El decreto 1307 que desató la crisis salarialde Gendarmería y Prefectura fue redactado por Raúl Garré, hermano y jefe de gabinete de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. El texto fue cuestionado hace meses por Sergio Berni, el segundo de Garré, y por las cúpulas de ambas fuerzas. Berni advirtió que habría una rebelión de gendarmes y prefectos. Y propuso igualar sus sueldos a los de la Policía Federal, hacia arriba. Pero fue desoído.
La Gendarmería y la Prefectura habían acordado en mayo otro decreto con Raúl Garré. Eliminaba pagos no remunerativos, disminuía los juicios al Estado y elevaba los salarios. Pero Raúl Garré se arrepintió y avanzó con el que finalmente firmaron su hermana y la presidenta Cristina Kirchner y que llevó el número 1307.
Así fue la trama no conocida de la crisis, según confiaron a LA NACION funcionarios, militares y altos mandos de seguridad.
En la máxima reserva, una delegación del ministro de Economía, Hernán Lorenzino, intentaba ayer dar pasos hacia una salida de la crisis que desató aquel decreto. En el Edificio Guardacostas hubo reuniones con el equipo de salarios de la Prefectura. Se acordó avanzar en una resolución o dictamen sin carácter definitivo que garantice, mediante adicionales, un haber mínimo de 7000 pesos.
El equipo de Lorenzino preveía llevarle anoche una propuesta al ministro y éste la analizaría con Berni. La ministra Garré salió de la negociación. Según supo LA NACION lo mismo se conversará con la Gendarmería. En Economía analizan el impacto fiscal, que será grande.
Se dispondrían, además, 6,8 millones de pesos para compensar a los prefectos que sufrieron quitas. «Hay buena predisposición con la gente de Lorenzino», dijeron en la Prefectura. Berni aspira a superar pasado mañana el conflicto, tal como se comprometió el miércoles ante los gendarmes y prefectos rebeldes. Pero no habrá otro decreto. Sería admitir el error del 1307.
¿Por qué no previeron la crisis en Seguridad? Creyeron que los gendarmes y prefectos no protestarían: estaban disciplinados.
En la redacción del decreto, Raúl Garré no estuvo solo. Tuvo asistencia de la Unidad de Auditoría Interna del ministerio. Además, tenía experiencia: como asesor de su hermana en Defensa había frenado reclamos judiciales de militares en las Fuerzas Armadas.
Tuvo además la aprobación del viceministro de Economía, Axel Kicillof, que le había remitido la factibilidad presupuestaria.
La historia viene de lejos. La Gendarmería y la Prefectura tienen sus sueldos «enganchados» a las Fuerzas Armadas, que desde 2005 perciben crecientes sumas no remunerativas («en negro») de hasta un 70% del total de ingresos. Eso perjudicó a los retirados, a los que el kirchnerismo consideró siempre como «represores» de los años 70.
Hubo masivas demandas judiciales al Estado para el «blanqueo» de los sueldos, que fueron favorables a los prefectos y gendarmes.
En el caso de las Fuerzas Armadas, la entonces ministra Garré, impidió los ajustes con interpretaciones de esos fallos que determinaron bajas y no alzas. Los prefectos y gendarmes se beneficiaron con el fallo «Salas» de la Corte Suprema. Pero hubo sueldos de hasta 90.000 pesos.
Al asumir en Seguridad, Garré arremetió contra esas sentencias y logró que la Corte dictara el fallo «Zanotti», que reducía en lugar de aumentar los salarios.
Las cúpulas de las dos fuerzas comenzaron a negociar con Raúl Garré. En mayo acordaron un proyecto de decreto que fijaba salarios razonables, reducía suplementos y pagos «en negro». Berni propuso sin éxito igualar sueldos de prefectos y gendarmes hacia arriba con los de la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Pero el 4 de septiembre salió el decreto 1307, en línea con el fallo «Zanotti». Aquel acuerdo había sido ignorado. No había sido consultado con la Prefectura y la Gendarmería y éstas advirtieron sobre las rebajas salariales al 50% del personal.
Además, no recibirían el 21% de aumento anunciado por Cristina Kirchner. «Esto está hablado con Economía, soluciona el problema. Está decidido y no vamos a dar marcha atrás», se plantó Raúl Garré. Luego, Seguridad culpó a las fuerzas por liquidar mal los sueldos.
El acuartelamiento de los efectivos de la Prefectura y de la Gendarmería jaqueó a Nilda Garré
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