Escalofriantes denuncias sobre el entramado del poder político y económico de Salta

03/09/2012 | Revista Norte

 Un Cóctel Obsceno

La manera en que el gobierno y El Tabacal comparten y se prestan empleados mete miedo: parecería que es el oficialismo el que trabaja para los intereses del Ingenio. La oscura relación entre Blaquier, Aguilar, Flecha Bus y los policías que reprimieron el sábado pasado. (por DOM). 

El Cyberpunk, subgénero de la ciencia ficción, tiene un tópico recurrente: ciudades futuristas desastradas, en las que una empresa se ha convertido en el único gobierno, haciendo de juez, jurado y verdugo. En las películas, las novelas y los comics de este tipo, las historias suelen situarse dentro de 50, 80 o 100 años; pero las ciudades no se ven muy diferentes que ahora, como mucho en estas historias conviven alta tecnología y bajo nivel de vida, en un marco de Estado Totalitario, ejercido los intereses de una empresa.

El municipio de Orán, en Salta, es el escenario perfecto de un Cyberpunk; lo único que le falta es poder situar lo que sucede ahora en el futuro, aunque no es difícil proyectar que dentro de 20, 40 o 50 años, el ingenio El Tabacal, de la Seabord Corporation, seguirá manejando como descartables piezas de ajedrez, los destinos de los salteños.

Los incidentes del sábado y la reacción posterior y aletargada de algunos funcionarios, han probado que el gobierno se ha convertido en una pieza del tablero y que está ahí para proteger los intereses de la empresa.

La forma en que el gobierno y El Tabacal intercambian empleados asusta: Marcelo Lara Gros, actual intendente de Orán, fue durante muchos años abogado del ingenio. Muchas de las causas en las que participó fueron, directamente, en detrimento de las personas a las que ahora gobierna y, sin embargo, Lara Gros no hubiera ocupado el cargo que ocupa de no ser por el Ingenio. Algunos de los casos en que los intereses del Ingenio se impusieron por sobre los pobladores y la ley han quedado perfectamente documentados, muchos de ellos en la crónica roja.

Las frutas prohibidas

Septiembre de 2006: Adrián Pereyra, de 18 años, fue asesinado a golpes por un grupo de seguridad del Ingenio, cuando intentaba robar naranjas. El personal de seguridad del Ingenio golpeó al joven hasta matarlo y luego lo tiraron atado con un buzo a un canal.

Un año después, trabajadores denunciaron que cuando ellos estaban protestando, Guillermo Jakúlica, empelado de relaciones públicas del Ingenio, ordenó al avión que se usa para fumigación, que pase sobre los trabajadores y los rocíe. Los trabajadores fumigados presentaron denuncia penal contra El Ingenio y Jakúlica, pero la denuncia quedó en la nada. En la denuncia presentada por Natalia Pintos, en la Fiscalía Penal Nº 1 de San Ramón de la Nueva Orán se narra cómo Jakúlica armó un pequeño ejército con otros contratistas y dirigió un ataque contra los que protestaban. Jakúlica, como si fuera un fanático del Age Of Empires (un juego de guerra para computadora) organizó el grupo de choque con distintos batallones: uno fue el de los carros de choque: a falta de tanques, usaron tractores. Dice la denuncia: » (…) Jakúlica hacía señas a los (conductores de los) tractores para que avancen hacia los portones, mientras les decía a las personas que estaban al frente: ‘Métanle, los vamos a sacar a la mierda’, ‘yo voy a cumplir la orden del juez de sacarlos a todos estos’, ‘tienen que cumplir la orden que les dio el juez'». Al ver que los que protestaban no cejaban en su posición, mandó a traer el avión fumigador. Una nota publicada por Indymedia detalla: «Comenzó a pasar una avioneta a pocos metros del suelo, cuatro o cinco metros, mientras tiraba algo», un líquido gris, que muchos creyeron que era veneno. El avión pasaba sobre todo sobre los huelguistas de la fábrica y sobre el portón. Pintos dijo creer que la patente y permiso de este avión, amarillo, es LV WZM, y estaría a nombre de Lucho Curá, de la empresa Ayres SA.

Jakúlica tiene un talento especial para desalojar. Esto también se vio tres años atrás, cuando un grupo de indígenas ocupaba un terreno que les pertenecía, pero que el Ingenio codiciaba. Jakúlica llegó al lugar con varios empleados, una topadora y al rato cayeron dos camionetas de la policía. Los indígenas, conocedores de la historia de Orán, se dieron cuenta de manera rauda que la policía no estaba allí para defenderlos o para supervisar que el desalojo no se hiciera con violencia, sino que eran la fuerza de choque especial del Ingenio, en caso de que necesitaran refuerzos. Pero la fuerza policial no fue necesaria: las topadoras destrozaron las viviendas y todo lo cultivado y las personas tuvieron que dejar el lugar. Antes de eso, hubo una resistencia heroica, de una criatura de 14 años, David Escalada: cada vez que Jakúlica sacaba un poste con los que habían delimitado el terreno y los tiraba a una fogata, el niño los alzaba y los volvía a poner, algo que Jakúlica sólo toleró durante unos minutos: «Eso fue hasta el cuarto poste aproximadamente, cuando fue a retirarlo del fuego, el Sr. Jakúlica le dio un empujón en dirección al fuego con la indudable intención de quemarlo vivo, que a la sazón el fuego era casi una pira… El Comisario Salazar estaba presenciando todo el hecho… yo me retiré en vista que se pueden hacer tales cosas en presencia de la policía y sin que podamos tener la protección de la ley», es uno de los testimonios presentados ante la justicia. Estos no son los únicos casos. Pero sí los más conocidos y más representativos de esta antología bizarra de hechos macabros que ofrece El Tabacal.

La oscuridad

La trama se pone aún más oscura cuando se pueden juntar algunos nombres, que no están tan cerca por coincidencia. Horacio Aguilar es abogado de Carlos Pedro Blaquier, cabeza del ingenio Ledesma. Blaquier está acusado de participar en la desaparición de personas durante la última dictadura militar: algunos trabajadores jujeños se ponían medio protestones, medio zurdos, y, como por arte de magia, desaparecían. Para Aguilar, sin embargo, «no existe una imputación seria. Existe una fuerte campaña mediática» contra su defendido.

Aguilar es, también, representante de Flecha Bus, la empresa que trasladó a todos los efectivos policiales para que fueran a reprimir el sábado pasado en Orán. Flecha Bus había firmado antes un convenio con el gobierno provincial (que también trabaja para El Tabacal). Según un parte de prensa oficial del gobierno, el convenio firmado entre el entonces Secretario de Seguridad Federico Jovanovics y Flecha Bus era para «el traslado gratuito en la provincia de los efectivos policiales hacia su lugar de destino, o bien el retorno a su lugar de residencia, cuando terminen un lapso de servicio… Elconvenio tiene también como objetivo, la cooperación mutua entre ambas instituciones, ya que el mismo establece como contraprestación, un servicio de seguridad con la presencia de un efectivo policial durante las 24 horas, en los predios que posee la empresa. «Los lazos entre Blaquier, el ingenio Ledesma, la desaparición de personas, Flecha Bus, y el Ingenio salteño (que también tiene como abogado en una causa al actual Ministro de Seguridad de la provincia) producen un cóctel obsceno. La comparación en las primeras líneas con el cyberpunk pueden haber parecido exageradas, pero lo que acaban de leer demuestra que no son «malos» comunes y corrientes. Son villanos inverosímiles, caricaturescos, dignos de ser parte de una remake de Batman y no de esta Salta, en la que escasean los superhéroes.-

Publicado por Cuarto Poder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Maximum one link per comment. Do not use BBCode.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.