Al finalizar la audiencia, el sacerdote fue detenido.
La Sala I del Tribunal de Juicio de Tartagal -presidida por el juez Ricardo Hugo Martoccia e integrado por los jueces Soledad Rodríguez y Reinaldo Burgos- condenó al sacerdote Fernando Paéz a la pena de cuatro años de prisión de ejecución efectiva por resultar autor del delito de abuso sexual doblemente agravado por ser cometido por un ministro de un culto reconocido y encargado de la educación.
Al finalizar la audiencia, el sacerdote fue detenido.
El hombre que desempeñaba su función religiosa en la Parroquia de la Santa Cruz de Villa Saavedra y al que la victima Kevin Montes denunció haber recibido abusos desde el año 2019 cuando relató abusos que habría sufrido entre los años 2015 y 2019.
La defensa había solicitado la absolución y subsidiariamente la aplicación del beneficio de la duda.
Juicio contra un sacerdote acusado de abuso sexual
En el proceso judicial actuó como fiscal el Dr Pablo Cabot y la defensa técnica estuvo a cargo de los codefensores Aldo Hernández y Ángel Hernández.
Se escucharon testimonios. Entre otros testigos declaró Liliana Rodríguez -psicóloga de la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos- quien indicó que el joven, víctima del abuso, al momento de la entrevista presentaba ataques de pánico y toda otra sintomatología compatible con abuso sexual y especialmente eclesiástico.
Carlos Fernando Páez se desempeñaba en la parroquia La Santa Cruz de Villa Saavedra, en Tartagal, bajo la Diócesis de Orán. El sacerdote ha sido denunciado por un joven por hechos ocurridos entre 2015 y 2017.
En un extenso requerimiento, la Fiscalía presentó las pruebas recabadas durante la investigación argumentando que el acusado habría atentado contra la integridad sexual del denunciante mediante actos de contenido sexual realizados sin su consentimiento.
Además, la fiscalía sostuvo que los elementos recopilados en la investigación penal preliminar sugirieron que el testimonio del denunciante no es un relato aislado sino que estuvo en línea con las declaraciones de testigos que desempeñaron diferentes roles en la iglesia donde trabajaba el acusado. Según la acusación, esto indicó un posible patrón de comportamiento del religioso.
Finalmente el sacerdote fue condenado y quedó detenido.