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Cámara de seguridad y patrullaje en el barrio
ORAN
Vecinos del barrio 1° de Mayo siguen padeciendo robos, a pesar de los esfuerzos de organización y de que hace años denuncian los hechos delictivos.
El viernes pasado ocurrió nuevamente una tanda de robos, cuando un delincuente se paseó por varias viviendas provocando despojos casi simultáneos a diferentes vecinos a primera hora de la mañana, cerca de las 07:00.
La presencia policial y la vigilancia es continua. Hay cámara de seguridad, hay móviles que patrullan, hay policías de a pie que rondan las cuadras del barrio, reconocen los vecinos, pero nada detiene los asaltos. Parece ya claro que no es la respuesta.
Una madre, al escuchar ruidos extraños en el patio de su casa, salió a ver de qué se trataba y se dio de frente con el delincuente que intentaba quitar las celosías de la vivienda. Al verse cara a cara con el ladrón, atinó a gritar: «trae al perro, traeme un palo», con lo cual el delincuente saltó la medianera y se dio a la fuga. Según contó a Revista Norte, el ladrón ya venía de cometer otros robos en la cuadra usando las medianeras lindantes de camino.
Los relatos tienen como protagonistas a casi todos los vecinos. La vulneración de las viviendas para sacarles las motos de los garages, aún con candados; los enfrentamientos entre bandas de otros barrios que se pelean a las pedradas y toman como escenario sus calles, posiblemente por la cercanía de la feria de la cancha Madereros; la vulneración de los patios de sus casas; todo sigue in crescendo.
En 2015, se organizaron para protestar ante la visita de funcionarios del ministerio de seguridad de la provincia, lo que hizo que una gran reunión se realizara con las cúpulas de Policía y Ministerio que llegaron al barrio a reunirse con ellos. De allí obtuvieron más presencia policial y la cordialidad de los comisarios que año a año se presentan en el barrio, pero que -al parecer- nada pueden hacer para reducir la inseguridad. Las medidas que se toman no logran devolver la tranquilidad.
No es el único barrio que lo padece, lo reconocen. Toda la ciudad tiene su lista de reclamo. De hecho, los mismos lo vivieron hace unos meses en el Barrio Güemes cuando motochorros apuntaron con un arma de fuego a la cabeza de una niña para robarle el celular.
Por eso, a la pregunta de si se hicieron las denuncias, la respuesta es casi unánime: «No. Para qué?» y reniegan de las horas de procedimiento a los que se someten sin que se obtengan luego resultados.
«Nos está ganando la desidia, la pérdida de empatía* entre nosotros para ayudarnos entre vecinos, para cuidarnos. La desidia está pudiendo con todo», reflexionan mientras piensan cómo resistir.-
*Participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona.
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