Betancourt a favor del diálogo de paz con las FARC

20/10/2012 | Revista Norte

Betancourt rompió el silencio: apoyo al diálogo de paz y perdón a las FARC

Desde Oxford, la mujer que vivió seis años en cautiverio habló con un diario colombiano. El cambio generacional de la guerrilla. El mensaje a Santos. Su nueva vida de estudiante.

Aunque no la quieren, los colombianos esperaban su palabra. Nadie como ella conoce a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC): pasó seis años, nueve meses y cuatro días internada en la selva con la guerrilla. Nadie como ella, entonces, para hacer un diagnóstico sobre el proceso de paz que comenzó esta semana en Oslo. Ingrid Betancourt interrumpió sus estudios de teología y griego antiguo en Oxford y rompió el silencio al que se había llamado hasta ahora sobre las negociaciones entre los líderes guerrilleros y el gobierno de Juan Manuel Santos para poner fin al conflicto armado que la tuvo como víctima.

Fue en una entrevista que concedió por única vez al diario colombiano El Espectador, el domingo pasado. Desde Inglaterra, Betancourt transmitió su mensaje sobre el diálogo: “Soy optimista, creo en el género humano”. A cuatro años de su liberación, la ex senadora y candidata presidencial parece haberse librado del rencor contra sus captores. “Nos tocó a nosotros, a esta generación, ejercitarnos en una de las opciones espirituales más difíciles: la del perdón. Es muy difícil, sin duda, pero la recompensa al perdón es la tranquilidad de nuestros hijos y nuestros nietos”, reflexionó.

Betancourt eligió cuidadosamente el marco y las circunstancias para opinar sobre el proceso de paz. Lo hizo justo antes de que comenzaran las negociaciones, en el diario de más larga trayectoria de su país y ante un entrevistador con pergaminos como el periodista Héctor Abad Faciolince. Abad también es escritor y sufrió la violencia armada en Colombia: su padre, el militante por los derechos humanos Héctor Abad Gómez, fue asesinado en 1987 por el Cartel de Medellín.

Betancourt no sólo habló sobre el perdón, la paz y la reconciliación sino que también ofreció interesantes definiciones políticas. “Hoy hay una nueva dirigencia en las FARC –subrayó–. Es interesante porque el relevo trajo gente preparada, jefes que tienen experiencia universitaria. Creo que ésta es una dirigencia que tiene una reflexión política sobre el país, a diferencia de la anterior, cuyos méritos eran esencialmente militares. Ese es uno de los factores que pueden favorecer el proceso”.

En cuanto a las dudas acerca de si la guerrilla aceptaría de forma unánime los resultados de las negociaciones, Betancourt destacó que el pronóstico es “alentador” ya que las FARC son una organización militar jerarquizada. “Hay en las FARC un afán de centralizar la responsabilidad política. Eso lo vemos en estos primeros pasos del proceso. El jefe de la organización se resguarda como última instancia, los miembros del secretariado asumen la responsabilidad colectiva de la negociación y participan mandos medios como asesores, todo con el objetivo de actuar en consenso a alto nivel e impedir riesgos de fraccionamiento dentro de la organización”.

Betancourt también resaltó el factor de recambio en la guerrilla. “Hay diferencias sustanciales con las negociaciones anteriores –opinó–. La primera es un cambio generacional evidente. Hay una comandancia integrada por personas que todas están en sus 50. Forman parte de una Colombia que nació en la guerra, que ha vivido el conflicto toda la vida. Es una generación que puede concebir la paz como una victoria y no como una derrota”.

Aunque evitó responder si prefiere a Santos o al ex presidente Alvaro Uribe, Betancourt destacó que el actual mandatario “es una persona que ha sabido rodearse, se sienta a estudiar y se involucra personalmente; lo único que podemos desearle es éxito”. Consultada acerca de si estaría dispuesta a participar en las negociaciones como facilitadora ante gobiernos europeos, respondió que está “siguiendo este proceso con mucho interés, como todos los colombianos”, pero aclaró que no es su intención involucrarse en el diálogo ya que hoy está abocada a la “vida de estudio” en Inglaterra.

Alejada de la escena política, la ex senadora reparte sus lecturas entre la Biblia y textos sobre derechos humanos. De vez en cuando viaja a Nueva York y a París, donde visita a su hermana. Luego de vender millones de ejemplares de su libro No hay silencio que no termine, su imagen pública se desplomó y ganó el odio de miles de compatriotas cuando, poco después de su liberación, demandó por 6,5 millones de dólares al Estado colombiano por supuestas responsabilidades oficiales en su secuestro. “Era una cantidad simbólica”, se desdijo luego. Fue un golpe emocional duro para ella, que eligió el aislamiento y el apoyo en su círculo íntimo.

Aunque  no quiera exponerse a las cámaras, su historia llegará al cine con la película En busca de Ingrid, basada en los libros que su ex marido, Juan Carlos Lecompte, escribió sobre su cautiverio. En los albores del proceso de paz, Betancourt se animó a exteriorizar por un rato los recuerdos tortuosos de aquellos días.-

 

Publicado por Perfil

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