La catástrofe ambiental que afecta a Rio Grande do Sul exige solidaridad inmediata y medidas estructurales para que no se repita. El estado brasileño Rio Grande do Sul está atravesando la peor catástrofe ambiental de su historia. Decenas de muertes y cientos de miles luchando por sus condiciones de vida, desterradas; y los barrios más pobres y vulnerables quedando bajo el agua.
Por Israel Dutra y Roberto Robaina*
Es necesario reforzar la solidaridad inmediata y combinarlo con la necesaria movilización de la sociedad sobre un «nuevo normal» resultante del calentamiento global y la devastación ambiental. Una lucha contra el negacionismo climático y contra el ajuste neoliberal, que recorta las inversiones sociales para defender a la población más vulnerable.
El modelo de desarrollo basado en la producción de gases de efecto invernadero está blindado y estimulado por el agronegocio de producción extensiva de la ganadería, la monocultura de la soja y otros extractivismos depredadores. La destrucción de los biomas, los ríos y los bosques conduce a una degradación del medio ambiente. Este es un problema concreto, cuya factura siempre la pagan los más pobres.
Las tragedias de mayo son solo otro capítulo. Rio Grande do Sul ha tenido una secuencia de catástrofes que involucraron cientos de muertes en los últimos meses, como la que ocurrió en el Valle del Taquari en 2023 y la que afectó a Porto Alegre durante una semana a principios de año.[1]
La línea de la extrema derecha es evidentemente negacionista en el ámbito ideológico, pero tiene implicaciones políticas muy concretas. La política de desregulación de la legislación ambiental y los lobbies de la bancada ruralista solo agravan los desastres ambientales, presentes o futuros. La derecha paulista, por ejemplo, sigue apostando al negacionismo al intentar privatizar un bien tan precioso como el agua, con las negociaciones para la venta de SABESP en la Cámara Municipal de São Paulo. Y esta misma burguesía es incapaz de enfrentar las catástrofes cuando surgen.
Es necesario actuar ahora para salvar vidas y evitar que el pueblo pague la cuenta
Son necesarias medidas urgentes, que pasan por el esfuerzo concentrado de la solidaridad activa, con la ampliación de las donaciones y la recaudación de alimentos y medicinas, en sindicatos, entidades de la sociedad civil, asociaciones y movimientos sociales.
Además, se necesitan acciones que van desde garantizar las condiciones básicas para los afectados de inmediato, como la suspensión de las facturas de luz y agua para los desplazados, un plan de asentamiento y vivienda de emergencia, fondos para la reconstrucción de la logística e infraestructura hasta un plan efectivo de prevención de tragedias. Como parte del plan de emergencia, está la requisición, por parte del poder público, de vehículos, como motos acuáticas y barcos, para ser utilizados en el esfuerzo concentrado.
Lula, Lira, Pacheco y los ministros[2] estuvieron con Eduardo Leite[3] en reuniones en Rio Grande do Sul para tratar medidas presupuestarias urgentes. Quienes deben pagar la factura de la tragedia no son los más pobres, sino los ricos, a través del fin del ajuste fiscal y el techo de gastos contenidos en el marco fiscal. La imposición de impuestos a las grandes fortunas podría ayudar mucho.
Además de la solidaridad, que solicitamos a los lectores con la campaña a continuación, es necesario pensar en dos tareas conectadas. Se necesita un nuevo modelo que corresponda, desafortunadamente, al «nuevo normal», con síntesis de propuestas en el ámbito político, social y económico. Como están proponiendo nuestros legisladores, exigimos medidas que incluyan la suspensión del pago de la deuda del Estado para que estos recursos se destinen a un plan de reconstrucción, basado en la pequeña propiedad, la agricultura familiar, una amplia reforma urbana y el poder público como garante de las condiciones de vida de la mayoría.
La segunda es disputar, contra los negacionistas y los neoliberales, la conciencia de que la respuesta a la crisis ambiental es urgente y solo puede lograrse uniendo a la clase trabajadora y a la juventud para obtener una mayoría social al servicio de otro proyecto, que tenga la radicalidad para cambiar las capas más profundas del actual capitalismo neoliberal, responsable indeleble de la catástrofe que se abate.-
*Israel Dutra es sociólogo, Secretario de Movimientos Sociales del PSOL, miembro de la Dirección Nacional del partido y del Movimiento Izquierda Socialista (MES/PSOL).
*Roberto Robaina es dirigente del Movimiento Izquierda Socialista (MES), concejal y presidente del PSOL de Porto Alegre.