Más allá del discurso, la realidad del ajuste genera prevenciones en ámbitos del movimiento sindical, territorial y popular que animan las protestas cotidianas y auguran una potencialidad del conflicto en defensa de derechos y disputas por el ingreso nacional.
Por Julio Gambina, economista
Buena parte del discurso presidencial para inaugurar el año legislativo remitió a las “cuestiones económicas”. En el centro del diagnóstico se acudió a una gravosa herencia recibida al inicio del gobierno en diciembre del 2019 y agravado por la conmoción mundial de la pandemia desde marzo del 2020. De no ser por la herencia de elevada deuda, sostuvo, especialmente con el FMI; precios en alza (54% en 2019) y creciente empobrecimiento de la población y deterioro de las condiciones laborales de trabajadoras y trabajadores; el balance de gestión “sería” para Alberto Fernández “positivo”, en materia de “salud”, vacunación mediante, y en recuperación económica del 2021.
La realidad admitiría una evaluación más matizada, relativo a las víctimas fatales y la continuidad del sistema de privatización de la salud, medicamentos y vacunas mediante, solo contrarrestado por la voluntad del personal del área de salud, insuficientemente reconocido en términos de ingresos y condiciones de trabajo.
Del mismo modo se puede considerar lo “estrictamente económico”, con el rebote de precios en 2021 y una perspectiva preocupante en el inicio del 2022, que puede agravarse ante la escalada de precios mundiales, no solo por los acontecimientos en territorio de Ucrania.
Los precios se asocian a la recuperación de las ganancias empresarias en detrimento de los ingresos populares, aun cuando solo los trabajadores del sector privado registrado superaron por poco el registro de la inflación, tal como reconoce el discurso presidencial.
No es la situación del resto de trabajadoras y trabajadores; jubilados y jubiladas; perceptores de planes sociales. Se trata de una mayoría social que vive de ingresos fijos.
Sostuvo el presidente que: “La inflación es el gran problema que tienen los argentinos y las argentinas en este momento y, sin ninguna duda, es también la principal preocupación y el principal desafío del Gobierno. Hay muchos factores que inciden en la inflación y todos tienen que ser atacados coordinadamente.”
Vamos a insistir que la inflación, local o mundial, es una cuestión de poder y mecanismo de apropiación del excedente económico. ¿Quién está detrás del aumento de la energía en el mundo, especialmente el crudo, incluso más allá de los procesos en Ucrania? Algo tienen que ver las petroleras, algunas de las cuales son socias en YPF, empresa privada, mixta, de gestión estatal, pero con negocios asociados a transnacionales petroleras hegemónicas en el sistema mundial.
Vale la mención, ya que el discurso augura un gran futuro a la producción de hidrocarburos no convencionales, vía fractura hidráulica y subordinación a petroleras extranjeras. Todo en este año centenario de la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la ex YPF.
No hubo “recuperación”, como se sostuvo, de aquella gran empresa estatal argentina, instalada desde una perspectiva de soberanía. Es más, cuesta entender cómo el país participa de la transición energética para menguar el cambio climático con el estímulo a la explotación de los bienes comunes, enunciados como “recursos naturales”.
Por eso, vale la preocupación por la inflación, pero siendo una cuestión de poder en el sistema de relaciones sociales, del modelo productivo y de desarrollo capitalista, conviene mensurar la convocatoria a profundizar una dinámica productiva de inserción subordinada en el sistema mundial del capitalismo transnacionalizado.
En ese sentido se destaca la futura inversión “…de la empresa australiana Fortescue por 8.400 millones de dólares, para producir hidrógeno verde en Río Negro” Es discutible su aporte ecológico e incluso hay que verificar que el objetivo de toda inversión es la acumulación y apropiación del excedente, más aún en condiciones de dependencia local.
El mensaje insiste en la apuesta al “petróleo y la minería, dos actividades con fuerte impacto provincial, de salarios altos y con gran importancia en materia de generación de divisas, tuvieron una marcada recuperación en 2021. De la mano de Vaca Muerta y el Plan Gas que pusimos en marcha, la producción de petróleo tuvo el mejor diciembre desde 2011, y la de gas el mejor diciembre desde 2008. En esa actividad, el empleo se recuperó fuertemente.”
Queda clara la apuesta a la continuidad de una lógica de producción fuertemente cuestionada en luchas, casos emblemáticos en Chubut o Mendoza, con creciente consenso y protesta social ante la bajante del Paraná o los incendios en Corrientes o Misiones, entre algunos de los efectos derivados del modelo productivo de saqueo y beneficio para el capital transnacional hegemónico en el país.
Deuda, FMI, Ajuste
La deuda ocupó un lugar importante en el mensaje, incluso motivó el retiro de los legisladores del PRO.
Es que se responsabilizó directamente al gobierno Macri por el fuerte endeudamiento con el FMI por 57.000 millones de dólares, imposible de pagar y que no reconoce ningún beneficio ni para el pueblo ni para el país, los que nosotros calificamos como una deuda odiosa.
Se denunció la irregularidad del acuerdo en 2018 y que esos recursos no fortalecieron las: “reservas del Banco Central porque fue enteramente utilizado para pagar deuda externa insostenible y financiar la fuga de capitales. No quedó nada del dinero recibido en Argentina. Ni un puente ni una carretera. Sólo nos quedó una deuda externa impagable.”
Al mismo tiempo sostuvo que el acuerdo en trámite con el FMI es el mejor posible, que: “Se usará dinero del propio FMI que empezará a pagarse dentro de 4 años y medio. Podremos utilizar ese tiempo para que semejante carga de deuda no detenga el crecimiento. El acuerdo no resuelve el problema de la deuda externa, pero da un paso importante en esa dirección. Se iniciarán los pagos en 2026 para terminar en 2034.”
En rigor, se validará en el Congreso la estafa perpetrada por el gobierno Macri con acuerdo de EEUU y su capacidad de decisión en el FMI.
Al mismo tiempo, insistió en las acciones legales: “…a través del Decreto 8/2021 instruí a la Procuración del Tesoro para que iniciara una querella criminal tendiente a establecer la verdad y las responsabilidades sobre este endeudamiento. Este Acuerdo tampoco releva al Poder Judicial de avanzar en esa investigación. Los argentinos y las argentinas tienen el derecho de saber cómo ocurrieron los hechos y quienes fueron los responsables de tanto desatino.”
Es algo que está en el planteo de la “Auto convocatoria por la suspensión de los pagos y una auditoría de la deuda”.
La acción judicial debió ser acompañada por una decisión política de suspensión de los pagos. La opción de la negociación lleva a la lógica del ajuste perpetuo, pese a la profesión de fe contra el ajuste pronunciado ante la asamblea legislativa.
Se trató de un discurso para fidelizar consenso, especialmente luego de la derrota electoral de medio término, ofrecido con una imagen de los tres liderazgos constituyentes del Frente de Todos.
Claro que al mismo tiempo hubo notorias ausencias en el recinto y en las manifestaciones callejeras de apoyo, algo para pensar en el presente y futuro cercano de la evolución de la política.
No habrá “tarifazos”, se aseguró, junto a una voluntad por recuperar capacidad de compra de los ingresos populares, incluso largos párrafos en torno a la “economía popular”, en simultáneo a líneas de continuidad de un modelo productivo definido por una inserción subordinada a la lógica de las transnacionales y la apropiación de excedente económico sustentado en la fuerte explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes.
Se festejó la ampliación del swap con China y se aseguró que no habrá reformas a las legislaciones laborales y previsionales, las que se aplican en una práctica de afectación de derechos consagrados.
Más allá del discurso, la realidad del ajuste genera prevenciones en ámbitos del movimiento sindical, territorial y popular que animan las protestas cotidianas y auguran una potencialidad del conflicto en defensa de derechos y disputas por el ingreso nacional.
Ahora habrá que leer la letra chica del acuerdo con el FMI y seguir muy de cerca el monitoreo trimestral del organismo internacional, que, sin duda, inducirá mecanismos de ajuste fiscal y de restricción monetaria y adecuaciones cambiaria en la lógica demandada por los capitales más concentrados de la producción y la exportación.
Es lo sostenido en el mensaje, cuando se propone lograr crecer en exportaciones para conseguir divisas. Agreguemos, divisas necesarias para continuar con el fortísimo condicionante del endeudamiento y la sujeción al FMI.