«Los servicios de salud de Salta, tal como funcionan en la actualidad, no dan respuestas a gran parte de las demandas de la población.
La demanda se ha multiplicado no solo por el aumento demográfico, sino debido al aumento del desempleo y por lo tanto de la población sin obra social; y también por aquellos que concurren a los hospitales por no poder pagar los “plus” de la medicina privada
Esta mayor demanda no encuentra respuesta en los servicios de salud abarrotados, donde hay que hacer largas colas para lograr un turno, ya que faltan horas profesionales, las guardias están desbordadas como consecuencia del desmantelamiento de los centros de salud y los hospitales del interior, y el recurso humano está desmotivado, sin metas y objetivos claros en su tarea, sin los insumos materiales necesarios para su trabajo.
Los indicadores sanitarios, aun las cifras oficiales, son una evidencia del deterioro de la salud de nuestro pueblo. La mortalidad infantil (niños fallecidos en el primer año de vida), uno de los principales indicadores del estado de salud de una población, se mantiene entre las más elevadas del país. 334 niños menores de 1 año murieron en el transcurso del año 2015, más de la mitad de esas muertes podrían haberse evitado.
La mortalidad materna en Salta es la más alta del país desde hace varios años. En 2015 murieron 23 mujeres jóvenes, todas muertes evitables.
La cantidad de niños nacidos con bajo peso va en aumento, producto de la falta de suficientes controles prenatales y de la mala salud o malnutrición de la madre.
No existe registro oficial sobre la cantidad de niños fallecidos por desnutrición; solo los titulares de los medios de prensa se encargan de informar los casos que trascienden, en su gran mayoría de comunidades originarias.
Para completar este breve análisis sobre el estado de salud de la población se debe tener en cuenta una multiplicidad de otros factores que mencionamos sucintamente:
La pobreza, que en Salta afecta entre el 40 y 50 % de la población
- El desempleo y la precariedad laboral, que fabrica nuevos pobres
- Las viviendas y los servicios sanitarios: según el censo de 2010, uno de cada 3 hogares en el departamento Oran no tiene agua de red. En el departamento Rivadavia el 49,1 % de los hogares tiene necesidades básicas insatisfechas, llegando al 60,6 % en la localidad de Santa Victoria Este
- La tala, los desmontes indiscriminados y la contaminación ambiental que favorecen la aparición de enfermedades
Más pobreza y más desigualdad con menos Estado, es igual a más enfermedad y más muerte.
Ante este grave diagnóstico y con el mandato constitucional del art. 40: “Compete al Estado el cuidado de la salud física, mental y social de las personas, y asegurar a todos la igualdad de prestaciones ante idénticas necesidades.”
¿Cuál es la propuesta del gobierno?
Salta fue una de las primeras provincias en adherir en 2016 a la propuesta nacional: la Cobertura Universal en Salud (CUS), engañosa denominación para un seguro de salud, destinado a las personas “sin cobertura” a través de una canasta básica de servicios o paquete mínimo de prestaciones que van a estar cubiertas o aseguradas. Lo que no esté incluido en la canasta, deberá ser resuelto por cada persona por su cuenta, es decir deberá pagarlo. Esto significará una medicina para pobres y otra para ricos. En ese camino, la salud va perdiendo su condición de derecho para transformarse en una mercancía al alcance de los que puedan pagarla. Y la Salud Pública en lugar de reducir desigualdades, las acentúa.
Estas propuestas y hasta el lenguaje utilizado traen a la memoria las políticas de salud sugeridas desde hace muchos años por el Banco Mundial para los países de bajos ingresos y que ya trataron de ser aplicadas en nuestra provincia con el nombre de “Seguro Provincial de Salud”. El resultado fue una barrera más en el acceso a los servicios de salud.
Estas “geniales ideas” son presentadas a la sociedad como producto de la preocupación del gobierno por la salud de la población, cuando en realidad son parte del problema y no de la solución. Ahora intentan convencernos de sus bondades mediante una batería de falsos argumentos marketineros como que los pobres podrán atenderse en clínicas privadas. O como que todos tenemos asegurada la salud, lo que se intenta trasmitir con el engañoso calificativo de “universal”.
Mientras tanto crecen las colas en las salitas y siguen muriendo niños desnutridos.
NO a la CUS. Por un sistema de Salud GRATUITO, UNIVERSAL Y DE CALIDAD».