Desobediencia civil, movilizaciones y saqueos frente al aumento de combustibles en Mejico

11/01/2017 | Revista Norte

gasolinazo

El «Gasolinazo» en México: La entrega de la soberanía al mercado

Enrique Peña Nieto entra en su ultimo año de gestión en una de las crisis económicas, políticas y sociales más grandes de los últimos 20 años. La desobediencia civil, movilizaciones y los saqueos en distintas ciudades de México es la respuesta del pueblo frente al aumento de combustibles y un modelo político y económico que se desmorona frente a las necesidades de las grandes mayorías y se pone al servicio del capital internacional.

Ciudadanos y ciudadanas comunes, campesinos, transportistas, concesionarios de servicio de transporte público, habitantes de diversas colonias a lo largo de la República Mexicana, líderes políticos y representantes de partidos políticos se movilizan para protestar en contra de lo que consideran un abuso por parte de las autoridades federales y para exigir se dé marcha atrás al llamado “Gasolinazo”.

Desde principio de año, en más de 30 ciudades la ciudadanía se encuentra en las calles (Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán, y Zacatecas) para protestar en contra del “Gasolinazo”.

El “Gasolinazo”

La venta de combustibles en México genera ganancias de más 65 mil millones de dólares anuales.

No es sólo un aumento de los combustibles sino la liberación del precio, la producción y distribución de los mismos. La pretensión es que para enero del 2018 los precios del combustible sean fijados por el propio mercado. El plan del Gobierno establece un precio durante el mes de enero fijado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y durante el mes de febrero los precios serán fijados por el mercado y establecidos por cuatro variables.

1.- El precio Internacional del Petróleo; 2.- Trasporte y almacenamiento que dependerá de la distancias entre la comercialización y puerto o refinería y se le sumará el costo de la refinación del mismo. 3.- PEMEX realizará una liberación de los precios escalonada pero las otras empresas que ofrezcan sus servicios podrán liberar sus precios en forma independiente. 4.- EL Gobierno aplicará un impuesto por litro de combustible vendido que será medido según la fluctuación del peso Mexicano y el dólar EE.UU.

Durante el 2016 el Peso mexicano devaluó un 16,12 %. Si bien México es el décimo país de mayor producción de petróleo en el mundo, seis de cada diez litros consumidos en México son importados; diariamente se importan 400 mil barriles y su mayor proveedor es EE.UU.

En México el petróleo crudo pesado es extraído por los más de 5.682 pozos activos y 193 plataformas marinas que producen diariamente unos 2,25 millones de barriles diarios (promedio anual 2016); sin embargo ese petróleo pesado debe ser transportado a EE.UU para su refinamiento ya que México no posee plantas procesadoras. Una vez refinado el combustible es comprado por el Estado mexicano.

En el 2015 con la reformas de Peña Nieto en energía dio lugar a inversiones “público-privadas”, las franquicias de PEMEX que se encuentran en EE.UU y que son regentadas y administradas por privados venden esa gasolina en EE.UU a mitad del precio del que es ofrecido a México.

México es un país cuya población ha sido violada durante siglos por gobiernos corruptos y autoritarios; es un país que ha sufrido conflictos domésticos y regionales que han llevado a intervenciones extranjeras que respaldan los intereses de negocios extractivos. El Gobierno Federal pretende justificar su intervención en el mercado con el argumento de la seguridad energética, pero en el fondo está la voluntad y la prisa de acelerar las actividades, las operaciones y el crecimiento de la infraestructura privada, utilizando los recursos y la deuda pública como vehículo.

Desde el principio de la aún inacabada transición democrática y desde la apertura económica al comercio internacional a principios de los noventa, México logró atraer billones de dólares al año en inversión extranjera directa. Sin embargo, mucho de este dinero ha sido canalizado hacia sectores no competitivos que están en las manos de cortesanos estatales disfrazados de emprendedores privados quienes, a lo largo de los últimos 25 años, han creado oligopolios a partir de la privatización de activos estatales.

El Gobierno de Peña Nieto, como gobiernos anteriores, fue convirtiendo a México en el patio trasero de EE.UU. La desnacionalización de sectores estratégicos de la economía exponen a la vulnerabilidad nacional ante las presiones imperiales; aísla a México de alianzas regionales y crea una clase política colaboracionista cuya lealtad es hacia las corporaciones multinacionales y no hacia el pueblo mexicano.-

 

ACTA

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