El estudio indica que las personas privadas de libertad sin condena están expuestas a las mismas o peores condiciones que las personas condenas, entre estas tensiones personales por la pérdida de ingresos y la separación de su familia y su comunidad; la exposición a un entorno de violencia, corrupción, insalubridad y condiciones inhumanas, presentes en las cárceles de la región.
De acuerdo con el documento, a octubre de 2012, 13 mil 654 personas se encontraban en prisión en Bolivia, de las cuales 11 mil 410 no tenían sentencia; en Paraguay, a septiembre de 2012, se registraba una población reclusa de 7 mil 901 personas, de las cuales 5 mil 780 estaban en prisión preventiva.
A nivel Centroamericano, Panamá registró a octubre del 2012, 14 mil 512 personas presas, de las que 9 mil 443 estaban a la espera de juicio; en Guatemala, a octubre del mismo año, 14 mil 635 personas guardaban prisión, de las que 7 mil 357 no contaban con condena; en El Salvador, a octubre de 2013, de 26 mil 833 personas privadas de libertad, únicamente 6 mil 459 esperaban condena.
En Honduras, de 12 mil 407 personas en prisión, 6 mil 064 aún se encontraban procesadas; en Nicaragua, a diciembre de 2012, la población reclusa era de 9 mil 168, de los cuales solo 1 mil 127 esperaban juicio; finalmente en Costa Rica, de 13 mil 017 personas privadas de libertad en octubre de 2012, solo 3 mil 248 no contaban con condena.
De acuerdo con el informe, del total de personas que guardan prisión en Guatemala, el 91.7 por ciento son hombres, 13 mil 415, y el 8.3 por ciento son mujeres, 1 mil 220; la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) atribuyó el alto número de personas a la espera de juicio a la falta de infraestructura adecuada, al uso irracional de la prisión preventiva y a las capturas masivas.-