Vaciamiento y negociados.
Desde que gobierna Cambiemos se han perdido 2.500 puestos ferroviarios. Solo en los últimos días, 50 operarios se han quedado en la calle. El desmantelamiento estatal de la red ferroviaria atenta por igual contra usuarios y trabajadores; mientras sindicalistas y gobernantes hacen negocios millonarios.
El portal Crónica Ferroviaria ha dado cuenta, en la última semana, de la eliminación de más de 50 puestos laborales en los ferrocarriles. Mediante una nota, informan sobre nuevos despidos en la empresa Trenes Argentinos Cargas y de Capital Humano Ferroviario (ex ARHF); así como también, del cierre de talleres en distintos puntos del país y del ofrecimiento de retiros voluntarios en las distintas lineas. Y no serían los únicos.
Marcelo Orfila es el presidente SOSFE y de Trenes Argentinos, además tiene acciones en el rubro inmobiliario. Desde hace años, su firma tiene licitados los terrenos ferroviarios de Liniers. Orfila, a su vez, está imputado junto al director de vialidad nacional, Javier Iguacel, por la construcción de un puente ferroviario.
Los trabajadores denuncian que el Gobierno participa del desguace ferroviario: “El Ministro de Transporte (Guillermo Dietrich) es empresario automotor. «El negocio es simple: te cierran los ramales, te quedan disponibles las tierras -ahí entra a jugar la inmobiliaria de Orfila- y te quedan los pueblos aislados, por lo que vas a necesitar un transporte automotor: colectivo o camión».
Consultado por ANRed, un trabajador ferroviario da cuenta de la situación: “No son sólo esos 50, hay más. Desde que asumió Cambiemos hubo más de 2.500: 1.300 en Ferrobaires, más de 1.000 en el Roca. La semana pasada saltaron 35 del Belgrano norte. Y después tenés los retiros voluntarios, que son despidos por abajo; además de las jubilaciones anticipadas”.
Los trabajadores indican que el detonante en el sector fue el cambio del Convenio Colectivo. Lo señalan como una traición sindical. Con las modificaciones cedidas por Sergio Sasia, el titular de la Unión Ferroviaria (UF), se dio lugar a la flexibilización laboral y a que unifiquen las categorías: esto obliga a un trabajador a realizar tareas para las cuales no está capacitado, y sin condiciones mínimas de seguridad e higiene.
“Por ejemplo: nosotros tenemos un compañero que tiene la categoría de pintor, y ahora al tener la misma categoría que el plomero lo mandaron a hacer un laburo de plomería y él no se puede negar. Hizo mal el trabajo y lo informaron”. El testimonio pertenece a una operaria del sector, y da cuenta de cómo las empresas utilizan el cambio de Convenio para flexibilizar y suspender a los trabajadores.
Sasia, Secretario General de la UF, es un sindicalista cercano a Mauricio Macri. Fue uno de los que firmaron paritarias en connivencia con el tope oficialista: un 15 por ciento en dos tramos. Si bien es el encargado de defender los derechos de las y los trabajadores pareciera no hacerlo, por el contrario, permite que éstos sucedan. Así lo denuncian sus propios representados: “Hubo despidos y no hubo defensa. El gremio los silencia. En Remedios de Escalada, los compañeros de Ferrobaires juntaron las firmas necesarias para hacer asamblea y los tipos ni siquiera vinieron a abrir la seccional”.
El negocio ferroviario no sería redondo sin la asociación de sus interesados: el Estado y las empresas. Marcelo Orfila es el presidente SOSFE y de Trenes Argentinos, además tiene acciones en el rubro inmobiliario. De hecho, parece que integra bien sus actividades: desde hace años, su firma tiene licitados los terrenos ferroviarios de Liniers. Orfila, a su vez, está imputado junto al director de vialidad nacional, Javier Iguacel, por la construcción de un puente ferroviario en el bypass de la Ruta 5, en la localidad de Luján.
Los trabajadores denuncian que el Gobierno participa del desguace ferroviario: “El Ministro de Transporte (Guillermo Dietrich) es empresario automotor, entonces, el negocio es simple: te cierran los ramales, te quedan disponibles las tierras -ahí entra a jugar la inmobiliaria de Orfila- y te quedan los pueblos aislados, por lo que vas a necesitar un transporte automotor: colectivo o camión”.
Al tiempo que los directivos de la Unión Ferroviaria entregan el Convenio Colectivo y permiten los despidos masivos, las pésimas condiciones de seguridad e higiene ponen en riesgo la vida de las y los trabajadores. Como en el caso de Martin Pino, tercerizado de la empresa Murata, quién perdió su vida trabajando en las cercanías de la estación Retiro, a mediados del mes de mayo. Con este tipo de antecedentes, todo pareciera indicar que el negocio entre empresarios y gobernantes continuará desguazando el sistema ferroviario argentino. Los usuarios y trabajadores, por lo tanto, deberán conformarse con los restos del saqueo.
Anred