Salta. Urtubey y su estrategia de poder ante la realidad adversa

Algo no puede soslayar Urtubey, menos ignorar en esta provincia: el alto rechazo que siente por este agotado funcionario la mayoría del electorado salteño.

La imagen negativa del gobernador, ahora lanzado a candidato a presidente de la Nación, roza el 70% según informan diversas encuestadoras. Desde las mas conocidas y hasta las  pagadas por su propio gobierno, muestran que Urtubey es un candidato chato con mayor imagen negativa que positiva, de los peronistas es el que menos intencion de votos tiene, no suma más votantes que el candidato del Frente de Izquierda que se mantiene al rededor de los 4 puntos. y es el único que no le ganaría a Macri en un balotage.

No obstante ello, el salteño catalogado como  ególatra empedernido, destina millonarios fondos al sostenimiento de su carrera política para presidente o acompañante. Intenta en todos los medios de prensa subir su imagen y hasta paga «protección periodística para que no se hable mal de él ni de su gestión», según confesiones en los círculos que le responden con agrado o no,  estrategia por la cual se siente tranquilo en cada exposición mediática y ante cada noticia que sacude a la opinión pública.

Así, Juan Manuel Urtubey privilegia sus desenfrenadas pretensiones nacionales aun a costa de condenar a los mas pobres al permanente recorte de asistencia pública. El costo en dólares de sus  horas de vuelos que lo mantienen alejado del lugar de sus obligaciones, suman valores que escandalizan al mas botarate. Su permanente búsqueda de marquesinas lo llevan a participar en los programas mas insólitos e insulsos de la televisión nacional donde muchas veces ronda el ridículo. Hasta de payasesco «cocinero» se prestó para Tinelli. Y se sabe que la publicidad en esos programas se pagan tan caros como decenas de miles de pesos por segundo.

La tan precaria administración en los 11 años al frente de la provincia no pueden servirle para demostrar gestión. A nivel electoral tampoco puede presumir de mucho. Urtubey, por peso propio, jamás ganó una elección en Salta Capital. Y en el resto de la provincia siempre lo sostuvieron los intendentes y/o sus adherentes presupuestarios, solo a base de disciplinamiento económico. «La presión y compra de voluntades son moneda corriente en el urtubeycismo», confiesan en los distritos municipales.

Ahora debe enfrentar una interna en el PJ salteño. Y no puede arriesgar sufrir una dura derrota en sus propias filas. Por eso, sin rubor, encarajinan las posibilidades de participación. Mas aún, nada les importa a Juan Urtubey y a su estratega partidario, Manuel Santiago Godoy, aplicar practicas corporativas y excluyentes. No les importa no concretar las elecciones internas. Solo buscan eternizarse en la conducción. Se juegan sus supervivencias políticas. En 11 años manejaron no solo el poder de decisión sino también millonarios fondos cuyos destinos jamás permitieron que se conozcan. Juan, en su torpeza, desmanejo, impericia e inutilidad, no tuvo la habilidad de generar un sucesor de su misma sangre. Manuel Godoy, en cambio, aprovecha su caja para eternizarse y eternizar a su vástago a quien seguramente, otra vez,  hará encabezar en el 2019 la lista de Diputados por el PJ. Para eso también necesitan seguir al frente del peronismo. Aunque procedan como las palomas ante los peronistas.-