Los trabajadores que utilizan de forma constante vehículos o maquinarias eléctricas reciben vibraciones que pueden generarles distintas afecciones en la zona lumbar o bien en manos, brazos y hombros. ¿Cuáles son los mecanismos de control para evitar estas dolencias?
Por Alexis Zapata (INTI)
Los riesgos propios a las vibraciones mecánicas tienen una importancia capital en el ámbito de la prevención de riesgos laborales. Las lesiones pueden producirse a partir del trabajo en vehículos y máquinas autopropulsadas como camiones, colecivos, tractores y grúas; o bien a partir del manejo de herramientas manuales, eléctricas y neumáticas. Los técnicos del Laboratorio de Vibraciones del INTI son los encargados de determinar los niveles de oscilaciones que reciben los operarios en sus puestos de trabajo a través de ensayos y recomendaciones de medidas a adoptar al respecto.
Cuando las vibraciones no puedan disminuirse, deberá regularse el tiempo de exposición teniendo como parámetro los niveles permitidos, vigentes en la resolución 295/2003 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. “El INTI realiza los ensayos y propone –a través de informes– el máximo de horas diarias a las que puede estar expuesto un trabajador, ya sea sobre un vehículo o utilizando algún tipo de herramienta. Lo más rápido es establecer un sistema de rotación de tareas para evitar lesiones”, argumenta la física Lucía Barceló, miembro del Laboratorio y del Centro INTI-Física.
¿Qué producen las vibraciones?
Cuando los operarios trabajan sentados –conduciendo vehículos pesados u operando grúas– reciben las vibraciones a través del asiento. Con el tiempo, este tipo de oscilaciones puede producir daños en la parte lumbar de la columna vertebral, calcificar los discos intervertebrales y también generar dolencias en el abdomen. En estos casos, el nivel dependerá fundamentalmente del tipo de suelo sobre el cual se traslada el vehículo, por eso la conducción de tractores agrícolas representa una de las tareas más riesgosas al momento de hablar de vibraciones.
En el caso de las herramientas manuales, las extremidades superiores –manos, brazos y hombros– son las partes del cuerpo que reciben directamente las vibraciones. Por ejemplo, las sierras mecánicas o martillos neumáticos de baja frecuencia producen desplazamientos vibratorios importantes, donde las manos se someten a oscilaciones significativas. Este tipo de movimientos genera lesiones en las articulaciones y además pueden aparecer dolencias óseas.
Cuando se manejan herramientas más livianas, como barrenos o sierras eléctricas, el desplazamiento vibratorio que sufren las extremidades es menor. Se producen muchas oscilaciones por segundo pero el movimiento es casi imperceptible. Ese tipo de vibraciones ocasiona trastornos vasculares-simpáticos –conocido como síndrome de Raynaud– que provoca calambres y pérdida de sensibilidad en las manos. Esta fue la primera enfermedad profesional relacionada con las vibraciones, que afecta directamente los nervios y la circulación sanguínea de las extremidades. Los mineros y leñadores fueron quienes comenzaron a manifestar estos síntomas.
¿Cómo se detectan?
Para realizar las mediciones de cuerpo entero, los técnicos del INTI colocan una almohadilla que contiene un acelerómetro en el asiento del conductor, mientras que para verificar las oscilaciones que sufren las extremidades se utilizan guantes con sensores. En ambos casos, las señales de las vibraciones son redireccionadas a equipos para luego ser analizadas.
El estudio de las vibraciones aplicadas en el ámbito laboral comenzó a desarrollarse en el INTI en 1987 a pedido del área Salud del Ministerio de Trabajo. Los sensores que se utilizan para medir son calibrados por los técnicos del Instituto.
Obrero operando una excavadora en el asfalto
Afecciones frecuentes en manos brazos y hombros
– Cuando la frecuencia es menor a 40 Hz (movimientos de 1 cm/s) puede provocar lesiones osteoarticulares en un período de 2 a 10 años de exposición.
– Las frecuencias que varían entre 40 Hz y 300 Hz (movimientos de 1 mm/s) pueden producir trastornos vasculares-simpáticos en los dedos (Síndrome de Raynaud) en un período de 5 a 10 años de exposición.
– En el caso de las frecuencias mayores a 300 Hz (movimientos de 0,01 mm/s) –provocado por la utilización de herramientas eléctricas livianas de gran velocidad– puede generar trastornos persistentes en manos, antebrazos, brazos y hombros con tan sólo semanas de exposición.-