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En el marco de los diversos conflictos gremiales en la docencia universitaria de todo el país, entrevistamos a Santiago Gandara. “El ajuste se va a profundizar”, afirma, pero confía: “También lo hará la resistencia de los trabajadores”.
¿Cuáles son los ejes del conflicto en la docencia universitaria?
El eje del conflicto en este primer cuatrimestre del 2014 está concentrado en el tema salarial. Los docentes universitarios venimos de una paritaria que nos impuso el gobierno y federaciones burocráticas como la CONADU, ADUBA, UTE CTERA, que fue de 16 meses. Eso nos mantuvo un salario congelado prácticamente desde noviembre hasta ahora. La otra particularidad que tuvo esta paritaria, a diferencia de otras, es que, más allá de los planes de lucha que veníamos realizando, se produjo una suerte de rebelión educativa en la Universidad de Tucumán, con un paro por tiempo indeterminado que declararon un grupo de unos doscientos docentes en la facultad de agronomía y que después lo contagiaron al conjunto de las facultades. Eso llevó a que la CONADU Histórica terminara por nacionalizar el conflicto. Tucumán empujó al conjunto de las universidades nacionales a la nacionalización de un conflicto y a hacer que esta paritaria por primera vez en años tuviera un proceso de lucha muy grande. No obtuvimos lo que buscábamos, de hecho el conflicto sigue abierto, pero creemos que hicimos un hecho político muy importante que es generar una intensa movilización al conjunto de los docentes universitarios.
¿Cuáles son las condiciones de trabajo de la mayoría de los docentes universitarios?
Los docentes seguimos reclamando un Convenio Colectivo de Trabajo, es decir, un instrumento que nos garantice, entre otras cosas, la estabilidad laboral que es algo de lo que carece por lo menos el 75 % de los docentes universitarios de todo el país.
¿Por qué cree que lo procesan a usted y a Eduardo Glavich, Secretario general de AGD Filosofía y letras de la UBA?
Esto está atado a un proceso mucho más general. El gobierno en esta última etapa efectivamente ha profundizado la criminalización de la protesta. Las declaraciones de Berni diciendo que “el congreso se tenía que poner las pilas y sacar una ley contra los piquetes” es la demostración más cabal. Lo que tendría que haber dicho en todo caso Berni era que el Congreso se pusiera las pilas para sacar una ley contra los despidos y las suspensiones. No pide eso, pide una ley contra piquetes. Nosotros caímos además en una decisión de los fiscales de la Ciudad de Buenos Aires, aunque en ese sentido son completamente aliados al gobierno nacional. En el caso de Glavich fue por una medida que se produjo hace un mes, en un conflicto en Montes de Oca en donde se hizo un corte de calle en Montes de Oca llevado adelante por un intento de despedir compañeros. Y en el caso mío, era porque estábamos frente al Ministerio de Educación y habíamos terminado de cortar la calle Rodríguez Peña. Le planteamos a los policías que estaban en el lugar lo siguiente: “Mira, no sé quién te mandará, lo que estamos haciendo acá es un acto de protesta, tiene que ver con nuestro salarios”. Vamos a seguir defendiendo eso, yo defiendo ese método, al que no se llego por capricho de los trabajadores sino porque demostró y sigue demostrando en los hechos que es el método que permite, en gran parte de los casos, hacer visible el conflicto y lograr su resolución. En este marco es en el que habría inscribir estos dos inicios de causa que no tienen antecedentes. Nosotros, los docentes universitarios, hasta ahora, no hemos tenido una causa de este estilo. Más allá de esto, nos preocupa más el cuadro general, que es de receta vieja y conocida en nuestro país: cuando hay ajuste, hay persecución a los que pelean.
¿Crees que ese marco general se va a seguir profundizando con el kirchnerismo?
Lamentablemente, todo indica que sí. Por algo en el sistema educativo fue donde se produjo la alerta máxima. Los primeros trabajadores que salieron a la calle con un reclamo fuertemente salarial y denunciando el ajuste fueron los docentes de la provincia de Buenos Aires, luego los de Salta y luego los Universitarios como hace tiempo que no salían. Esto expresa que hay un conjunto de trabajadores que estamos advirtiendo que hay un ajuste y que arranca por la educación. Eso va a seguir, me lo dan los datos de un gobierno que cierra con Repsol, con el Club de París y va a arreglar con los fondos buitres. Y como los recursos son finitos, si yo los saco de un lugar, hay otro lugar al que le van a faltar. Entiendo entonces que esto se va a profundizar, pero también lo hará la resistencia de los trabajadores, ya que estamos en mejor situación que otros momentos, y eso lo expresa la presencia de organizaciones y de sindicatos y comisiones internas recuperadas. A la UOM, SMATA se les está yendo de control lo que desde hace tantas décadas han venido regimentando que es el movimiento obrero.
¿Cuál fue el rol de los sindicatos en el conflicto de los docentes universitarios?
La docencia universitaria está muy fragmentada en representaciones sindicales. Las mismas no expresan la fragmentación del movimiento docente, sino la existencia de aparatos burocráticos que están con el objetivo de ser funcionales al gobierno y cerrar paritarias sin chistar. Desde CTERA, hasta, en nuestro caso, la CONADU no histórica. Apenas hace una oferta el gobierno una de estas federaciones la presenta como una conquista. Primero, no es una conquista puesto que lo que nos han dado es lo que nos dieron a todos los estatales (28, 5%) más un 2% que vaya a saber uno cuando lo cobramos, es decir estamos en el tope salarial que puso el Gobierno. Y no es conquista además porque estas burocracias se mueven para firmar pero no se mueven desde ningún otro sentido.
¿Por qué denunciaron al Ministerio de Trabajo argentino ante la organización Internacional del Trabajo (OIT)?
El gobierno logra que las federaciones burocráticas le firmen un acta no solamente por solidaridad política. Cada vez que esto se realiza, los firmantes, solamente ellos, reciben fondos de capacitación, que son distribuidos a los sindicatos en proporción a la representación que tengan. Solamente los que firman pueden obtener esos fondos. Entonces. ¿Por qué nosotros denunciamos al Ministerio de Trabajo frente a la OIT? Primero por práctica discriminatoria: los fondos de capacitación, o son para todos los sindicatos o no son para ninguno. Lo denunciamos también como una extorsión, puesto que si no firmás el acta, no recibís los fondos. Y lo hacemos también con una impronta simbólica para que los docentes de todo el país sepan por qué se firma un acta. Se firma por solidaridad política pero también porque hay fondos que reciben los que firman. Firmar el acta tiene su precio.
¿Cuáles son los pasos a seguir de ahora en adelante?
Queremos plantear un encuentro de asociaciones combativas, sean de la federación que sean. Estamos pensando esta y otras iniciativas, en función de una medida de fuerza muy contundente en el próximo cuatrimestre porque nuestros reclamos siguen en pie: 40 % de aumento que tiene que ser retroactivo y dejar bien en claro que no puede haber una paritaria hasta julio de 2015, eso es ajustar el salario.-