Informe. Mortalidad Infantil provincia por provincia comparada en los últimos años

10/07/2018 | Revista Norte

Salta es la cuarta provincia con mayor tasa de mortalidad infantil del país. En 2016 la tasa presenta un agravamiento respecto de años anteriores al detenerse la caída de este indicador social.

Los datos surgen de un estudio al que accedió REVISTA NORTE dado a conocer por la Fundación Soberanía Sanitaria tomando los números oficiales del Ministerio de Salud.

La estadística nacional venía exhibiendo un descenso ininterrumpido, desde su última suba registrada en 2002, bajando anualmente hasta 2015 pero ese descenso se detuvo en 2016.

La tasa nacional se ubicó en 9,7 pero hay provincias que la superan, entre ellas Formosa con una tasa de 15 puntos, Corrientes con 13.5, Chaco con 11.9, Salta con 11.8.

Hay provincias que siguieron con la mortalidad infantil en descenso, otras se estancaron y algunas empeoraron su tasa mostrando aumentos.

La tasa de mortalidad infantil mide las defunciones de menores de 12 meses y los nacidos vivos y se expresa cada mil nacidos vivos en un año determinado. Es considerada como uno de los indicadores más importantes de la situación de salud de una población, dado que se relaciona con el acceso a una atención sanitaria de calidad, pero fundamentalmente con el nivel de desarrollo de una sociedad.

En 2015 se registró la menor tasa histórica de mortalidad infantil en Argentina. En ese años se observa que 19 de las 24 provincias mostraron descensos en sus Tasas de Mortalidad Infantil, pero en 2016 solo 11 provincias continuaron con la tendencia descendente y 10 aumentaron sus tasas, mientras que en 4 provincias el descenso de este indicador se detuvo. “Si la TMI hubiera descendido el valor promedio de los últimos 5 años (0.44 cada 1000 nacidos vivos), habría caído a 9.26 por cada mil. Ello hubiera significado que 320 chicos no fallecieran en 2016″, resalta el estudio.

EL INFORME:

Los datos publicados por el Ministerio de Salud de la Nación revelan que, luego de un descenso ininterrumpido desde 2007, en 2016 se produjo un estancamiento de la tasa de mortalidad infantil, igualando el valor de 2015, mientras la desigualdad entre las provincias aumenta.

A fines del año pasado el Ministerio de Salud de Nación publicó el Anuario 2016 con las estadísticas vitales de nuestro país para ese año. Entre los datos llama la atención uno fundamental: la tasa de mortalidad infantil (TMI) en la Argentina se mantuvo en los mismos valores que en 2015, cuando alcanzó el histórico descenso a un dígito (9,7 defunciones/1000 nacidos vivos). Esto refleja un estancamiento del descenso ininterrumpido que la TMI mostraba en nuestro país desde 2007.

No se incluyen en este informe los datos correspondientes a la mortalidad infantil en 2017, dado que, si bien recientemente se informaron las tasas de mortalidad infantil para la provincia de Buenos Aires y para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aún no está disponible la información completa que brinda el Ministerio de Salud de la Nación.

La cartera sanitaria nacional es quien tiene la tarea de integrar la información interjurisdiccional y, en tanto la mortalidad infantil se calcula según el lugar de residencia de la madre y no de acuerdo al lugar de ocurrencia de la defunción, no es posible llegar a conclusiones fehacientes hasta tanto los resultados del cruce de datos sean publicados.

La tasa de mortalidad infantil se define como el cociente entre las defunciones de menores de 12 meses y los nacidos vivos (se expresa cada mil nacidos vivos) en un año determinado. Es considerada como uno de los indicadores más importantes de la situación de salud de una población, dado que se relaciona con el acceso a una atención sanitaria de calidad, pero fundamentalmente con el nivel de desarrollo de una sociedad. La TMI está determinada, entonces,
por un conjunto de condiciones que se relacionan entre sí: biológicas, demográficas, socioeconómicas, culturales, ambientales, de accesibilidad y atención de la salud. El análisis de la TMI, junto con otras variables sanitarias y socioeconómicas, permite realizar un importante monitoreo de las política públicas en salud.

Los indicadores sanitarios indican la situación de salud de una población en forma retrospectiva. En el caso de la mortalidad infantil es necesario contar con los datos de cada una de las jurisdicciones del país, por lo que la TMI correspondiente a un año dado suele conocerse a fines del año siguiente.

En la Argentina, el análisis de los últimos años -de 2003 a 2015- muestra una disminución en el número absoluto de defunciones infantiles y el descenso en la TMI de 16,5 por mil en el año 2003 a 9,7 por mil en el año 2015, siendo la menor tasa histórica con una variación porcentual de cerca del -43%. Esto implica que en este lapso se evitó la muerte de 37.000 niños y niñas. Esta es una tendencia histórica al descenso de más de veinte años, que se ha mantenido a pesar de algunos aumentos que se explican por eventos como crisis sociales, económicas y/o políticas o
brotes de enfermedades, que impactaron de manera negativa en la mortalidad infantil. Por el contrario, en el año 2016 se produjo un estancamiento en la TMI por un leve aumento de la tasa de mortalidad posneonatal. Las condiciones ambientales y socioeconómicas tienen mayor impacto en la mortalidad posneonatal (defunciones ocurridas entre los 29 días y el año de vida). En la mortalidad neonatal (defunciones ocurridas entre el nacimiento y los primeros 28 días de vida) prevalecen aquellas condiciones vinculadas con los problemas congénitos y con la accesibilidad y atención de la salud de la madre y del recién nacido (salud de la madre, control del embarazo, atención del parto y recién nacido durante los primeros días de vida, etc.).

Dentro de las defunciones posneonatales, se observa un leve aumento en las causas de mortalidad reducibles, es decir, aquellas que podrían disminuir con acciones en el sistema de salud sencillas y de bajo costo, a través de la prevención, el diagnóstico y/o el tratamiento. También aumentó la tasa de mortalidad infantil posneonatal cuyas causas son mal definidas o inespecíficas.

Si se analiza la TMI por provincias, se observa que en 2015, 19 de las 24 provincias mostraron descensos en sus TMI. El descenso fue de 1,25 defunciones cada 1000 nacidos vivos en promedio. Esta característica se invirtió en 2016, cuando solo 10 provincias continuaron con la tendencia descendente y 10 aumentaron sus tasas. En 4 provincias
no hubo cambios. Entre las jurisdicciones donde la TMI aumentó se destacan la Ciudad de Buenos Aires (la más rica del país), Chubut, Formosa, Misiones y Santiago del Estero, con más de un punto de aumento en ese período y variaciones interanuales que superan el 10%.

Si la TMI hubiera descendido el valor promedio de los últimos 5 años (0.44 cada 1000 nacidos vivos), habría caído a 9.26 por cada mil. Ello hubiera significado que 320 chicos no fallecieran en 2016.

Desigualdades en la distribución de la mortalidad infantil en Argentina 

El análisis de la mortalidad infantil del país tiene que poner en consideración las diferencias entre las distintas jurisdicciones. Cualquiera sea el escenario es de suma importancia analizar el comportamiento de las tasas en cada provincia y, fundamentalmente, las desigualdades e inequidades presentes en la distribución de la mortalidad infantil en el territorio.

De este modo, para el período analizado, en el que la tasa de mortalidad infantil se mantuvo constante, es de particular interés averiguar cómo se comportaron los índices de desigualdades en términos de la distribución de este indicador en el país.

Para el análisis de las desigualdades fueron utilizados el cociente ponderado de tasas extremas y el coeficiente de determinación. Las jurisdicciones fueron estratificadas según el indicador de remuneración total anual, disponible en los informes del INDEC.

Como se puede observar en el gráfico 4, según el cociente ponderado de tasas extremas, la desigualdad en la mortalidad infantil en Argentina viene bajando sostenidamente con una clara tendencia descendente en el último lustro. Durante el año 2015, la disminución de la desigualdad fue contundente bajando cerca de un punto. En 2016, aunque la tasa de mortalidad infantil permaneció constante en relación con el año anterior, la desigualdad creció retomando valores superiores a los años 2015 y 2014.

Comparando los resultados del cociente de tasas extremas de la mortalidad infantil en Argentina entre los años 2015 y 2016, años que tuvieron la misma tasa de mortalidad infantil, podríamos decir que durante 2015 en la jurisdicción con peor situación socioeconómica (remuneración total más baja) fallecieron 2 veces más chicos menores de 1 año comparada con la jurisdicción con mayor remuneración total. En 2016 se puede observar que esta relación empeora, en tanto fallecieron 3 veces más niños en la jurisdicción en peor situación comparada con la de mejor situación.

El coeficiente de determinación es un indicador que busca medir el efecto de un determinado factor socioeconómico en una variable sanitaria. En el gráfico 5 se puede observar que este coeficiente posee una tendencia descendente en el último lustro.

Esto está vinculado a una menor desigualdad en la distribución de la mortalidad infantil en el país. También se puede corroborar, como en el gráfico 4, que esta desigualdad aumentó en el año 2016 en comparación con 2015.

Conclusión

Como es esperable, a esta altura del año todavía no se conocen los datos del Ministerio de Salud de la Nación para el año 2017. Razón por la cual, aun cuando recientemente dos jurisdicciones, Ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires, anunciaron los datos correspondientes a 2017 (en el caso de la provincia no han sido siquiera publicados oficialmente), no es posible desarrollar un informe válido sobre la TMI durante el año pasado y hemos centrado este informe en el año 2016.

En cualquier caso, si bien no deben apresurarse conclusiones de los análisis de mortalidad infantil para un período de un solo año, sí resulta pertinente observar su comportamiento en relación con otros parámetros. Así, del estudio del cruce entre la TMI y determinadas variables socioeconómicas (como, por ejemplo, renta total), se desprende que
el estancamiento de la TMI se vincula con una mayor desigualdad en la distribución de este indicador.

Esta profundización de la desigualdad podría estar asociada al empeoramiento de algunas condiciones sociales durante el año 2016, como el aumento de la desocupación, la suba de las tarifas de servicios básicos, la pérdida del poder adquisitivo del salario y las dificultades en el acceso a los servicios, que tienden a afectar de manera más rápida y exacerbada a los sectores sociales más desfavorecidos y vulnerables.-

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