Mexico se convierte en un país con posibilidades: se revirtió el flujo migratorio con EE.UU.

27/09/2013 | Revista Norte

jovenes con trabajo

México: La nueva tierra de oportunidades para los inmigrantes

Por su auge económico, es un imán para ejecutivos y obreros de todo el mundo; se revirtió el flujo migratorio con Estados Unidos.

México, cuyos problemas económicos han empujado a millones de personas a trasladarse al Norte, se está convirtiendo cada vez más en un destino de la inmigración. La población nacida fuera del país, con documentación en regla, casi se duplicó entre 2000 y 2010, y el gobierno dice que el ritmo se acelera a medida que los grandes cambios en la economía mundial crean nuevas dinámicas migratorias.

El aumento de los salarios en China y los mayores costos de transporte han hecho que la producción en el país se vuelva altamente competitiva, y algunas proyecciones indican que ya resulta más barato que China para muchas industrias que atienden el mercado norteamericano.

Europa está expulsando trabajadores. Y aunque la economía de México está lejos de no tener problemas, su crecimiento superó fácilmente al de los gigantes del hemisferio (Estados Unidos, Canadá y Brasil) en 2011 y 2012. México anunció que desde noviembre, cuando entró en vigor una ley que modernizó el sistema, aumentaron 10% las solicitudes de residencia, tanto de ejecutivos como de obreros. Y están llegando de cualquier parte.

Guillaume Pace vio que su nativa Francia languidecía económicamente, así que su mudó a Ciudad de México con su nuevo título en finanzas. En tanto que cineastas españoles, ejecutivos de automóviles japoneses y emprendedores de Estados Unidos y la región llegan prácticamente a diario para perseguir sueños.

«Hay esta energía aquí, esta sensación de que puede pasar cualquier cosa», dijo Lesley Téllez, una californiana que tiene un negocio de recorridos culinarios. «Es difícil encontrar eso en Estados Unidos.»

El cambio con el vecino norteño es absoluto. Los estadounidenses ahora representan más de tres cuartos de los cerca de un millón de extranjeros con documentos en México, en comparación con los dos tercios en 2000, lo que llevó a un hito histórico: se agregaron más norteamericanos a la población de México en los últimos años que mexicanos a la de Estados Unidos.

La cantidad de estadounidenses que viven y trabajan legalmente en México aumentó de 60.000 en 2009 a más de 70.000 en 2012, cifra que no incluye a muchos estudiantes y jubilados, que tienen visa de turista, o los cerca de 35.000 chicos norteamericanos que llegaron desde 2005 con padres mexicanos.

«México está cambiando: todos los números indican esa dirección», contó Ernesto Rodríguez Chávez, ex director de Política Migratoria del gobierno. «Hubo una apertura hacia el mundo en todos los aspectos: cultural, social y económicamente.»

Muchos economistas, demógrafos y funcionarios mexicanos ven en la creciente presencia de extranjeros un indicador de que las tendencias mundiales han estado rompiendo el camino de México, pero hay bastantes obstáculos que amenazan con echar por tierra el momento del país. La desigualdad aún es un problema enorme, y en muchos estados la educación es un desastre y gobiernan los criminales.

«El hecho de que haya un momento mexicano no significa en sí mismo que vaya a cambiar nuestro futuro indicó Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía. Tenemos que aprovechar el momento mexicano para hacer lo que se requiere de nosotros.»

El reto, dijo, es asegurar que el creciente interés en el país beneficie a todos los mexicanos, no sólo a los recién llegados y a los inversionistas.

Si el país, con 112 millones de habitantes, puede emplear la energía de los extranjeros y los mexicanos recién formados, asociarse con las firmas estadounidenses que buscan alternativas a China y lograr que hagan más que sólo contratar mano de obra barata, México podría finalmente convertirse en socio igualitario de Estados Unidos, auguran funcionarios y expertos.

Como los inmigrantes de todo el mundo, muchos de los recién llegados a México van a donde pueden encontrar a quienes llegaron antes. Parte del crecimiento se presenta en ciudades fronterizas, donde son comunes las compañías extranjeras y las familias con padres de dos nacionalidades.

Los jubilados estadounidenses aparecen en nuevas urbanizaciones, desde San Miguel de Allende hasta otros sitios asoleados, alrededor de Cancún y Puerto Vallarta.

Sin embargo, los cambios más significativos se pueden encontrar en el centro de México. Son cada vez más los consultores estadounidenses que ayudan a los negocios a traer su producción de China, los que viajan continuamente por la región, de San Luis Potosí a Guadalajara, donde veteranos de Silicon Valley, como Andy Kieffer, el fundador de Agave Lab, desarrollan aplicaciones para celulares y financian empresas emergentes.

Alemanes se mudan a Guanajuato, donde comparten el auto con los mexicanos para ir a la nueva fábrica de Volkswagen, y ahora hay sushi en los desayunos de los hoteles debido a la llegada de ejecutivos japoneses que se preparan para la apertura de una planta de Honda.

La economía es el principal motivador para todas las clases: obreros de América Central; inmigrantes de clase media, como Manuel Sánchez, que se mudó de Venezuela hace dos años y encontró empleo como vendedor de productos para el pelo a poco de llegar, y la crème de la crèmeen finanzas y tecnología.

Pace dijo que se mudó a México en 2011 porque los egresados de universidades en Francia batallaban para encontrar empleo. Se quedó, contó, porque la calidad de vida asequible supera a la de Europa. «No vamos a regresar a Francia. Al negocio le va bien y estamos muy contentos en México», señaló.

Europa está herida y México cobra vida. Estados Unidos, cerrado y materialista; México, abierto y creativo. Las percepciones son lo que motiva a las migraciones en todo el mundo.

Artistas como Marc Vigil, famoso director de televisión español, que se mudó a Ciudad de México el año pasado, dijo que, en comparación con España, México bulle con vida y ansiedad por experimentar.

Diego Quemada-Díez, otro director español, se mudó a México en 2008. Quería hacer una película sobre los inmigrantes centroamericanos. El gobierno la financió con más de un millón de dólares. El film La jaula de oro se estrenó en Cannes este año y sus actores ganaron un premio. «Europa se siente espiritualmente muerta, al igual que Estados Unidos», dijo Quemada-Díez.

Pero la población de inmigrantes en México aún es reducida. El gobierno estima que han vivido en el país unos cuatro millones de extranjeros en los últimos años, pero en el censo de 2010 se registraron cerca de un millón, que representan alrededor del 1% de los nacidos fuera del país, en comparación con el 13% en Estados Unidos. Muchos mexicanos ven a los extranjeros como una novedad e invasores unifamiliares.

Importan la raza, el origen étnico y la nacionalidad. Es frecuente que a los miles de inmigrantes centroamericanos que llegan a México sin visa los reciba la policía con golpizas o los carteles del narcotráfico los presionen con fuerza para que trabajen para ellos.

Sánchez, el vendedor venezolano, dijo que, en gran medida, son los mexicanos que no pudieron superar su clase económica los que parecen resentir la movilidad de los inmigrantes. «Aquí gano más al año de lo que ganaría en diez en mi propio país. Los mexicanos no se dan cuenta de lo grandioso que es su país.»-

 

La Nación

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