IMPENSADA RENUNCIA Y SORPRESIVA AUSENCIA
La renuncia del Obispo de la Diócesis de Orán, Gustavo Zanchetta, y su impacto en la vida política y social tras una gestión influyente e influída de poder.
Por Nolberto Guerra / Revista Norte
Luego del comunicado de prensa del Prelado informando de su renuncia, fue imposible determinar su paradero. Mar de conjeturas inunda Orán.
En casi todo conflicto que incomodaba al Intendente oranense, intervenía como «mediador» el Obispo.
Razones de salud invocó Monseñor Gustavo Zanchetta ante el Papa Francisco en oportunidad de presentarle su renuncia al Obispado de Orán, en la propia sede del Vaticano. De inmediato regresó a nuestro País donde elaboró la notificación a su feligresía y aprovechó para agradecer las adhesiones y colaboraciones recibidas, informando a su vez que su delicado estado de salud requería urgente tratamiento fuera de esta Provincia.
Este fue el último «contacto» del Obispo en su Diócesis. A partir de allí, fueron infructuosos los intentos por determinar dónde se encontraba Zanchetta y cómo estaba de salud. Misterio total. Solo se había anunciado que seguiría en funciones hasta tanto desde el Vaticano designaran su reemplazante, lo que llevaría determinado tiempo. Se espera que desde el Obispado clarifiquen esta situación, preocupante para algunos y llamativa para otros.
Ante el desconocimiento del real paradero de Monseñor Zanchetta, indiscutida autoridad clerical, y el silencio de la Diócesis, comenzaron a tejerse las más inverosímiles conjeturas. Solo la necesaria información de la curia cerrará esta enojosa cantera.
LA IDA DEL OBISPO COMPLICA A MARCELO LARA GROS
Desde su arribo a San Ramón de la Nueva Orán el Obispo Gustavo Zanchetta siempre se mostró próximo a los poderes de gobierno, sean ejecutivos, legislativos, judiciales; como así también de entidades sociales.
De ellos, quién más lucró con la influencia del Prelado fue el propio Intendente Municipal Marcelo Lara Gros. Ultimamente no había conflicto enojoso para el jefe comunal en que no interviniera como salvavidas el propio Monseñor. Lara recurría inexorablemente a sus oficios e influencia para que lo auxiliara. Mientras el Intendente mostraba desmanejo e impotencia ante cualquier situación que interesara a la sociedad, Zanchetta tomaba como propia la necesidad de acabar con los reclamos cuya solución correspondía al municipio oranense.
El Obispo hasta enfrentaba situaciones poco propicias a su ministerio en aras de auxiliar a su superado amigo Intendente.
Frescos están en la memoria de la población norteña las decisivas intervenciones de Zanchetta ante el conflicto Tabacal vs Sindicato Azucarero, y el último conflicto con los llamados bagayeros.
Sobre el primero los trabajadores azucareros endilgaban a Zanchetta inocultables preferencias patronales.
Sobre el tema bagayeros, no solo gestiones telefónicas realizó el Obispo ante autoridades nacionales sino que hasta encabezó una delegación acompañando a los Intendentes Lara Gros, de San Ramón de al Nueva Orán, y Ruben Oliva, de Agua Blanca, para tratar de encontrar una solución en la propia Casa Rosada a esa conflictiva demanda que puso en vilo la paz social de toda la comunidad norteña.
Es más, el propio Obispo recibió duros cuestionamientos de los llamados trabajadores de fronteras porque no logró que se permitiera concurrir también en la delegación a representantes de bagayeros ante el Gobierno Nacional.
Magros fueron sus resultados. Ni el propio Gobierno Provincial, que debería haber sido el más preocupado en terminar con el conflicto que amenazaba la paz social, tomó tanto protagonismo como Zanchetta. Fueron recibidos en la Rosada pero hasta hoy ni el Gobierno Nacional, menos el Provincial y el Municipal, encontraron la fórmula para liquidar esta cuestión. Hasta de mentirosas fueron catalogadas las promesas oficiales, ya que no abordaban soluciones de fondo. Puro cacareo, dicen.
Mucho de su prestigio arriesgó Zanchetta, pués no desconocía que había emprendido peticiones en favor de una actividad con la que se violaba la ley. De aquí que los más llegados al Obispo mostraban su enojo hacia el Intendente Lara porque entendían que debía ser el propio Intendente, abogado él, quién pusiera el tino requerido y buscara las soluciones más adecuadas. Al contrario, entendían que Lara Gros, quien por mucho tiempo había justificado y alentado este estado de cosas para granjearse la simpatía de los bagayeros, se aprovechaba de las influencias del Obispo Zanchetta para ocultar su ineficacia, y también las de los gobiernos provincial y nacional. Monseñor se justificaba aduciendo que siempre debía estar al servicio del más humilde y del más desamparado.
La repentina renuncia al cargo de Obispo de la Diócesis de Orán, que importa un extenso territorio, deja al Intendente Lara Gros en una preocupante y lacerante orfandad. Más allá del afecto mutuo, el Jefe comunal pierde un valiosísimo aliado, siempre dispuesto a socorrerlo en sus peores momentos; como cuando autorizó que una monja asuma una Secretaría del municipio para darle `mejor imágen´ frente a tantas `acusaciones´ de corrupción; o cuando el mismo Monseñor organizó una procesión y convocó a través de una carta a su Diócesis para «una manifestación de fe y oración» contra el mosquito del dengue en un año más de epidemia que se cobraba vidas por las impericias de gobierno.
No está pasando Lara Gros por su mejor momento, y hoy se ve privado de su mejor consejero y colaborador. El más incondicional, diríamos.-
REVISTA NORTE
One Response to La renuncia de Zanchetta y la preocupante orfandad del intendente Lara Gros