Por Laura Etcharren, socióloga e investigadora sobre narcocriminalidad
Había una vez cuento de lucha, combate, guerra y otras derivaciones.
Había una vez un cuento imaginario y fantástico. Casi superador a la literatura del maravilloso Gabo.
Había una vez un cuento que sumó cantidad de seguidores, aplausos, felicitaciones, orgullo y orquesta. Había una vez, un cuento que también compraron los narcotraficantes.
Y en ese había una vez valía todo menos la seriedad.
La composición tenía como soporte la sobreactuación de las figuras que debían garantizar la seguridad del país si estuviesen bien administradas. Pero para qué hacer las cosas bien si haciendo las cosas mal había garantia mediática. La que garpa. La que suministra horas en los medios y el hashtag de la tendencia en X.
Aunque sea una imbecilidad de antología que Prefectura desembarque en Embalse, Córdoba, y que se produzca el abrazo de la Ministro Bullrich con el Gobernador Martín Llaryora, quien casi entre lágrimas celebra el arribo y lo describe como un «anhelo cordobés», vale la movida. Una movida que habilitó el show de Luis Juez mientras la hidrovía se sostiene cómoda como el primer corredor federal enclave del narcotráfico forjado en 12 años de rifas.
Si, Prefectura. La Fuerza Federal que encuentra droga enfriada -por lo general en Misiones- pero no narcos va por el lago.
Pintoresco escenario gatopardista de tratamiento de fuerzas de seguridad como muñequitos de playmobil. Más vale chapoteo que invisibilidad mediática.
Absurda muestra como su presencia en las Villas Bastiones de CABA.
El ecosistema narco no falla
Había una vez una frontera. La norte. Y cinco fuerzas federales rifadas por el país. Había una vez una inclinación al papelón y a creer que lo que podía funcionar en el centro podía también funcionar en el norte. Entonces clavaron en Salta el «Plan Güemes» sin entender que la criminalidad de frontera no tiene la dinámica de la del centro por más que existan líneas de conexión. Por ende, replicar en Aguas Blancas el Plan Bandera de Rosario es de funcional ignorancia. Lo bueno es el anuncio con jactancia de la brutalidad. Algo que le otorga mayor expectativa al acto inaugural y para el cual el crimen organizado ya se reacomodó.
El Plan Güemes puede ser un fetiche de contención local y la apertura de nuevas triangulaciones narcocriminales. Pero no importa. Ya sabemos que ahora encontramos cocaína en los neumáticos.
¿Y si prueban con armar un programa de abordaje integral y abarcativo para toda la frontera norte?
¿Y si prueban con tratar de enclaves a todos los enclaves para evitar desplazamiento de los delitos compejos y generación de nuevos enclaves?
No es viable. Eso sería trabajar con todos los Gobernadores y no dejar vacíos, y ese no es el espíritu. Maldita casta.
Pies transpirados y terroristas de peluquería
Había una vez una frascos con talco y en la voracidad por comunicar, la Ministro comunicó cocaína, exponiendo las vulnerabilidades sintomáticas de la Gendarmería de Brilloni. Sí, como el público se renueva -diría la Señora Mirtha Legrand- Brilloni fue el último responsable del último tramo de muertos de la Gestión de Omar Perotti en Santa Fe. Fue Ministro de Seguridad de la casta peronista. Y ahora es el Director de Gendarmería Nacional. La Fuerza Federal de la que de tanto hacer uso y abuso diluyó parte de su respeto como si fuese un uvasal.
Brilloni, el que no pudo garantizar el A de la seguridad en Rosario ahora comanda a la Fuerza Federal con postura, equivocada pero legitimada, de funcionario político. Peligroso poder de gobierno.
Lo cierto es que 21 días estuvo preso un pasajero por la impericia de Gendarmería y los reactivos, aparentemente, de pésima calidad, dejando cantidad de pies transpirados a la espera del talquito.
Pero también había una vez un señor detenido por abuso sexual y pornografia infantil que no era el degenerado buscado. La Policía de Patricia lo había confundido.
Y sí. Había una vez una organización terrorista llamada Hezbollah y a la que en Argentina confundieron con peluqueros y otros habilidades estéticas. Organización de la que se jactan de brindar nombres y apellidos que ya fueron brindados por servicios secretos reales y no de conventillo.
Había una vez un circo. Y un niño desaparecido, Loan.