Analiza la situación salarial de los trabajadores de ese organismo, los datos de pobreza e índices de precios.
De Pobreza Cero a Pobreza Record
El pasado jueves 28 de marzo de 2019, en vísperas de la publicación conocer el dato oficial de pobreza del segundo semestre de 2018, lxs trabajadorxs del Instituto y la Junta Interna de ATE INDEC volvimos a salir a la calle para repudiar la política de ajuste y exclusión del Gobierno, acordada con el FMI y llevada a cabo también por lxs gobernadorxs provincialxs.
Lxs trabajadorxs pobres del INDEC
En esa oportunidad, dimos a conocer una serie de datos sobre las condiciones de lxs trabajadorxs del INDEC. A partir de esta realidad, queríamos hacer algunas observaciones sobre los números que, con nuestro trabajo, publica el INDEC.
A modo de “promedio” se exhibe la grilla salarial del Personal Transitorio y del art. 9º Ley Marco (Res. 48) con título terciario. En amarillo están resaltados los salarios que no llegan a cubrir la Canasta Básica Total a febrero 2019 ($ 27.570,43)
Escala personal bajo régimen del art. 9º Ley Marco (Res. 48) y Personal Transitorio
Más importante que el dato en sí mismo es su evolución: nos encontramos con que a fines de 2018 tenemos una tasa de pobreza 6,3 puntos mayor a de fines de 2017, lo que implica que casi tres millones de argentinos pasaron a ser pobres, en solo un año. Para encontrar una suba mayor debemos remontarnos ni más ni menos que a la crisis de 2001-2002.
(v/ https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_02_18.pdf )
Extrapolando los datos a todo el país, esto significa que unos 14,3 millones de los 45 millones argentinos son pobres, es decir, contando todos los ingresos del hogar (trabajo, jubilaciones, asignaciones), no llegan a juntar para una canasta muy básica, cuyo precio actual para una familia tipo en el Gran Buenos Aires es hoy de unos $28.000. A su vez, casi tres millones de personas son indigentes (6,7%).
Este gobierno prometió en campaña “Pobreza Cero”, pero apenas asumido reconoció que se trataba de “un deseo” y cínicamente pidió que lo juzguen por lo que pasaba con la pobreza. Ahora dicen: “Vamos a tener la misma pobreza que cuando asumimos, pero distinta, porque tenemos una economía lista para crecer y hemos atacado la pobreza estructural”. (Macri, 17/3/2019, entrevista con Majul)
Si bien el INDEC no cuenta con un indicador continuo de pobreza estructural, se pueden comparar datos de la Encuesta Permanente de Hogares con indicadores sobre distintos temas “estructurales” de condiciones de vida, como vivienda, acceso a servicios, salud y educación.
¿Qué nos encontramos cuando miramos esos datos? Casi nada. Los “avances” que se ven entre 2016 y 2018, son ínfimos, en muy pocos casos las diferencias son significativas. No se observa ningún “salto cualitativo” que amerite que el Presidente diga que estamos “mejorando en lo estructural”. El porcentaje de población que vive sin saneamiento adecuado, sin agua corriente, en viviendas deficitarias a fines de 2018 era muy parecido a lo que había en 2016, y las pocas mejoras no son novedad, sino que continúan tendencias previas.
Por ejemplo, en 2016 el hacinamiento era de 5,3% y en 2018 de 4,5%, pero venía en descenso: en 2006 (con la EPH antes de la intervención), era de 8,5%. La población que no tiene acceso al agua corriente, a las cloacas o al gas de red a fines de 2018 era de 50,1%, apenas unas imperceptibles décimas menos que en 2016, cuando era 50,6% (en 2006 era 54,3%).
Claro que necesitamos agua corriente, cloacas, gas, electricidad y vivienda dignas para todos en forma urgente, no a este ritmo imperceptible. Pero no nos vengan a decir que si queremos eso tenemos que resignar nuestros empleos y nuestros salarios.
Paradójicamente, uno de los cambios más fuertes es negativo, y se da en el acceso a la vivienda propia: la población dueña de su casa bajó de 69,0% en 2016 a 66,8% en 2018: otra muestra más de las promesas incumplidas. ¿Dónde quedó el millón de créditos hipotecarios?
Lamentablemente, es muy probable que, cuando en septiembre el INDEC publique el dato correspondiente al primer semestre de 2019, la tasa de pobreza sea incluso mayor que la que se dio a conocer días atrás. Esto debido a la inflación y el ajuste que no cesan, sumado a que los salarios son cada vez son más magros.
Si para el gobierno, haber dolarizado y multiplicado las ganancias de las empresas de servicios públicos (privatizados por Menem y que ningún gobierno devolvió a manos del Estado), haber liberado el dólar y los movimientos financieros para desatar el festín de la fuga de capitales de sus socios, habernos endeudado a niveles similares a la explosión de la Convertibilidad, y dejarnos rehenes del FMI es “sanear” la economía, se ve que lxs trabajadorxs pensamos distinto.
¿Qué dicen los datos de precios?
Antes de asumir el Presidente decía que bajar la inflación era fácil y que tener alta inflación era solo el reflejo de la incapacidad de gobernar.
Lamentablemente, desde que asumió este gobierno hasta febrero 2019 los precios subieron un 190%, con un promedio anual de casi el 40%. Esto lo padecemos día a día lxs trabajadorxs y los sectores más vulnerables de la sociedad, que vemos caer el poder adquisitivo de nuestros ingresos con subas de tarifas, el transporte y los alimentos que ganan la carrera de aumentos.
Ahora la inflación sigue altísima (nadie se atreve a afirmar que será menos del 40% este año) y el mercado de trabajo se está despedazando, con destrucción de puestos de trabajo de calidad, aumento de la desocupación, la subocupación y la informalidad.
No son incapaces. Simplemente son parte de una clase que quiere un país empobrecido, sin escuelas públicas, sin salud, para que ellos, sus aliados de los demás bloques políticos que se dicen opositores (pero le garantizaron todas sus leyes), sus funcionarios y sus empresarios amigos, puedan saquearlo sin ningún prurito.
Nosotrxs, lxs trabajadorxs, denunciamos el relato del Gobierno Macrista y los gobernadorxes.
Anexo