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El video que protagonizó el precandidato a Intendente de la Capital, Walter Wayar, es el más acabado reflejo de lo que está ocurriendo con la clase política: ausencia total de ideas, desaparición de plataformas políticas, ningún proyecto para la Ciudad –ni para la Provincia-, ni siquiera decoro personal.
Los candidatos se pasan de partidos sin pudor alguno y se abrazan como grandes amigos con quien era un legendario enemigo. Los candidatos suben y bajan con total desprecio del ciudadano que tiene que elegir, sólo importa el interés personal. La “causa” por la que se militaba ya no existe más.
El juramento de “Respetar y hacer respetar la Constitución” es una fórmula nada más, porque si el gobernante, como en el caso del Gobernador, Juan Manuel Urtubey, debe violarla, lo hará sin ningún problema. Luego, cuando se ha llegado a ese punto, nada le queda a la República.
El caso de Walter Wayar es ejemplo de la decadencia terminal de una clase dirigente que lo ha perdido todo, incluso hasta la dignidad personal.-
El Diario de Salta