El Consenso de Washington
En marzo de 1989 se derrumbó el Muro de Berlín anticipando el virtual triunfo de los Estados Unidos sobre la Unión Soviética en el conflicto E/O. Previendo esa situación las principales autoridades de empresas líderes de los Estados Unidos, Europa y el Japón constituyeron una estructura política - económica denominada “Comisión Trilateral.” Ella diseñó los rasgos necesarios para afianzar el predominio mundial obtenido, originando una nueva doctrina capitalista llamada neo - liberal globalizada.
Ella se explica en el libro “Between Two Ages” del asesor económico de la estructura Zbigniew Brzezinski. Su edición en castellano se conoció como “La Era Tecnotrónica.” En él expresa que, ante la derrota comunista, el resultado será el impulso definitivo hacia un capitalismo democrático que ofrecerá mejores oportunidades a los pueblos, y que al aplicarse, se dejaran de soportar las penurias económico - sociales mundiales. Este giro ideológico puso nombre a lo que en 1990 el escritor J. Williamson llamó EL CONSENSO DE WASHINGTON, en su libro “What Washington Means by Policy Reforms”. En él explica las políticas económicas financieras globales que el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo impondrán al resto de los países, especialmente a los del Tercer Mundo, como requisitos para su desarrollo. Con el nombre de “Préstamos para el Ajuste Estructural” su cumplimiento es requisito para recibir asistencia financiera o para ser merecedores de una mejor calificación como país deudor. Estas políticas deben obedecer al siguiente decálogo básico: 1) DISCIPLINA FISCAL. 2) REORIENTACIÓN DEL GASTO PÚBLICO. 3) REFORMA FISCAL. 4) LIBERACIÓN FINANCIERA CON LIBRE MOVIMIENTO DE CAPITALES. 5) POLITICA CAMBIARIA CON TIPO DE CAMBIO COMPETITIVO. 6) LIBERACION COMERCIAL 7) INVERSIONES EXTRANJERAS DIRECTAS. 8) PRIVATIZACIONES. 9) DESREGULACIONES. 10) INTANGIBILIDAD DEL DERECHO DE PROPIEDAD. Los resultados de su aplicación son, de acuerdo con lo que expresó el Premio Nobel de Economía Joseph Stigliz en su libro “El Malestar de la Globalización” los siguientes: ”Ninguna nación se ha desarrollado en virtud del seguimiento fiel de los dictados de una tecnocracia internacional y local, ya que cada una de ellas es un microcosmos con una problemática singularizada que es fruto de los sucesos históricos por los que atravesó”. En realidad lo que se aplicó fueron políticas meramente de ajuste que, desde un enfoque monetario y cambiario, buscan lograr ayuda financiera internacional con el apoyo de los organismos multilaterales de crédito cumpliendo lo determinado por el Consenso de Washington, cuya política financiera se amalgama en una radicalización ideológica ”neo-liberal”, instrumento de los países con muy alto desarrollo para imponer en el orden mundial una concepción política, económica y social propia ,sin respeto a la libertad de los estados menores y a las visiones de las distintas culturas” En resumen un gran esfuerzo para instalar mundialmente un capitalismo liberal fundamentalista e integrista aplicado a las personas, a los países y a las sociedades en provecho de unos pocos. Las consecuencias de la aplicación de esa doctrina en la Argentina las indicó el escritor Manuel Alvarado en su libro “LA ARGENTINA AGRICOLA” en el que afirma: ”Lo que se está aplicando en nuestro país son meramente políticas de ajuste de corto plazo que, desde un enfoque monetario y cambiario intentan obtener la ayuda financiera internacional. A lo que apuntan es lograr la aprobación de los organismos multilaterales de crédito cumpliendo lo que establece el Consenso de Washington”. La forma como finalizó la” Guerra Fría “no había presentado un contendor triunfante y claro heredero de la victoria. Ello produjo un vacío conceptual que permitió que de inmediato el “CONSENSO” tratara de imponer sus fórmulas. El mundo ya había asistido a otras ”fórmulas salvadoras” que ocultaron intereses de quienes detentaban el poder. Gran Bretaña había propuesto el libre comercio, mientras que en el orden interno protegía desmesuradamente su industria; los Estados Unidos, a su vez, pretendieron demostrar la ineficiencia de lo estatal mientras mantenían poderosas organizaciones estatales para difundir su estrategia tecnológica. A estos ejemplos se sumaron las declaraciones y exigencias de los principales organismos de crédito internacionales que exigen abrir los mercados mientras los países “líderes”, que las sustentan, originan todo tipo de perjuicios a los países menores con los subsidios dados a sus propias producciones, en especial a las primarias. El objetivo real es el dominio mundial para asegurar el mejor nivel de vida de unos pocos. Así funciona la globalización, empleada como instrumento de poder por los grandes emporios político-económicos y produce una caída de la independencia y del poder efectivo del resto de los estados. Esta asignación de un poder desmesurado a las organizaciones privadas, especialmente a las financieras, ha originado perniciosos resultados. Según Ricardo Auer en su Consultora Estratégica del 24/03/03 : “se ha provocado un deterioro de los Estados que deja entrever graves peligros para la sociedad. El principal es la creciente privatización de las decisiones políticas soberanas (aun en los Estados Unidos), lo que afecta sus estrategias nacionales. Las múltiples redes de poder privadas (económicas, financieras, mafias, terrorismo y otras) actúan en la práctica de acuerdo con su visión cultural y sus intereses particulares, caracterizándose por una brutal lucha por el poder antes que por el debate de ideas”. La lucha se caracteriza en la pugna por los mercados globales, por el control de los alimentos, la energía, el petróleo, los ecosistemas, la minería y en especial por el agua potable. Así se manifiestan los conflictos y las actitudes de los poderosos ante ellos, al ver limitada la posibilidad del empleo masivo del poder militar para solucionarlos por su alto grado de poder letal y la asimetría de los participantes, es operar mediante un gran número de nuevas formas de agresión tales como: la manipulación sicológica; los operativos de prensa; las operaciones de desinformación por parte de agencias especiales de inteligencia; la corrupción de dirigentes; las agresiones económicas; el control por parte de organismos internacionales; la creación y operación de guerrillas; los ataques por los medios de prensa globalizados; la disociación de estados especialmente aquellos con territorios que incluyan espacios vitales estratégicos: el desarme de las fuerzas armadas o su empleo en tareas externas a su espacio nacional tratando de de transformarlas en fuerzas mercenarias internacionales; la militarización interna utilizando fuerzas de seguridad para combatir la “creciente inseguridad” o la contratación de “cipayos vernáculos”• .La aplicación de todas estas estrategias constituye lo que se ha llamado Golpe de Estado Blando y el Consenso las aplicó como correctivos cuando fue necesario, siempre con éxito, siempre ahogando al indisciplinado. En los últimos tiempos la suerte le resulta esquiva como en el intento de agresión contra la República Bolivariana de Venezuela.
En algunos círculos políticos se afirma que una acción semejante está en pleno desarrollo contra el gobierno argentino. El CONSENSO ya no puede sostener la armonía en las relaciones entre los Estados y debe decidir si para mantenerla en el presente y aún en un futuro cercano le resultará inevitable tolerar otras formas de relación que sean libremente elegidas por los pueblos y donde el rol del Estado - Nación pueda o no ser sea necesario. En resumen: UN NUEVO ORDEN MUNDIAL con libertad y justicia. ¿Pagará el precio?
RECOPILACION DE INFORMACION EFECTUADA
POR EL CORONEL (R) JOSÉ LUIS GARCÍA Y LA
PROFESORA ELSA BRUZZONE MIEMBROS DEL CEMIDA.