La reunión tradicional de primavera (en el norte) de los organismos financieros que se desarrolló estos días en Washington presenta novedades de interés para la Argentina y adquiere notoriedad por la investigación por fraude a un ex Director Gerente del FMI, Rodrigo de Rato.
Por Julio Gambina
Respecto de la Argentina se destaca la suscripción de nuevos créditos otorgados, considerado como parte de la normalización de la inserción internacional del país en el mercado mundial de préstamos. El país estaba y sigue fuera por la cesación de pagos del 2001 y cierta ajenidad al impacto financiero de la crisis mundial es debida, precisamente, al hecho de quedar afuera del mecanismo del endeudamiento externo. Los préstamos asumidos son más de 900 millones de dólares en contratos suscriptos en estas horas.
En rigor, esas operaciones crediticias están asociadas a la nueva ronda de endeudamiento en el mercado local que empuja la tesorería. La diversificación crediticia supera la concentración de la asistencia financiera proveniente de organismos gestionados por el gobierno, como la ANSES, el BCRA o el BNA. La propia tesorería de la nación es la que sale en forma directa a colocar bonos del Estado para sostener el déficit fiscal y continuar el plan de cancelación de intereses de la deuda. Son elementos que confirman el final de la política de desendeudamiento promocionada por el gobierno y una clara orientación hacia un nuevo ciclo de endeudamiento.
Pero, más allá de los préstamos, la normalización transita por otros carriles, y si bien se mantiene la sanción del Fondo a la Argentina por la cuestión relativa a las informaciones estadísticas provenientes del INDEC, el informe de abril del FMI sobre la evolución económica retoma la información oficial proveniente del nuevo índice puesto en funcionamiento a comienzos del 2014. Se estima que en mayo próximo se expedirá técnicamente el Directorio del FMI sobre la validez de las modificaciones en los mecanismos de medición y levantará las sanciones contra el país. Las dudas sobre la manipulación estadística del INDEC se sostienen entre los especialistas y por ello existen expectativas en el gobierno sobre la legitimidad que el FMI puede otorgarle a la falta de credibilidad social en los indicadores oficiales.
El G20 también funcionó en el marco de la reunión de los organismos internacionales. En todos esos foros sobrevoló la cuestión de las negociaciones de deuda soberana con acreedores no ingresados a los canjes de deuda. Es un tema que Argentina llevó a Naciones Unidas el año pasado y que esta organizó una Comisión especial, presidida por Bolivia, que debe expedirse antes de fin de año.
Si bien el tema lo presenta la Argentina y está asociado al conflicto con los “fondos buitres” y la demanda de la Justicia de EEUU, son muchos países los interesados en que se avance en mecanismos de regulación del tratamiento sobre renegociaciones de la deuda pública.
Burocracias estatales, empresarias y de los organismos asociados al delito económico
Un dato no menor en las reuniones de Washington proviene de las noticias en España sobre el proceso de investigación sobre Rodrigo de Rato denunciado por fraude, lavado de dinero y evasión fiscal. El personaje se asocia rápidamente al desprestigio e inutilidad del FMI. Es que más allá de como termine la investigación sobre el Director Gerente del FMI, que actuó entre 2004 y 2007, lo que está en juego es la fuerte asociación entre los organismos internacionales y el sistema financiero mundial, la especulación y el delito económico, uno de los ejes principales de la acumulación capitalista. La cuestión incluye a los propios Estados nacionales, cuyos funcionarios constituyen la burocracia que decide sobre la estructura de gestión y decisiones de los organismos supranacionales. Recordemos que Rodrigo Rato fue el Ministro de Economía español entre 1996 y 2004, un tiempo de expansión económica de España durante el gobierno del conservador José María Aznar, e impulsor de la burbuja inmobiliaria y financiera que luego estallaría en el marco de la crisis mundial del capitalismo. Eran esos, tiempos de consolidación de las inversiones españolas en el país a causa de las privatizaciones en los años 90´.
Por eso, ante la crisis del 2001/2 en la Argentina, Rodrigo Rato, ministro español, defendía los intereses de las inversiones privadas españolas en Argentina y se preocupaba por el cambio de las reglas que suponía la salida de la convertibilidad. Son preocupaciones que reiterará al frente del FMI entre 2004 y 2007, defendiendo los intereses de los acreedores y reclamando por el sempiterno ajuste, la receta privilegiada del FMI. La preocupación de Rato sobre la Argentina no pasaba por la difícil situación social del pueblo argentino, sino por la rentabilidad de las privatizadas y los intereses de los acreedores. Es que los intereses personales del personaje estaban en juego, lo que se demostró en el accionar de Rodrigo Rato como asesor y funcionario de empresas privadas desde 2007 hasta el presente y que terminaron definiendo el fraude por el que se lo investiga y que costara millones de euros al pueblo español.
El escándalo atraviesa al FMI, no solo por la conducta de sus principales referentes, que involucra a Rato y a su sucesor, el francés Dominique Strauss Kahn, sino también que existen demandas en Francia contra la actual titular del Fondo Chrstine Lagarde por favorecer negocios privados desde su papel como Ministra del Estado francés. No solo se trata del prontuario de los principales funcionarios del Fondo, sino de la utilidad del propio organismo, cuestionado por la corresponsabilidad de la crisis en la Argentina en 2001 y por su incapacidad para anticipar los problemas presentados desde el 2007 y constituir parte esencial del fenómeno financiero de la crisis mundial.
Los mismos protagonistas que transitan los sillones en los que se decide la política económica de los principales Estados capitalistas, ocupan también los de las principales transnacionales de la producción, los servicios, especialmente de las finanzas, y entre ellos resuelven la burocracia internacional de los organismos mundiales. Se trata de un enroque funcional, en la gestión de las empresas transnacionales, los Estados capitalistas y los organismos internacionales, para sostener el orden capitalista. Es algo así como el comando conjunto de la política económica mundial, aunque a veces tengan que sacrificar algunas piezas para mantener el juego, o sea, el proceso de acumulación y dominación capitalista. Por ello es que insistimos en la necesaria discusión sobre la nueva arquitectura financiera, que tuviera tanta fuerza hace unos años y empujada desde el cambio político en Nuestramérica, asociada a los intentos por una integración no subordinada a la lógica de la liberalización.
Un gran interrogante es si habrá confluencia entre el accionar de los pueblos y los gobiernos regionales para reiterar esa convergencia que hace 10 años favoreció el retiro del ALCA de la agenda de discusión.
Para el 3,4 y 5 de junio se realizará una Conferencia Internacional por la suspensión de los pagos de la deuda y su investigación en Buenos Aires, Argentina, con la pretensión de empujar una campaña popular contra el cáncer del endeudamiento público, por su investigación y la suspensión de los pagos. Es deseable que esta iniciativa contacte con el proceso de investigación de la deuda gestado desde el Parlamento griego y que cuenta con participación y apoyo de expertos provenientes del movimiento popular que lucha por los pueblos contra el endeudamiento público, como ocurre con el Comité de Anulación de la Deuda del Tercer Mundo, CADTM.
En simultáneo a esa iniciativa popular se procesa en Naciones Unidas y coordinada por Bolivia el establecimiento de mecanismos de regulación de la deuda soberana. Lo deseable es que como hace una década exista sintonía entre la iniciativa política popular y la profundización del cambio político regional. Esa articulación política entre el movimiento popular y el accionar de la institucionalidad regional y global en perspectivas crítica del orden mundial, aun cuando sea parcial o por ciertas cuestiones, caso de la deuda soberana, crea condiciones para la lucha de fondo contra el capitalismo y el imperialismo, generando condiciones subjetivas para emprender la lucha por el socialismo.