En un comunicado, exigen “aumento de emergencia ya”.
Elevar el mínimo hasta la suma equivalente al costo total de la canasta básica de una persona mayor ($75.500) y de ahí recomponer toda la pirámide previsional, es el principal reclamo del Centro Nacional de Jubilados y Pensionados de la ATE; transmitido a través de un comunicado al momento de conocerse el índice de inflación de enero que significó una suba de precios del 3.9% en el primer mes del año.
EL COMUNICADO:
Desde el Centro Nacional de Jubilados y Pensionados de la ATE, en representación de nuestros 74 centros en todo el país, venimos planteando desde que asumió este nuevo gobierno la necesidad de dar un aumento de emergencia a los haberes mínimos y a todas las escalas de por lo menos un 30%.
Este monto no es capricho sino que viene en consonancia con la brutal pérdida del poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones durante los 4 años del gobierno neoliberal de Macri y a su vez en los haberes superiores a la mínima con la suspensión de la fórmula de movilidad por decreto del 2020.
Ahora bien, durante el primer año de funcionamiento de la nueva fórmula de movilidad, las jubilaciones aumentaron un 52,67% acumulado en todo el 2021 (8,07% en marzo, 12,12% en junio, 12,39% en septiembre y 12,11% en diciembre). Sin embargo, se percibe un deterioro significativo de la capacidad de consumo de los jubilados y pensionados a causa de múltiples factores; el principal es el atraso que vienen sufriendo los salarios y las jubilaciones en estos ultimo años frente a una tasa de inflación interanual que se mantiene en niveles no inferiores al 50 % anual, según datos de INDEC.
Por esta combinación de factores y circunstancias que caracterizan la economía nacional golpeada por factores externos, entre ellos la enorme deuda contraída con el FMI, es que el sistema previsional argentino requiere una reforma sustancial que permita -a través de una combinación de políticas sociales y tributarias específicas- recomponer y sostener en el tiempo los haberes mínimos e ingresos de los jubilados y pensionados, a niveles que no pueden estar por debajo de la canasta básica de las personas mayores.
Para ello es necesario concretar lo que venimos sosteniendo desde siempre:
Es indispensable elevar el mínimo jubilatorio, que a partir de marzo 2022 incrementa un 12,8 %, y se traduce hoy en $32.630.
Elevarlo hasta la suma equivalente al costo total de la canasta básica de una persona mayor ($ 75.500).-
Y de ahí recomponer toda la pirámide previsional.
Una vez alcanzado ese peldaño, se debe avanzar estableciendo índices de movilidad que garanticen la vinculación directa entre haberes y salarios de activos (conforme principios. Proporcionalidad, Sustitución y Solidaridad Intergeneracional), añadiendo una cláusula gatillo que contemple la tasa de inflación para los supuestos en que la fórmula legal de actualización deje a los haberes atrasados.
Se trata, por un lado, de asegurar que no pierda el valor adquisitivo las prestaciones y, por el otro, garantizar a través de la suba de los salarios una mejora sostenida en el nivel de vida de los trabajadores jubilados.
Por último, resulta urgente en este contexto volver a poner en discusión la necesidad de una reforma del sistema previsional en su conjunto (aportes y contribuciones a valores históricos) y del sistema tributario (impuestos directos, progresivos y redistributivos) que garantice jubilaciones y pensiones dignas, impulsando políticas de protección del trabajo digno, que generen una recomposición real del haber jubilatorio en el plazo más corto posible.