El futuro de la revolución, en su hora más incierta

23/12/2012 | Revista Norte

¿Ocaso chavista? El futuro de la revolución, en su hora más incierta

La continuidad y expansión regional del socialismo del siglo XXI depende hoy más que nunca de la salud de Chávez, su gran impulsor desde hace más de una década

No se puede tapar el sol con un dedo y la victoria sandinista es como el sol que ha renacido en esta tierra. Tierra heroica, la tierra de Sandino». Hugo Chávez comenzó 2012 como en los viejos tiempos: retomando el liderazgo regional y apoyándose en su verbo insurgente e inagotable. Las mismas palabras poderosas del líder revolucionario que marcaron rumbos ideológicos en América latina durante la última década.

Su aspecto físico, hinchado por el abuso de esteroides, y la sentencia final demostraban, en cambio, que no era el mismo Chávez cuyas palabras habían tronado por encima de las tormentas tropicales en Managua. En vez de retar con su clásico «Patria, socialismo, muerte», el mandatario venezolano imploraba con «Viviremos y venceremos». El cáncer había atacado la fortaleza física del jefe de Estado, y también quizá la contundencia de sus convicciones.

La toma de posesión de su aliado Daniel Ortega escenificó su reencuentro con compañeros de lucha revolucionaria. Incluso asistió el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, dispuesto a acaparar todos los focos. Pero Chávez se volvió a robar el show: «Comienza un nuevo periodo muy importante para el ALBA, para América latina, para todos nosotros. El triunfo de ustedes es el triunfo de todo el proceso unitario que está en marcha, porque sólo unidos nosotros en verdad seremos libres».

Guerrillero y comandante se abrazaron como únicamente lo hacen dos luchadores que se sienten vencedores de parecidas batallas. Y con el añadido, en el caso de Ortega, de una gratitud cuantificable en millones de dólares. Sólo en 2010, 510 entregados a través de Alba de Nicaragua SA, controlada por la familia Ortega-Murillo, los nuevos mecenas del país. Un total de 7517 millones desde el regreso del líder sandinista al poder en 2007, según los cálculos de Carlos Berrizbeitia, el diputado que ha sido capaz de escarbar en las grandes cuentas del chavismo.

Gracias al dinero venezolano, el gobierno sandinista consiguió cumplir sus promesas electorales: paga extra a los funcionarios, puesta en marcha de la bolsa solidaria, entrega de miles de techos de zinc para los más desfavorecidos, el reparto de tierras y las nuevas plantas eléctricas. «El grueso de la acción gubernamental se centra en la dádiva venezolana, canalizada sin contraloría alguna por Ortega», denuncia Adolfo Salgueiro, analista internacional y uno de los ideólogos de la política exterior de la oposición criolla.

Hugo Chávez regresó a Caracas empeñado en demostrar que en 2012 volvía a ser el jugador más hábil en el tablero político continental, capaz de exportar su socialismo del siglo XXI moviendo piezas sin descanso. Comprando algunas, enamorando otras.

El presidente más mediático de la historia de América latina necesitaba otro golpe de efecto, esta vez en su casa. Y lo consiguió con un maratón casi imposible: 9 horas y 48 minutos de cadena nacional para retransmitir la Memoria y Cuenta de su gestión ante la Asamblea Nacional y, sobre todo, desmentir cualquier duda sobre su salud y sus planes futuros.

La carrera contra sí mismo continuó hasta el carnaval de febrero. Nuevos dolores, escapada a Cuba y hallazgo de un segundo tumor en la misma zona afectada. Otra subida al calvario con escala en La Habana. «Aquí voy, levantando el vuelo como el cóndor. ¡Les mando todo mi Amor Supremo! ¡Viviremos y venceremos!», escribió en su twitter.

 

AUSENCIA REGIONAL

Diez meses después, la renuncia de Hugo Chávez a sus famosas giras antiimperialistas ha marcado un año salpicado de vuelos a Cuba. Hasta en nueve ocasiones necesitó el mandatario cruzar el Caribe para tratarse del cáncer que lo persigue. En cambio, sólo ha realizado dos viajes internacionales (Managua y Brasilia, para la cumbre de julio), faltando a sus compromisos con el propio Mercosur, con Unasur, con la Cumbre Iberoamericana y con la Cumbre de las Américas en Cartagena. Dos únicos viajes en contraste con los 213 realizados desde que tomó posesión en enero de 1999, para un total de 498 días fuera de Venezuela. Estadísticas que confirman el ocaso de Chávez en el continente.

«Será difícil mantener el perfil de la Venezuela chavista en 2013», vaticina Milos Alcalay, ex embajador venezolano en la ONU. Tanto en los dos escenarios, con un Chávez debilitado o con la sucesión preparada por el propio mandatario, «Nicolás Maduro no tiene el carisma de Chávez ni presenta la misma megalomanía, tipo Chávez, Fidel o Correa».

Para María Teresa Romero, analista internacional y profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), «ni Maduro ni Diosdado Cabello tienen la misma fuerza exterior y liderazgo de Chávez, quien ha dirigido la política internacional de forma muy personalista».

Los analistas consultados por La Nacion coinciden en el otro factor que frenaría o limitaría la exportación de la revolución bolivariana, tanto en lo ideológico como en lo económico: el dinero. «Los efectos globales de la crisis mundial afectarán a Venezuela. Pero también a nivel nacional, los inmensos gastos y endeudamientos que fueron usados como medida clientelar durante la campaña, o como ayuda a algunos países privilegiados, generarán problemas adicionales, que ni los altos precios del petróleo podrán aplacar», calcula Alcalay.

La convocatoria de elecciones presidenciales, como auguró el propio Chávez, provocaría un nuevo despilfarro público, que sólo en propaganda superó los 400 millones de dólares, según estimaciones de la oposición. Una pequeña parte, imposible de medir ante la falta de transparencia de las cuentas públicas, de la lluvia de millones para consolidar objetivos electorales.

Una sucesión de interrogantes se abre para las distintas criaturas panamericanas de Chávez. La primera, el ALBA, convertida desde su primer día en un mecanismo de identidad ideológica y con posición hegemónica. «En lo político, el ALBA continuará siendo utilizada para presionar las decisiones de los otros organismos regionales y continentales. El ALBA adopta resoluciones radicales de manera inmediata, que luego se presentan en otros foros, como OEA o Unasur. Al ser ya la expresión de jefes de Estado y cancilleres, ejerce una indebida influencia, obligando a que las reformas a sus propuestas sean tímidas para mantener el consenso», observa Alcalay.

La escenificación de que la alianza chavista no tiene ya la salud de hierro de otras épocas se vivió en Caracas el sábado previo a las elecciones regionales. Los aliados celebraron el 8º aniversario sin bombos ni platillos. Sólo Evo Morales acudió a la fiesta del gobierno venezolano; el resto, enviados de tercera fila.

El presidente boliviano se empeñó ese día en jugar a líder bolivariano y no le fue bien: «Obama debe estar orando para acabar con la vida del hermano presidente Chávez». Morales sigue enganchado al cordón umbilical ideológico, pero ya no vive las urgencias económicas de otros tiempos. Atrás quedan, por ejemplo, los 80 millones para montar casas prefabricadas y los helicópteros y emisoras de radio regaladas. «Bolivia ha crecido, no es tan dependiente económicamente gracias al gas y al petróleo», señala Salgueiro.

Los médicos cubanos no sólo tienen en sus manos la vida de Chávez. También el oxígeno para la llamada actualización de la revolución cubana. «Los tiempos que vienen van a ser bastante difíciles para los aliados latinoamericanos de Chávez. Con una nueva campaña van a necesitar más tiempo y más dinero para atender las cuestiones de casa, aunque intentarán ayudar a los que más lo necesitan, Cuba y Nicaragua», precisa María Teresa Romero.

«En Cuba, confundadora del ALBA, ya se percibe sin disimulo la amenaza de la posible reducción o desaparición de la cooperación venezolana, que volvería a sumir a esa isla en una situación similar o peor a la década de los 90 cuando de golpe perdieron el apoyo de la URSS», contrasta Salgueiro.

 

SUCESIÓN A LA CUBANA

Pero si en algo es experta la revolución cubana es en remar contra ciclones tan fuertes como los del Caribe. De momento ya han situado a su preferido, Nicolás Maduro, en primera línea sucesoria. Desde hace meses, Raúl Castro mueve a sus contactos diplomáticos. Por una parte, acercándose a Irán para conocer sus ofertas petroleras. Y por otra, aprovechando su pacto con la Iglesia Católica para que esta haga de intermediaria con la oposición venezolana.

Los regalos de Chávez a la isla es materia de constante discusión en la sociedad venezolana. Fue uno de los temas más debatidos en campaña, sobre todo por el propio Henrique Capriles, quien calculadora en mano denunció que de los 3723 millones entregados a Cuba en 2011, sólo 628 corresponderían al trabajo de los 30.000 médicos establecidos en Venezuela. «¿Qué pasa con los otros 3000 millones que se enviaron a Cuba?», preguntó el líder opositor.

Los cálculos de Berrizbeitia son rotundos: más de US$ 20.000 millones en una década, gracias a los 120.000 barriles diarios de petróleo entregados a Cuba «a menos del 3% de interés, con tres años de demora y pagando con el trabajo de los médicos. Y la posibilidad de revender el crudo».

Nicaragua, Bolivia, Cuba y Ecuador. Rafael Correa se enfrenta a su propia elección presidencial en febrero, y todas las encuestas pronostican su triunfo. «Él es el líder emergente de la izquierda bolivariana ante la debilidad o falta absoluta de Chávez. Pero no será igual. Tampoco lo podrá sustituir Cristina Kirchner, que además no pertenece al ALBA. Ni Dilma Rousseff, cuyo juego es más amplio como potencia emergente», sopesa Romero.

Pero la realidad mira más al Norte. «Correa está llamado por Dios, la Virgen y los Santos para asumir el papel de vanguardia política latinoamericana», predijo con mucha ironía Heinz Dieterich, creador del socialismo del siglo XXI. Carisma y liderazgo intelectual no le faltan.

¿Y qué dice Correa? Con sus palabras, se aparta del título de sucesor («No me interesa liderar absolutamente nada»), pero con sus gestos se posiciona para asumir la corona bolivariana: asilar a Julian Assange en Londres, liderar el ataque a los organismos de derechos humanos y encabezar las protestas contra Obama antes de la Cumbre de Cartagena.

El tablero geostratégico de Chávez necesita movimientos certeros en 2013. Nadie parece capaz de sustituir al todopoderoso Chávez. Tarea imposible para un solo político. ¿Y dos? Un tándem bolivariano se asoma en corrillos diplomáticos: el liderazgo de Correa y los fondos de Maduro. Un dúo para mantener encendida la llama de la Revolución. La lucha no puede decaer, como le gusta repetir a Chávez. Así lo dejó escrito, parafraseando a Simón Bolívar, en su cuenta de twitter: «La misteriosa incógnita del Hombre en libertad habrá de despejarse en el Nuevo Mundo».-

 

La Nación

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Maximum one link per comment. Do not use BBCode.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.