Al mismo tiempo, el sector de la construcción mostró una leve suba en costos, con caída en el empleo registrado.
La inflación mayorista registró un incremento del 2,8% en abril impulsada principalmente por la suba del 6% en los productos importados, según el último informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Este aumento marca una aceleración respecto al mes anterior, cuando el índice había registrado un alza del 1,5%. El componente importado está directamente afectado por el valor del dólar, que en este período tuvo una variación similar.
El informe señala que el Índice de precios internos al por mayor (IPIM) tuvo un alza del 2,8%, explicada por el aumento del 2,6% en los “productos nacionales” y del 6% en los “importados”. De forma similar, el Índice de precios internos básicos al por mayor (IPIB) también subió 2,8% con un alza del 2,5% en productos nacionales y un salto del 6,1% en los importados; consolidando así el impacto del comercio exterior sobre los precios internos.
En tanto, el Índice de precios básicos del productor (IPP) mostró un aumento del 2,5%. Este avance fue resultado de una leve suba del 0,4% en productos primarios, una suba más marcada del 3,4% en productos manufacturados y un incremento del 1,6% en la energía eléctrica.
Por otro lado, el sector de la construcción mostró señales mixtas en abril. El Índice del Costo de la Construcción (ICC) en el Gran Buenos Aires aumentó apenas un 0,5% mensual, con una suba del 2,9% en el capítulo “Materiales” y del 1,7% en “Gastos generales”. Sin embargo, se destacó una baja significativa del 1,9% en el ítem “Mano de obra” con una caída del 2,6% en “Mano de obra asalariada” que fue parcialmente compensada por un aumento del 1,3% en “Subcontratos de mano de obra”.
El capítulo de “Gastos generales” incorpora el nuevo esquema tarifario aprobado por el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE), que impactó sobre los valores facturados por las distribuidoras Edenor y Edesur a partir del 1 de abril. Mientras tanto, la baja en la contratación directa de mano de obra sugiere una retracción del empleo en el sector, en un contexto en el que muchas empresas recurren cada vez más a la subcontratación para reducir costos operativos.