La siesta de Urtubey en números

25/11/2014 | Revista Norte

INVESTIGACIÓN SOBRE LA DESIGUALDAD EN SALTA. 

Pegatina en Salta Capital

Pegatina en Salta Capital

Un estudio socioeconómico muestra que desde el año 2008 al 2013 la provincia fue a contramano en términos de desigualdad, cuando antes había experimentado mejoras en la distribución de ingresos.

Publicado por Silvana Brezina en la revista Estado de Cosas

El mote de vago lo tiene bien habido, justifican los capitalinos cuando se consulta por la figura de Juan Manuel Urtubey. Al calificativo lo popularizó el romerismo duro, y hasta se montó una campaña pública con afiches que rezaban “Urtubey vago andá a laburar”, que el propio gobernador le adjudicó al diputado del Frente Salteño Javier David.

Pero aquello que perciben los ciudadanos de a pie y que se expresa en duros términos en la calle contra la figura del funcionario, fue revelado por estudios estadísticos.

Un informe del Instituto de estudios laborales y desarrollo económico de la Universidad difundió los resultados de la investigación sobre la distribución del ingreso en Salta entre 2003 y 2013. Sus conclusiones son contundentes:

· La desigualdad en Salta se redujo entre 2003 y 2013.
· Salta, a diferencia del NOA y de la Argentina, disminuyó la desigualdad entre 2003 y 2008 pero no la modificó en absoluto entre 2008 y 2013.
· El debilitamiento de los progresos en el mercado de trabajo ubican a Salta en situación desventajosa en el contexto nacional.

El informe indica que la desigualdad en la Argentina ha disminuido entre el año 2003 y la actualidad, y que esta declinación no fue sólo en la Argentina sino en toda la América Latina. Tomando como herramienta la denominada Curva de Lorenz (que permite examinar las características de la distribución) puede verse que la desigualdad se redujo en la Argentina en ambos quinquenios (2003-2008 y 2008-2013), aunque más en el primero que en el segundo. En el NOA lo hizo en el segundo subperíodo y no en el primero, mientras que en Salta lo hizo en el primero -que va de 2003 a 2008-, pero nada en el segundo –que va de 2008 a 2013-.

La desigualdad en Salta es todavía mayor que la desigualdad de todo el país

Según el cociente de ingresos extremos (CIE) -una medida que se obtiene al dividir el ingreso promedio percibido por el 10% más rico de la población (decil 10), por el ingreso promedio percibido por el 10% más pobre (decil 1)- Salta tiene un nivel de desigualdad muy elevado: se encuentra segundo en el ranking de los aglomerados de todo el país, después de Corrientes.

Todavía más. El ingreso del decil superior de la distribución es casi 16 veces más alto que el ingreso del decil inferior. En el caso del conjunto de aglomerados del país ese cociente fue de 13 y en el Gran Paraná (la jurisdicción menos desigual en 2013 según este indicador) el cociente fue de 9.

Tomando el Coeficiente de Gini –que mide la desigualdad del 0 al 1, donde 0 es la perfecta igualdad y 1 la perfecta desigualdad- Salta manifiesta un crecimiento de la desigualdad también en el segundo período estudiado, con un Gini cercano al 0,45. Y junto a Formosa son las únicas ciudades que registran un empeoramiento entre 2008 y 2013.

Sobre las causas de la desigualdad el estudio sostiene:

Los ingresos familiares dependen de los ingresos de los integrantes de las familias, ya sea de los que provienen de la venta de su fuerza de trabajo (ingreso laboral) o de otras fuentes (ingreso no laboral). El salario puede suponerse ligado tanto a la cualificación que requiere la tarea que realiza, como a la productividad intrínseca del trabajador (que puede aproximarse por su educación), la que se relaciona con el talento natural y con el stock de capital humano individual.

Los ingresos dependen además de las políticas públicas vigentes. Los impuestos y los subsidios redistribuyen los ingresos de una población; es decir, provocan cambios en la distribución que generan los mercados.

Podrían sumarse a estos elementos, la importancia y el poder de negociación de los gremios en la determinación de los salarios y el efecto del salario mínimo, vital y móvil, que no es menor en la Argentina actual.

El informe cita una investigación de Lusting, López Calva y Ortiz Juarez que sostiene que la reducción de la desigualdad en Argentina, Brasil y México obedeció principalmente a dos factores: una caída en los premios a la calificación y una política pública que promovió las transferencias de ingresos hacia los sectores más carenciados. También advierten el fuerte aumento que experimentó el PIB per cápita en la Argentina. La evolución de los retornos a la educación, sugieren que éstos tuvieron algo que ver en el proceso. Sin embargo en Salta estos efectos no se vieron.

Quizás por eso el gobierno de la provincia decidió dejar de medir la pobreza y la inflación desde el año 2013. Recientemente se conoció, a través de la consultora NOAnomics dirigida por el economista Félix Piacentini, sobre la ausencia de estadísticas estatales. “Una provincia sin estadísticas confiables es como un barco sin brújula”, sostuvo el economista para graficar lo que pasa en Salta. A su vez resaltó que el único que mide inflación y pobreza en Salta es el ISEPCI, cuyos últimos datos publicados estableció que una familia tipo necesita unos 2.670 pesos para cubrir la canasta de alimentos y no caer en la indigencia, y unos 6.300 pesos para cubrir la canasta básica y no caer en la pobreza.-

 

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