La inseguridad en campaña. Triunfa la peligrosa idea de «Una guerra a matar o morir» con los delincuentes

06/09/2013 | Revista Norte

Alejandro granados Seguridad Bs As

EL NUEVO MANO -Y CARA- DURA DE SCIOLI

SCIOLI RECURRIÓ A GRANADOS, DEFENSOR DE LA MANO DURA, PARA SU NUEVO MINISTERIO DE SEGURIDAD EN BUENOS AIRES

Quién es Granados, el nuevo ministro que planteó «una guerra a matar o morir» con los delincuentes

Afín a la «mano dura», en 1999 frustró un asalto en su casa a los tiros. Fue leal al Menem, a Duhalde, y en el último tiempo a los Kirchner. El perfil del hombre que estará al frente de la nueva cartera de Seguridad de la provincia

Alejandro Granados, quien fue anunciado ayer por Daniel Scioli como el encargado a velar por la seguridad de los bonaerenses, comparte los rasgos del típico «barón»  del conurbano. Fue ex concejal de Esteban Echeverría, y es intendente del partido de Ezeiza desde que se creó en 1995, prácticamente un «vitalicio».  Ejerce un consolidado poder territorial, estrechos vínculos con el fútbol , y una debilidad hacia los pensamientos y gustos «populares». A gusto con todo oficialismo peronista, se acomodó a los vaivenes de la política nacional: fue leal a Carlos Menem, a Eduardo Duhalde, y en los últimos años al Frente para la Victoria.

En noviembre de 1999  vivió en carne propia la inseguridad, la problemática que hoy tiene la responsabilidad de mitigar. Pero el hecho traumático lo resolvió de forma tal que causaría desagrado en sectores de pensamiento progresista y de izquierda. Sucede que tres delincuentes intentaron robar ese año su lujosa estancia en La Celia, su propiedad de Tristán. Cuando ingresaron a su casa, el novel ministro de Seguridad los recibió a los balazos y frustró el ilícito.
«Tenemos que poner mano dura: o caía muerto yo o caían muertos ellos», definía. En otro de sus textuales, aseguraba que se «estaba en una guerra con ellos (los delincuentes) y la guerra hay que librarla: a matar o morir».

Incluso, en una suerte de culto a la venganza, se mostraba a gusto con la oportunidad de poder liquidar a quienes perpetraron en su domicilio. «Era el malviviente o yo: ojalá le hubiera pegado. Lamentablemente tuve mala puntería».

En el orden deportivo, cultivó una amistad cercana con Diego Maradona, quien lo visita frecuentemente para compartir charlas, asados, y partidos de futsal. Es padrino de Diego Fernando, el hijo del astro con Ojeda. Pero por la ruptura de la pareja tuvo una fuerte pelea con Maradona, ya que Granados respaldó a Ojeda en la disputa.

También amplió su ámbito de influencia a otros rubros. Es heredero de la exclusiva parrilla El Mangrullo, fundada por su padre, y propietario del club Tristán Suárez, que pertenece a su distrito y es presidido por su hijo Gastón. En tanto, su otro hijo, Alejandro, es responsable de la Administración de Aviación Civil (ANAC).

En su cargo de jefe comunal, impulsó la instalación de cámaras de seguridad y en 2003 un sistema de «patrullas municipales», denominado como «Tolerancia cero contra la delincuencia». La iniciativa se basa en disponer de un patrullero, equipado con un teléfono celular de llamada gratuita, por sector -de unas 20 cuadras-, que realiza rondas durante las 24 horas.

Localmente, Granados prácticamente no tiene oposición. En 2011, cuando ganó su quinto mandato al frente de Ezeiza, obtuvo el 67% de los votos. El PJ disidente, y la UCR, quedaron lejos con el 10% ciento de los sufragios. Además, no hay perspectiva de recambio en el corto plazo. La sucesión de Granados para 2015  tiene nombre y proviene del riñon familiar: se trata de su esposa, Isabel Beatriz Visconti, mas conocida como «Dulce». Diputada nacional por el Frente para la Victoria, en 2011 la misma Cristina Kirchner la bendijo al sugerir que la mujer debía tener la oportunidad de gestionar el distrito, en el marco de la inauguración de la Universidad de Ezeiza.-

Infobae

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