Análisis político sobre 5 presidenciables que ya piensan en 2015

02/09/2012 | Revista Norte

Los que ya piensan en 2015

/ La editora de Política de El Cronista, Analía Argento, y los redactores Sebastián Iñurrieta, Bernardo Vázquez, Noelia Barral Grigera y Ana Gerschenson analizan el camino que deberán transitar Cristina Kirchner, Julio Cobos, Daniel Scioli, Hermes Binner y Mauricio Macri para llegar a la Casa Rosada /

Cristina Kirchner: La Presidenta calcula por cuánto necesita ganar en 2013 para avanzar con la re-re

El kirchnerismo va por una reforma constitucional, sea con re-reelección o con sistema parlamentarista. El resultado de las legislativas de 2013 definirá. Por eso esperan un segundo semestre con mejoras económicas y listas de candidatos digitados por CFK para lograr 40% de votos y pensar en cuatro años más.

Aunque las consultan, en los pasillos de la Casa Rosada suelen ignorar los datos que arrojan las encuestas, sobretodo de aquellas que le son adversas a Cristina Fernández de Kirchner. En los últimos meses, desde el imponente triunfo electoral del año pasado, no solo fue cambiando el humor social respecto de las medidas del Gobierno sino cayendo la imagen positiva de la Presidenta que quedó golpeada por los avatares de la economía y también por los conflictos que la han enfrentado con la provincia de Buenos Aires y con los porteños. Además, y especialmente, su imagen se ha visto agrietada por los escándalos sobre corrupción o exceso de poder que más ha revelado el periodismo que la oposición. De hecho, los diarios, algunos grupos económicos y el periodista Jorge Lanata son para el kirchnerismo “la” oposición y los adversarios a vencer.

Como con los datos del Indec, el kirchnerismo prefiere no referirse a la realidad aunque no se la ignora y la misma Cristina apunta a levantar su intención de voto y la de los kirchneristas que vayan en su nombre en 2013 de manera de imponerse por peso propio o por la brecha que los separe de la oposición.

Si ella quiere su segunda reelección, es algo que no todos aseguran. Aunque nadie encuentra un posible sucesor –o sucesora– a dos años de la elección. Por eso el secretario Carlos Zannini apadrinó un proyecto de reforma constitucional que redactó el juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni y que apunta a instaurar un sistema parlamentarista en la Argentina. Dicen, los que los frecuentan, que es una de las ideas que tienta a Cristina en caso de no ser ella quien continúe con “el proyecto”, como se llama a sí mismo el kirchnerismo. En ese escenario, cualquier candidato a Presidente que ganara, incluso el bonaerense Daniel Scioli, debería compartir poder con un Jefe de Gabinete que designara el Parlamento el que, también, tendría la atribución de removerlo. Sería el plan para controlar, desde un bloque fuerte en el Congreso, a un Presidente no K.

Pero antes de eso, el kirchnerismo –devenido en cristinismo– avanza en su estrategia de blindaje presidencial. A riesgo de sacrificar algunas piezas, como en el ajedrez, los jóvenes de La Cámpora ocupan en espacios de mayor poder con Axel Kicillof desde su cargo de vice en el Ministerio de Economía y con el ‘Cuervo’ Larroque como diputado y al frente de los soldados de Cristina para la que llaman “batalla cultural” en defensa “del modelo”. Lo mismo el Movimiento Evita donde quedaron los militantes de la generación de Cristina que también suman, aunque menos, espacios de poder para avanzar en medidas profundas que pueden generar costos negativos en algunos sectores. Emilio Pérsico es el último exponente con su desembarco en Agricultura. Todos se juntaron, en la línea de lo que fue el acto del 27 de abril en Vélez, en la agrupación “Unidos y Organizados”.

Por ahora, todos, de una o de otra manera, van por una reforma constitucional, sea con re-reelección incluida, con sistema parlamentarista o con reformas estructurales que no incluyan la habilitación para otro mandato. Todos, incluida Cristina y hasta la oposición, saben que el resultado de las legislativas del 2013 define.

Pero para que el 2013 incline la balanza hacia ella, esperan no sólo un segundo semestre con mejoras económicas sino listas de candidadtos, digitados otra vez por la Presidenta, con identidad cien por ciento “pingüina” como condición excluyente. A modo de ejemplo suenan los nombres de la ministra Alicia Kirchner para Buenos Aires –aún cuando no cumple con los requisitos legales– y Hernán Lorenzino y, sobretodo, Axel Kicillof en Capital. Jugará la Presidenta los nombres que más la representen y los que traccionen más en las encuestas de manera tal de lograr, por lo menos, un 40% de votos. Si así fuera, Cristina iría por cuatro años más, dicen.

¿Será posible? Hoy parece que no. Pero el kirchnerismo argumenta que las coyunturas cambian y ya se vio lo que generó a favor de Cristina la muerte de Néstor Kirchner, la operación presidencial a principios de este año y algunas de las medidas con las que buscó superar errores de gestión.

Si no es ella, ¿quién? La respuesta le pertenece a Cristina. En el peor de los escenarios, los ultrakirchneristas la comparan con el brasileño Lula Da Silva y le atribuyen el poder de “gran electora”.

¿Quién sería, entonces, la Dilma en Argentina? Descartados quedaron candidatos como Amado Boudou y hasta Gabriel Mariotto, dos productos –resistidos– de la elección de la Presidenta. Que Boudou quedó golpeado al punto de que algunos propicien su salida anticipada, es casi una obviedad. Pero últimamente dicen lo mismo de Mariotto luego de sus permanentes batallas contra Daniel Scioli. Sería un alfil ultra K sacrificado en nombre de la Presidenta porque no sube en las encuestas y, además, porque no se ha ganado la confianza de los intendentes ni de los bonaerenses que prefieren a un Scioli victimizado y no a quien debería acompañarlo en la gestión arrojándole piedras permanentemente.

Alicia Kirchner tiene buena imagen pero no intención de votos, aunque garantiza la presencia del apellido. Los jóvenes de La Cámpora están golpeados y algunos creen que es su tiempo aún. ¿Carlos Zannini?, preguntan algunos. “No se preocupen, los candidatos aparecerán, se construyen”, responden kirchneristas de paladar negro concentrados en que CFK no reste poder con cada día que pasa.

El dilema de Daniel Scioli: llegar pese al bombardeo K o romper en última instancia

Pese a los embates kirchneristas, Scioli espera ser señalado por Cristina como su sucesor. Confía en su imagen, aunque su perfil conservador irrita a la Casa Rosada. La batalla será en las legislativas de 2013 por la conformación de las listas. El gobernador decidirá si se queda o se pasa al bando opositor.

Hace 128 años que el por entonces gobernador bonaerense Dardo Rocha vio escurrirse entre sus dedos la posibilidad de sentarse en el sillón de Rivadavia. Esa frustración política fue traducida por el saber popular como una maldición, que alcanzó a todos los sucesores del fundador de La Plata: ninguno logró ser electo Presidente.

Para cumplir su sueño en 2015, Daniel Scioli no sólo debe enfrentar a la supuesta calamidad. Con nueve años de experiencia acompañando al matrimonio Kirchner, el gobernador bonaerense perfeccionó sus dotes de equilibrista para mantenerse erguido sobre la cuerda, a pesar de que desde el propio oficialismo le muestran unas tijeras. Algunos encontronazos fueron tan duros que pocos auguraban que ambos pudieran hacer borrón y cuenta nueva.

En el momento más álgido de la crisis del medio aguinaldo, luego de que la propia presidenta Cristina Fernández de Kirchner se pusiera al frente de las críticas de la Casa Rosada que llovían en La Plata, el gobernador Daniel Scioli se desahogó ante un selecto puñado de los suyos. “Esto es un divorcio pero no pienso hacer abandono del hogar”, graficó el bonaerense para enviar un mensaje de alineamiento a quienes creían que era el mejor momento para romper finalmente con el gobierno nacional. Como en anteriores embates kirchneristas, la sangre finalmente no llegó al río y Scioli mantuvo los pies dentro del plato. A nivel macro, la “tregua” aún se mantiene. Pero los cortocircuitos con el vicegobernador, Gabriel Mariotto, mantienen su variada agenda, que incluye desde los bingos y la seguridad hasta la pauta oficial.

Más allá de que en la superficie la pelea era por los fondos, el cristinismo rumiaba aún por la admisión pública de Scioli de sus aspiraciones presidenciales. El diputado ultra K, Carlos Kúnkel, fue uno de los que desnudó esa verdad, al calificar de “error” la revelación del ex motonauta. Tanto aquella vez como la semana pasada, en Chile, Scioli supeditó sus deseos para dentro de tres años a una eventual re-reelección de Cristina Kirchner. “Como siempre, contará con mi apoyo”, afirmó el gobernador ante una posible reforma constitucional. Ese sería el peor de sus escenarios, y lo dejaría al borde del retiro, a menos que él también avanzara para lograr un tercer mandato. Pero ya dejó en claro que pretende abandonar la residencia de La Plata. Sólo le queda un camino: ir por la Presidencia. Como chicana, desde el kirchnerismo lo califican como “un buen candidato” para la jefatura de Gobierno de la ciudad de Bueno Aires, un cargo que pudo haber ocupado sino hubiera dejado pedaleando en el aire al PJ porteño al aceptar sumar su nombre al de Néstor Kirchner en el caótico 2003.

No pasó mucho tiempo para que en la pingüinera comenzaran a mostrarse recelosos ante la popularidad del ex motonauta. A pesar de que esa desconfianza perdura hasta hoy, a tres años de las futuras primarias presidenciales Scioli aún guarda esperanzas de ser señalado por Cristina Kichner como su sucesor. “Aunque sea obligada porque es el que mejor mide en las encuestas”, tratan de convencerse los sciolistas. Pero los niveles de aprobación de su figura también irritan a la Casa Rosada. Hay una obsesión K para que Scioli pague algún costo político.

Inmutable, Scioli se esfuerza por mostrar su alineamiento. Su persistencia no se debe a un mero interés masoquista: hoy por hoy, al gobernador le convendría ser el elegido para sucederla. Según las últimas encuestas, en un escenario compitiendo contra CFK en 2015, Scioli sale segundo. Ahora, sin la Presidenta y como el candidato K, sería el más votado.

Como alternativa podría tejer alianzas con el PJ disidente o el PRO. Pero allí también tendría posibles contrincantes, tal como intenta perfilarse el cordobés José Manuel De la Sota o el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Y también bastante competencia puede llegar a tener en el peronismo oficial, de la mano de los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco) y Juan Manuel Urtubey (Salta). También el intendente de Tigre, Sergio Massa, ya se perfila como candidato por partida doble a la nación o a la provincia. La jefa de Estado podría dar algún indicio de su jugada en marzo del año que viene, cuando el partido renueve sus autoridades.

A pesar de caminar sobre hielo muy delgado, Scioli ordenó trabajar en el territorio. El senador provincial Baldomero “Cacho” Alvarez le armó La Juan Domingo, que rápidamente su convirtió en el “grupo de choque” sciolista. Son los primeros en refutar los ataques K con una virulencia que el sciolismo no se puede permitir en público.

La primera batalla antes de 2015 serán las legislativas del próximo año: el ala dura sciolista amenaza por lo bajo con la ruptura si no les dan más lugares en las listas que en el último magro reparto. En los despachos oficiales son más cautos. “Nos prometieron que sus candidatos iban a apoyarnos, con Mariotto en la cabeza, y quedó claro que no es así”, analizan cerca del jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez. “Tenemos que garantizarnos más espacios”, se prometen. El objetivo de mínima es claro: la Legislatura hoy controlada por el kirchnerismo, con el Mariotto presidiendo el Senado y Horacio González en Diputados. El sciolismo pretende recuperar la presidencia de la Cámara baja. “Tenemos que equilibrar la Legislatura porque sino será imposible gobernar los siguientes dos años”, añadió un diputado.

La encrucijada de Scioli podría resolverse en ese momentos: si sigue los pasos K o se anima a transitar por otro camino, tan incierto como el primero.

 

Mauricio Macri: El líder del PRO busca apoyos en el interior para convertirse en el gran candidato opositor

El jefe de Gobierno porteño está decidido a iniciar la carrera presidencial, aunque sabe que la antesala electoral de 2013 será determinante. Lograr representación en las provincias, fortalecer la estructura partidaria y salir ileso de los embates kirchneristas son los desafíos que deberá superar.

En Sevel uno más uno es dos, en Boca no es todo tan lineal”, confesaba en 1995 un joven Mauricio Macri, quien tras un largo recorrido en el ámbito privado guardaba el traje de empresario en el placard y le daba paso al incipiente exitoso dirigente deportivo que terminó siendo. Diecisiete años después de aquella frase, Macri traslada ese pensamiento al terreno político, del que muchas veces reniega pero del que, asume, forma parte. Jefe de Gobierno desde 2007 y activo en la política porteña desde hace casi una década, Macri se decidió a dar el salto nacional que evitó en las últimas elecciones, pero es consciente de que para pensar en 2015 primero deberá fortalecerse en la antesala electoral que significará 2013.

“Mauricio ya no piensa en términos de ciudad, hoy su pensamiento viaja de La Quiaca a Tierra del Fuego”, cuenta una fuente del seno íntimo del PRO. Y en esa dirección enfila Macri su camino hacia 2015, buscando fortalecer cada porción de territorio electoral con nombres de alto voltaje, luego del acierto que significó la candidatura de Miguel Del Sel a gobernador de Santa Fe, alcanzando un 35% de votos y quedando como segunda fuerza de la provincia detrás del socialismo y por encima del kirchnerismo. De esa apuesta exitosa surgen otros apellidos famosos que se perfilan para ocupar cargos en provincias con peso político como Córdoba, donde el PRO midió al ex árbitro Héctor Baldassi, a los ex basquetbolistas Fabricio Oberto y Marcelo Milanesio y al golfista Eduardo Romero. En esa línea también se sondeó a Martín Palermo, el ídolo de Boca, para la provincia de Buenos Aires, aunque la invitación no prosperó.

Es justamente en la Provincia donde el macrismo buscará adentrarse en un terreno prácticamente inexplorado por cuenta propia, más allá del batacazo de 2009, cuando aliado con Francisco de Narváez y Felipe Solá, Unión-Pro se impuso en las elecciones legislativas por encima de Néstor Kirchner. Gabriela Michetti es la apuntada para encabezar la lista y su nombre tomó todavía más fuerza después de que Macri descartara licenciarse en la Ciudad y ser candidato “testimonial” en la Provincia. La posibilidad había sido deslizada por el diputado Jorge Triaca, pero se desvaneció antes de nacer, ya que Macri la considera una jugada demasiado riesgosa y que podría condicionar su eventual candidatura presidencial.

Con vistas a 2015, el jefe de Gobierno reconoce la necesidad de tejer alianzas a nivel nacional, aunque desde su entorno aseguran que cuida cada detalle antes de dar un paso. La semana pasada se reunió con el gobernador cordobés José de la Sota, quien hoy, en Buenos Aires, volverá a coquetear con el PRO, ya que disertará en la cena mensual de Consenso Republicano, un grupo con fuerte presencia macrista. Además, en un encuentro de menor impacto mediático, firmó acuerdos institucionales con el intendente jujeño Raúl Jorge, de la UCR.

Ese acercamiento le valió las críticas de Ricardo Alfonsín, quien lo acusó de “poner en marcha operativos de cooptación de los partidos políticos”. En Buenos Aires, es innegable la tentación que genera formar un futuro frente opositor con Daniel Scioli. Sin embargo, el constante vaivén del gobernador con el kirchnerismo despierta dudas y la idea pierde peso cuando se cae en la cuenta de las intenciones presidenciales que tienen ambos. El hoy opositor líder sindicalista Hugo Moyano también es seguido, pero su todavía fuerte imagen negativa condiciona una alianza.

Claro que en el PRO todo intento de expansión debe ir en sintonía con no descuidar el principal bastión de la gestión, la Ciudad de Buenos Aires. Macri sabe que su posicionamiento político se debió al respaldo de los porteños, al punto de haber ganado las dos últimas elecciones y posteriores ballotages con porcentajes superiores al 60%. Incluso en su debut político en 2003, Macri le ganó la primera vuelta a Aníbal Ibarra, aunque cedió en el ballotage.

La sucesión de Macri en la Ciudad es un tema a definir en el mediano plazo y las legislativas del año que viene pueden definir el rumbo que tomará el PRO al respecto. El candidato natural es Horacio Rodríguez Larreta, el actual jefe de Gabinete, pero también son conocidas las aspiraciones para ocupar ese cargo de la vicejefa María Eugenia Vidal, de su antecesora Gabriela Michetti y del ascendente titular de la Legislatura porteña Cristian Ritondo. Hasta Daniel Angelici, presidente de Boca y asesor macrista, sueña con seguir los pasos de su alter ego.

El otro desafío del PRO hasta 2015 será tener bajo control los cotidianos enfrentamientos con el kirchnerismo. La resolución del traspaso del subte es un tema central por estas horas, y en el macrismo no quieren ceder ante la embestida oficial; aunque también siguen atentos el tratamiento que el Congreso le está dando al posible pase de fondos judiciales del Banco Ciudad al Banco Nación. La batalla judicial es el otro factor de riesgo para Macri, que casi con seguridad deberá afrontar un juicio oral por su presunta participación en las escuchas telefónicas que el Gobierno porteño habría realizado en 2009. Jaime Durán Barba, el publicista de cabecera de Macri, también está procesado por “campaña sucia” en las últimas elecciones.

Saber lidiar con cada espina que surja en el camino será fundamental, aunque en el PRO creen que Macri ya salió ileso de varios rounds con el Gobierno y que lo que “no lo mató, lo fortaleció”. Así, en la ruta a 2015, a pasos lentos pero continuos, Macri dará el salto nacional que tanto se le reclamaba y buscará configurarse como la referencia opositora al modelo actual.

 

Binner: el líder socialista se pone en marcha con la decisión de no avalar la re-reelección

Cualquier desprevenido diría que para pensar en un escenario electoral de cara a 2015 falta mucho. No es el caso de Hermes Binner. El santafesino empezó a trabajar en su propuesta para la próxima elección presidencial un día después de conseguir los más de tres millones y medio de votos que lo ubicaron segundo en el escenario nacional, en octubre pasado. Y estableció un cronograma muy específico: asumir al frente del Partido Socialista –paso que dio en mayo–; ganar la elección 2013 en su provincia para convertirse en diputado nacional; y finalmente, sí, volver a postularse a la Presidencia como candidato de una coalición de centroizquierda que podría ampliarse si el Frente Amplio Progresista (FAP) se decide finalmente a abrir el diálogo –hoy solo mediático– con la UCR u otras fuerzas.

Con ese objetivo, Binner recorre el país desde hace meses y buscará esta semana próxima posicionamiento internacional. Está desde ayer en Sudáfrica para participar del XXIV Congreso de la Internacional Socialista. Se verá allí con jefes de gobierno y líderes de todo el mundo y en su entorno se ilusionan con que obtenga una de las 37 vicepresidencias que se reparten por región y género.

Binner volverá al país los primeros días de septiembre para continuar con sus recorridas diarias, que en las últimas semanas estuvieron concentradas en la provincia de Buenos Aires. “2013 es clave. Se define el país de los próximos 20 años. Si el kirchnerismo logra el 40% o más de los votos que le permitan la reelección, chau proyecto”, aseguran cerca suyo. Apuestan, claro, a no tener que volver a enfrentar a Cristina Fernández de Kirchner en las urnas. En ese escenario –aunque no lo dirán– no anticipan un buen resultado. Por eso Binner ya acordó con sus socios: el FAP no apoyará ninguna iniciativa que huela a reforma constitucional para avalar un tercer mandato.

El equipo que lo acompañó en la campaña 2011 es el mismo que trabaja para convertirlo en diputado. El virtual lanzamiento de su candidatura tendrá lugar el 24 de noviembre en Costa Salguero, cuando presente los lineamientos estratégicos que guiarán su retorno a la Cámara baja. Binner quiere allí impulsar proyectos que serán base de su plataforma presidencial.

La columna vertebral de esa propuesta serán las cuestiones vinculadas al funcionamiento del Estado, en las que Binner y su equipo trabajan junto a los investigadores Oscar Oszlak y Oscar Cetrángolo, y al Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes). El santafesino propondrá replantear la organización federal, haciendo de la descentralización y la regionalización su caballito de batalla. Planteará nuevos roles para las provincias, los municipios y los consejos federales, emulando el trabajo socialista en Santa Fe.

“Todas las iniciativas del período 2013-2015 van a estar dirigidos a esas líneas estratégicas que daremos a conocer el 24 de noviembre”, define su equipo.

El panorama electoral del año próximo, creen, no le traerá dolores de cabeza al socialista. Anticipan, otra vez, una elección de tres, en la que ven a Miguel Del Sel representando al PRO y Agustín Rossi o Alejandro Ramos con la bandera kirchnerista. “Tenemos que ganar sí o sí la provincia para quedar posicionados para 2015. Las encuestas nos dan muy bien”, aseguran.

 

Julio Cobos: el ex Vice apunta a ganar en Mendoza el año que viene y que lo vaya a buscar la UCR

El mendocino cree que tiene que ganar en su distrito una banca como diputado nacional en 2013. Busca que la UCR le pida que se postule como candidato presidencial y evitar las internas. Planea poner en marcha su campaña electoral en marzo próximo, durante la emblemática fiesta de la Vendimia. Los sondeos en la provincia lo posicionan con expectativa.

No tiene ni equipo propio ni partido asegurado. Sólo la posibilidad de volver como candidato presidencial estrella a su antigua casa radical, siempre que triunfe en las elecciones legislativas del próximo año.

Julio César Cleto Cobos quiere ser jefe de Estado en 2015, pero sabe que antes tiene que ganar con contundencia una banca como diputado nacional por Mendoza. Está convencido de que es la única manera de lograr que la UCR le pida que se postule por el radicalismo en los comicios presidenciales.

Cleto no va a cometer el mismo error que el año pasado, cuando se sometió a una interna que perdió en la provincia de Buenos Aires y más tarde la UCR, lejos de ungirlo como candidato, le propuso participar de una contienda con su coterráneo Ernesto Sanz y Ricardo Alfonsín para definir quién competiría por la UCR contra Cristina Kirchner. “La próxima vez van a tener que venir a buscarnos y aceptar nuestras condiciones”, aseguran los pocos pero convencidos cobistas puros.

De allí que el ex Vicepresidente se escabulla cuando se le piden precisiones sobre sus ambiciones políticas para llegar a la Casa Rosada. No va a hablar de nada que no sea su diputación por Mendoza.
De aquí a las elecciones legislativas del año próximo Cobos sólo se va a concentrar en ganar el domingo de los comicios y muy probablemente su boleta llevará el escudo radical, si es que las relaciones internas siguen reconstruyendose cómo hasta ahora.

Es más, recién planea poner en marcha su campaña electoral en marzo que viene, durante la emblemática fiesta de la Vendimia mendocina. Tanta tranquilidad obedece a que los sondeos en la provincia lo posicionan primero, por encima del Frente para la Victoria.

Hasta entonces, sus días transcurren entre compras de materiales en el corralón y cálculos de estructura en su estudio de ingeniero.

Claro que en su rutina mecha algunas noches por semana con reuniones con el titular de la UCR provincial, Alfredo Cornejo y conversaciones telefónicas con el jefe del partido, Mario Barletta. También se mantiene en contacto con unos pocos fieles como la senadora Laura Montero y el ex legislador por la UCR, Raúl Baglini.

En el último mes, el mendocino apareció seguido en los medios nacionales para expresar su oposición a una reforma constitucional que pudiera habilitar la re-reelección de Cristina. Pero también para mantener vivos los niveles de conocimiento que alcanzó durante sus cuatro años de vicepresidencia, sobre todo desde la madrugada de julio en la que expresó su “voto no positivo” a un aumento de retenciones al campo y se convirtió durante un tiempo en el dirigente político con mayor imagen positiva de la Argentina.

La aceptación social, sin embargo, se diluyó en sus últimos años de vicepresidencia, que eligió transitar con un perfil más institucional que político. Hoy los principales encuestadores coinciden en que está en el medio de la tabla de índices de popularidad y su imagen es “recuperable”.

Por ello es que Cleto juega a la indiferencia, pero tampoco quiere que su concentración en Mendoza afecte su imagen a nivel nacional. La necesitará si finalmente define con la UCR caminar la Argentina como su candidato 2015.

El camino de la reconciliación con el radicalismo es largo. A principios de mes presentó su libro ‘Otra mirada’ en el Centro Asturiano, rodeado de ‘correligionarios’, los mismos que lo habían expulsado del partido en 2007, cuando decidió convertirse en un radical K e integrar la fórmula con la Presidente al son del slogan ‘Cristina, Cobos y vos’.

El ex Vice corre con ventaja. Y es que la UCR no tiene otro dirigente como él. Con experiencia de gestión (fue gobernador de Mendoza del 2003 al 2007), su popularidad, fruto de sus años en el gobierno kirchnerista, además de representar un nombre nuevo en un partido que no se permite un recambio profundo desde hace décadas.

Claro que se tienen que alinear los planetas del universo radical para que el partido defina, por consenso, ofrecerle sin condicionamientos la candidatura presidencial del 2015 a Julio César Cleto Cobos.

Lo hicieron en 2007 con el peronista Roberto Lavagna, un joint-venture que terminó el mismo domingo de las elecciones, arañando el 17 por ciento de los votos.

Pero el radicalismo no pudo o no quiso ofrecerle a Cobos en el 2011 lo mismo que le había brindado a Lavagna cuatro años antes. “Tenían al candidato con la mejor imagen de la Argentina y lo maltrataron”, recuerdan los cobistas. Y rematan con demasiada seguridad: si la UCR quiere que Cleto sea candidato, lo van a tener que venir a buscar.

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