CLAUDIO LOZANO
El economista aseguró que la emisión de los Bonar 2024 son un nuevo capítulo en un ciclo de «endeudamiento perpetuo» que se acentuó desde la asunción de Cambiemos.
Como parte de la deuda anunciada, el Gobierno comenzó a activar hoy el primer tramo del financiamiento acordado con el Ministerio de Finanzas a comienzo de año con un grupo de bancos por un total de US$ 6.000 millones. En números, hablamos de US$ 1.500 millones, cuya garantía es la emisión de los nuevos bonos Bonar 2024.
Los nombres de este grupo de bancos son conocidos y previsibles: Santander Río, BBVA Francés, Citi, HSBC, JP Morgan y Deutsche Bank. A ellos se sumó ahora Nomura Securities International. Más o menos los mismos que se convocó a colocar los bonos de deuda a cien años emitidos por el Estado argentino recientemente, en medio de un escándalo que le valió al ministro de Finanzas, Luis Caputo, una imputación por presunta administración fraudulenta.
Este primer tramo que responde al programa de financiamiento que se aprueba cada año en el presupuesto, se da en el marco de una escalada de toma de deuda sin precedentes, denunciada esta semana por el Ipypp, instituto que coordina el economista y precandidato a diputado por Convocatoria Abierta por Buenos Aires. En diálogo con Canal Abierto, el especialista aseguró que esto “no reduce el endeudamiento argentino: o lo mantiene o lo incrementa”.
-¿Cómo debemos leer esta nueva emisión de bonos publicada en el Boletín Oficial?
A diferencia de lo que pasó en el bono a cien años, este endeudamiento estaba previsto en el Presupuesto. Se trata de una operación más de un proceso de endeudamiento monumental que ha puesto en marcha el gobierno de Mauricio Macri desde que asumió. En el curso de estos 18 meses se ha endeudado 80 mil millones de dólares, es decir a razón de 142 millones de dólares diarios.
-Suena impagable…
La deuda, por las características que tiene desde su origen, no tiene solución financiera. La única deuda que se puede resolver financieramente es aquella que es tomada con un destino específico, entre otras cosas para ampliar tu capacidad de pago. Es decir: tomo una deuda, invierto, amplío mi capacidad económica y con eso pago la deuda que tomé.
La deuda argentina es un caso de deuda ilegítima, fraudulenta, que fue tomada en la etapa de la dictadura por capitales privados que la usaron para especular financieramente y luego se la transfirieron al Estado. El Estado nunca invirtió ni amplió capacidad económica alguna con esa deuda, y además todo esto convivió con el proceso de desarticulación y debilitamiento de la capacidad productiva del país. Por lo tanto, cuando el Estado tuvo que empezar a pagar no tenía con qué, y la forma de resolución de una deuda de esas características se resolvió tomando más deuda. Por eso es necesario investigarla, ver qué acreedores son legítimos y cuáles no, porque de lo contrario seguimos en este sistema del endeudamiento perpetuo. Eso significa que tomamos deuda nueva para cancelar intereses o amortizaciones o ambas cosas de una deuda vieja.
-Que los bancos de este acuerdo sean los mismos que colocarán los bonos a cien años, ¿es casualidad?
Ahí hay es una jugarreta complicada. Nosotros tenemos un banco que debería ser el agente financiero de la Nación, que debería intervenir en estas operaciones y su intervención debería implicarnos un bajo costo, que es el Banco Nación. En lugar de esto, se lo reemplaza por una serie de bancos extranjeros que, sin licitación, participan de estas operaciones. Los bancos que intervienen están digitados desde el propio Ministerio, lo que no se puede analizar disociado de que quien es ministro de Finanzas (Caputo) tiene jugosos vínculos con el Deutsche Bank y con la banca extranjera en general. Lo cierto es que estas operaciones donde estos bancos son colocadores significan comisiones importantes para esos bancos que termina pagando la Argentina. Podrían ser comisiones muchísimo más bajas si interviniera el Banco Nación o si se licitara para ver qué banco ofrece la mejor opción.
Esto es lo mismo que pasó con el bono a cien años que, como no estaba autorizado por el Congreso. Como el Congreso es el único que puede autorizar al Gobierno a endeudarse, en la práctica esta deuda es inconstitucional y legalmente nula.
-¿Y cómo impacta este endeudamiento en la cotidianeidad de los argentinos? ¿El desempleo o la inflación están relacionados con esto?
En tanto la deuda es pública y la paga el Estado con sus recursos, al aumentar la deuda también aumentan los intereses de deuda que forman parte del gasto público. Hoy un 20% de la administración central del gasto se utiliza para pagar intereses de deuda. Y esa proporción va en aumento. Hoy por hoy, de cada 100 pesos de recaudación del Estado argentino, 48 pesos están comprometidos en pago de intereses y capital de deuda.
-Pero cuando el Gobierno habla de reducir el gasto nunca habla de esta parte del gasto…
Para nada. Esto es lo que se mantiene inalterado mientras van por otros componentes vinculados a salarios, jubilaciones, gasto social, infraestructura, inversión, salud, educación, etcétera. Ahí es donde impacta en el los otros índices de la economía.
Por otro lado, si lo bonos otorgan rentas financieras importantes, esto desalienta la inversión productiva. Cuanto más señales dé el Estado argentino -ya sea vía de su política económica, monetaria, o de endeudamiento- de que se pueden hacer rentas financieras importantísimas en menor plazo, la tendencia a una inversión productiva de largo aliento es menor. De hecho, ya es así: las inversiones extranjeras cayeron a la mitad en 2016 respecto al 2015, y las inversiones financieras se incrementaron de manera monumental, hubo US$ 45.400 millones de dólares de inversión financiera. Si desalentás la inversión productiva, no podés decir que estás generando empleo.-
Canal Abierto