Es importante discutir la coyuntura con la reestructuración del gabinete nacional.
Por Julio Gambina, economista
Durante el feriado largo pasado (del 7 al 10/10) se reestructuró el gabinete del gobierno argentino en un contexto económico, social y político muy complejo. Esa complejidad remite, entre otras cuestiones, al debate concentrado en la represión en Villa Mascardi y su desenlace con la prisión de mujeres mapuches que, entre muchos impactos, eyectó del gabinete a la responsable del Ministerio de la Mujer. Mientras se procesaba el impacto político de la represión, la prisión y la renuncia de la ministra acontecía en simultaneo una masiva concentración de militancia popular en el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries que se realizó en la provincia de San Luis que es, como bien dicen las organizadoras, territorio Huarpe, Ranquel y Comechingón, poniendo en evidencia la importancia que adquiere en la contemporaneidad la cuestión de los pueblos originarios, sus demandas y el tratamiento que en Argentina se les otorga, más allá del reconocimiento constitucional.
El remplazo en el gabinete se resolvió con la funcionaria puntana, encargada gubernamental del área de la mujer en la provincia de San Luis, responsable de la gestión institucional del masivo cónclave de los feminismos populares. Así, Ayelén Mazina fue designada al frente del ministerio en el poder ejecutivo nacional. Un interrogante que podemos hacernos es si saldrá al encuentro de las demandas planteadas en los múltiples talleres, movilizaciones, discusiones que hubo en la provincia de San Luis, y que transitaron por temas muy diversos. Entre ellos destacamos los relativos a los derechos de los pueblos originarios, la lucha contra el modelo productivo primario-exportador de subordinación del orden económico local a las demandas de las corporaciones trasnacionales, especialmente lo que tiene que ver con alimentos y biotecnologías, pero que constituye una subordinación del modelo productivo argentino, no solo a esas trasnacionales, sino también a las políticas externas de los principales estados del capitalismo mundial, muy particularmente de EEUU, de Europa, de Japón, en disputa incluso por la dominación de la política alimentaria mundial con China y los bloques que se van desarrollando en la disputa del orden internacional.
Un dato relevante es que las luchas de las mujeres originarias de las comunidades puntanas no tuvieron receptividad en la lógica del gobierno local, por lo que se discute qué traerá de novedoso la nueva gestión, considerando la causa de la renuncia de la predecesora en el cargo.
Las demandas del cónclave plurinacional en la ciudad cuyana incluyeron reclamos contra las políticas que empujan los organismos internacionales, especialmente en Argentina a partir del acuerdo suscripto con el FMI en marzo pasado. Un debate pertinente ya que se acaba de aprobar la segunda auditoria trimestral por parte del FMI, de una decena programada, en donde el reclamo del Fondo apunta a cumplir a rajatabla el ajuste suscripto. Todo apunta a restablecer el clima de negocios y, por ende, a la promoción de la lógica de la ganancia capitalista, en un momento de muchas debilidades del orden económico local, regional y global.
Más allá de la especificidad de la inflación local, asistimos a un tiempo de elevación mundial de precios y pronósticos de una recesión mundial, tal como informa el FMI en su reciente informe de perspectivas de la economía mundial.
Premios Nobel que legitiman el liberalismo y agendas ministeriales
Un dato relevante de la coyuntura se presenta con la premiación del Banco de Suecia, que otorga anualmente el “Nobel de Economía”, y en esta ocasión a tres personajes: Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, por “sus aportes a entender la importancia de los bancos y las crisis financieras”.
Vale recordar que Ben Bernanke ha sido titular de la Reserva Federal estadounidense (FED) entre 2006 y 2014. Fue uno de los presidentes de la banca central estadounidense, no solo en plena crisis del 2007/09, sino uno de una saga iniciada en 1979 que impuso la lógica neoliberal de ofensiva del capital contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad e intentar ponerle fin a la inflación arrastrada a fines de los setenta del siglo pasado, un tema que ahora vuelve y como las mismas recetas neoliberales, monetaristas y ortodoxas del ajuste fiscal. Bernanke es uno de los responsables en el privilegio a la lógica financiera especulativa de este tiempo.
Por eso es importante discutir esta coyuntura con la reestructuración del gabinete nacional, donde no solo se discute la política del ministerio de la mujer, sino que está en discusión la agenda de las nuevas funcionarias en los ministerios de Trabajo y en el de Desarrollo Social. Resulta adecuado interrogarse sobre la agenda para ambos casos. La pregunta es si Kelly Olmos en Trabajo o Vitoria Tolosa Paz en Desarrollo Social apuntarán a resolver las demandas de trabajadores y trabajadoras, ocupadas/os, desocupadas/os, por los ingresos que van perdiendo claramente contra una inflación derivada de la gigantesca remarcación de precios que ya se proyecta por encima del 100% para el 2022, más allá de cualquier discusión paritaria que acerque los ingresos salarios de la minoría de los trabajadores y trabajadoras con convenio colectivo a esos valores de la inflación.
La interrogación apunta a si resolverán las demandas a favor de la presión del capital más concentrado, local y extranjero, que vienen presionando por reaccionarias reformas laborales, previsionales e incluso recortes a los planes sociales. Planes sociales que están siendo auditados como no se auditan, por ejemplo, subsidios a grandes empresas que son superiores incluso a los intereses de la deuda que paga la Argentina. No se ha auditado la deuda con el FMI u otras deudas con inversores internacionales y sí se auditan los planes sociales a movimientos territoriales de una población que está entre las más sumergidas de la Argentina.
Importan los cambios en el gabinete, que generan discusión, incluso al interior de la coalición de gobierno, expresión del deterioro político de la gestión actual. En rigor, la nueva conformación del gabinete de gobierno augura penurias sociales en ascenso en un momento de elevación de precios y deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población.
Así como las luchas históricas de los feminismos populares prefiguran un programa de crítica y de rumbos alternativos al orden económico, político, social y cultural; la lucha de trabajadoras y trabajadores, tanto como el conjunto de la conflictividad social marcarán la pauta de las contradicciones entre una iniciativa política que pugna por una salida capitalista a la crisis contemporánea o un rumbo alternativo con eje en las demandas de los de abajo.
La fecha del 12/10, de conmemoración de la inserción subordinada de los pueblos de nuestros territorios a la expansión mundial del régimen del capital hace más de medio milenio, convoca a retomar y resignificar una perspectiva de emancipación, que incorpore una síntesis de la tradición anticolonial, anticapitalista, antiimperialista y contra el patriarcado y toda forma de discriminación y racismo. –