Diagnosticar la problemática de la droga y el narcotráfico en la Argentina da vértigo.
Sintetizar el panorama es tan complejo como pretender contar las balas y, determinar su calibre, durante un tiroteo entre dos bandas que usan ametralladoras.
Narcos colombianos que viven en lujosos barrios cerrados, fundan empresas y activan la ruta de cocaína desde el Puerto de Buenos Aires hacia Europa; el fenómeno del paco y la violencia ; la corrupción del Estado que solo este año forzó el descabezamiento de parte de las cúpulas policiales de Santa Fe y Córdoba; la frontera Norte extrañando a los gendarmes que hoy patrullan las zonas calientes de la Capital y el conurbano donde funcionan virtuales supermercados minoristas de drogas ; la guerra entre bandas narco que lleva más de 200 muertes en Rosario; las guerras de clanes familiares narco en San Martín que llevan más de 10 años; las pistas clandestinas; la ausencia de condenas por lavado de dinero. Y siguen las firmas.
El narcotráfico no es un fenómeno exclusivo de la Argentina ni tiene motivaciones difíciles de entender: el kilo de cocaína, que en Colombia vale 1.000 dólares, en Argentina se puede llegar a pagar 5.000, en Estados Unidos 20.000 y en Europa 50.000. Y eso si solo se pretende explicar lo que ocurre con la cocaína, sin entrar en el auge global de las drogas de diseño.
Argentina tiene un mercado consumidor para no despreciar y también un flujo comercial por el Atlántico que la hace atractiva para las grandes bandas. De ahí el decomiso de grandes cargamentos escondidos en pescado, fruta, muebles, carbón, etc.
Además, como hoy todos se puede manejar con un teléfono móvil, nuestro país también se ha convertido en oficina de importantes traficantes de la región que desde un campo o un countrie en Buenos Aires manejan cargamentos a miles de kilómetros de distancia. Por eso cada tanto llega a nuestro país algún que otro pedido de extradicion de Estados Unidos para tal a cual personaje- como por ejemplo el colombiano Ignacio Alvarez Meyendorff- al que se acusa de traficar vólumenes de droga espeluznantes. Esa droga, la que va a Estados Unidos, seguramente nunca pasó por Buenos Aires pero sus dueños andan aquí con DNI de extranjeros y sus hijos ubicados en los mejores colegios y universidades. Son ciudadanos del Mercosur y, si no tienen antecedentes penales, no se les puede negar la radicación.
Puertas para adentro el panomara es igualmente complejo pero más violento. La droga entra por la frontera Norte y termina en los barrios más pobres como bocas de expendio. Esa es la caldera en la que explotan las guerras entre bandas antagónicas.
En Santa Fe hasta el Gobernador sufrió un atentado narco en su casa. En el Bajo Flores el pasado 10 de octubre sicarios entraron a un pool del sector paraguayo de la villa 1.11.14 y asesinaron a cinco personas. El 28 de octubre en la Villa La Cárcova (San Martin) murió baleado en medio de una batalla de vendedores de paco Enzo Ledesma(13 años). Al otro día en el Operativo “Fondo Blanco” fueron detenidas 12 personas. Entre ellas había varios “empresarios” colombianos sospechados de lavar dinero desde sus residencias de exclusivos barrios privados.-
Publicado en Clarín el 09/11/13