas al salario.

– ¿Cuál es el efecto indirecto que puede tener?

– Esto está bastante discutido en gran parte de los mercados de trabajo occidentales y crecientemente a nivel global. Para el sector más liberal y ortodoxo el salario salario mínimo, vital y móvil no tendría que existir porque impide que los trabajadores negocien por debajo de un determinado monto. Cada uno tienen que ir al mercado a negociar lo que pueda y si hay muchos desocupados eso es porque los salarios son muy altos. Si los salarios bajasen los empleadores ofrecerían trabajo para todos a un precio que pueden pagar. El salario mínimo le pondría una traba a eso.

El Salario Mínimo pone un límite y al mismo tiempo, esto es algo que sucedió los primeros años del kirchnerismo, el salario mínimo subiendo crecientemente por encima del resto de los salarios, tenía un efecto empuje. Si crece mucho empuja no sólo a los trabajadores que no tienen la cobertura de un convenio colectivo sino también a los que sí lo tienen. Porque si mi salario de convenio es de 12 mil pesos y el salario mínimo empieza a estar muy cerquita eso me genera un cierto incentivo a negociar más. Este efecto empuje se vio bastante claro entre los años 2004 y 2007 pero puede recaer en el opuesto, que es que el salario mínimo quede muy bajo.

Esto genera un efecto ancla que es lo que pasó en los años ’90. Existía el Salario Mínimo, Vital y Móvil y estuvo congelado durante una década. Esto hacía entre otras cosas que las negociaciones sectoriales tendieran a no irse muy por arriba de ese ancla.

Luego del 2007 el efecto empuje entró en un periodo de relativo estancamiento, subía en la misma proporción que subían los salarios del conjunto de los trabajadores, esto fue así hasta el año 2012 aproximadamente. A partir de allí el salario mínimo, vital y móvil empezó a ser usado por el Ministerio de Trabajo como una herramienta de contención salarial. Negociaban y cuando no se llegaba a un acuerdo imponían por decreto porcentajes de incremento por debajo de la inflación. Esto provocó que desde el 2012 a esta parte el salario mínimo empezara a caer en términos reales, a valer cada vez menos. Y se profundizó con el cambio de gobierno, entre el 2017 y el 2018 perdió un 6% en términos reales, una caída muy fuerte. Y si vamos al máximo que se había registrado en el 2012 la caída del salario mínimo, vital y móvil fue del 17%.

– ¿Qué significa una caída de estas características?

– Significa que perdió casi un quinto de su valor. Si antes el salario mínimo, vital y móvil te servia para 12 meses ahora te sirve aproximadamente para 10. Al día de hoy, recordemos que la mayoría de las paritarias ya se negociaron, hay algunas que no. El Salario Mínimo, Vital y Móvil no cubre a los trabajadores del sector público, esto es una deficiencia de la ley, salvo a los del sector público nacional. No cubre a los provinciales, municipales, hay muchos trabajadores que cobran por debajo.

Pero lo cierto es que en este momento donde el Gobierno nacional intenta encausar de alguna manera la pauta salarial, es muy factible que se produzca la convocatoria al Consejo del salario mínimo, vital y móvil en las próximas semanas porque está apostando a que no se vaya la discusión mucho más allá del 25% que negoció Hugo Moyano para el Sindicato de Camioneros. En ese sentido es muy factible que utilicen el Consejo para instalar que ese 25% es el número. Un porcentaje que va a seguir profundizando la caída del salario real porque si la inflación esperada por el gobierno para este año es del 27% e incluso podría llegar hasta el 32%, aumentar el salario mínimo, vital y móvil al 25% implica seguir profundizando el deterioro que se inicio en el 2012 y se profundizó significativamente a partir del 2015.-

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