Caso Zanchetta. Las contradicciones en la causa judicial de Género

01/09/2019 | Revista Norte

LOS RELATOS DEL EXPEDIENTE 

En esta segunda parte de la investigación sobre la causa contra el ex obispo de Orán, Gustavo Zanchetta, se presentan las declaraciones que llenan el expediente, tanto de denunciantes como testigos, ante las acusaciones por abuso sexual a seminaristas.

 Según surge del expediente judicial a cargo de la Fiscal Penal de Violencia de Género y Delitos contra la Integridad Sexual del distrito Orán, Soledad Filtrín, en febrero pasado se presentaron seminaristas a realizar denuncias judiciales contra el ex Obispo de la Diócesis de Orán, Gustavo Zanchetta.

Ver: Un registro documental daría vueltas la causa contra el ex obispo Zanchetta UN CURA Y UN DENUNCIANTE EN LA MIRA 

DEL PRIMER DENUNCIANTE

El primero de ellos, a quien se identifica aquí para este análisis como Denunciante1, se presentó ante dicha fiscalía de género a realizar denuncia el día 6 de febrero de este año sobre hechos que le habrían ocurrido en 2017.

Recordemos que la causa judicial ya se había iniciado de oficio en el mes de enero por iniciativa de la fiscalía ante publicaciones periodísticas que hizo El Tribuno unos días antes, en diciembre de 2018, sobre los casos de abuso sexual de los que se acusa a Zanchetta.

Luego de ello, en el mismo mes de enero de 2019, la fiscal empezó con la actuación requiriendo al obispado la lista de seminaristas e inició la investigación con llamados a testimoniales.

Hasta ese momento no había denuncias de víctimas radicadas en la justicia y el 6 de febrero entró la primera, la de un seminarista -el Denunciante1- que acusó a Zanchetta por “(…) acoso, comportamientos raros de él hacia mí en un gesto de abrazos y besos en la mejilla, cada vez que me encontraba solo y él se me acercaba muy cerca mío”. En otra ocasión cuenta que el Obispo “(…) con su brazo derecho me hace un gesto de abrazo (…) puso su mano por debajo de mi camisa en la parte del cuello y comenzó a acariciarme la espalda”.

Besos en el cuello, tocada de pierna cerca de los genitales, manoseo, introducción de dedo en la boca como acto sexual, son otros de los abusos que refiere el estudiante de sacerdocio.

El relato del Denunciante1 continúa y aparecen los nombres de otros cuatro, dos sacerdote formadores y dos compañeros seminaristas, a quienes dice haberles contado “lo que el obispo me hizo”, expresa en la denuncia penal.

Imagen 1: Denunciante1

Los cuatro involucrados fueron llamados por la fiscal para prestar declaración testimonial bajo juramento de decir verdad, y el día 21 de febrero el testigo que identificaremos como S1 sostuvo:

Imagen 2: Testigo S1

Imagen 3: Testigo S1

Este testigo solo recuerda a otro seminarista al momento de escuchar el testimonio del denunciante y no recuerda que estuviera presente un formador -a quien identificamos como P1- cuando el Denuncinate1 le contó sobre este episodio de abuso, a pesar de que lo hablaron varias veces y que podrían haber comentado sobre la actitud de encubrimiento de este formador, lo que podría haberles indignado; porque, como refirió en la denuncia, sus compañeros “se quedaron sorprendidos” de la actitud de P1. Pero S1 lo contradijo:

Imagen 4: Testigo S1

Tampoco especifica cuándo se lo contó y hasta pareciera que no se lo contó en el momento: “no recuerdo que me lo haya contado instantáneamente”, dice; cuando el Denunciante1 sí declaró haber llegado a ellos “cansado, agitado, con preocupación en mi rostro” al instante de escapar del Obispo.

S1 no recuerda a P1 entre ellos aún cuando el denunciante se explaya diciendo que al momento de contarles a los dos seminaristas y a P1, éste –P1- les dijo: “los porteños son así”, “los porteños son cariñosos” ante cuya respuesta los compañeros testigos se quedaron “sorprendidos”; algo que S1 no recuerda en la escena.

Cuando fue a testimonial P1, el formador al que involucra el denunciante por haberle dicho “los porteños son así” “son cariñosos”, P1 sostuvo:

Imágenes 5, 6 y 7: Testigo P1

El tercer testigo, S2, termina por derribar la certeza sobre la denuncia del abrazo prolongado y del beso en el cuello que habría sufrido como abuso sexual por parte de Zanchetta. S2 dijo a la fiscal:

Imagen 8: Testigo S2

Lo expresado por S2 contradice al Denuncinate1, porque no se lo contó al instante del hecho; es más, se lo contó “con posterioridad a que se haya ido el obispo”. No se lo contó delante del formador P1, mientras que sí estaba S1 también en la charla que ocurrió tiempo después según lo manifiestan ambos en sus respectivas testimoniales.

Así es que aparecen coincidencias entre los tres testigos, S1 S2 y P1, coincidencias que a su vez contradicen claramente -los tres- al Denunciante1.

En este hecho de abuso sexual que relata en la misma denuncia (el abrazo que duró un poco más de lo debido y el beso en el cuello) aparece otro sacerdote –P2- al que recurrió, según dijo, para contarle estas cosas. El Denunciante1 refiere que lo sufrió un sábado por la mañana en el seminario, que durante el fin de semana se lo contó a P2 a quien “le escribía por privado” y que el día lunes le expresó todo lo que había pasado.

Imagen 9: Denunciante1

Cuando una persona atestigua bajo juramento de decir verdad ante la justicia, advertida de la pena que podría enfrentar de faltar a ella, comenta con detalle lo que realmente tiene como cierto; y en caso de no tener un recuerdo exacto del suceso por el que testifica, puede expresar claramente su duda o no asegurar precisiones. Así que cuando da precisiones es porque está segura de que su declaración da fé por lo ocurrido tal cual lo cuenta a la justicia, testimonio que queda escrito y rubricado por el testigo. Sobre todo es así cuando está nombrado, como testigo del hecho y/o como parte de lo acontecido, por otro actor del caso en cuestión tal como aquí se da.

P2 fue nombrado por el Denunciante1 en los términos que se muestran en la Imagen 9, pero atestiguó un tanto distinto de lo que sostiene el denunciante.

Imagen 10: Testigo P2

Imagen 11: Testigo P2

Las contradicciones entre el Denunciante1 y P2 son quizá las más importantes por el giro de las miradas en esta causa. Las que aquí aparecen claramente son:

El denunciante1 dice que el hecho de abuso que le contó a P2 fue un sábado a la mañana en el seminario. P2 dice que el hecho de abuso del que tomó conocimiento porque se lo cuenta el denunciante ocurrió una noche de retiro.

El Denunciante1 se lo dijo a P2 (a lo ocurrido en el seminario) pero P2 refiere haber tomado conocimiento porque se lo contó primero P1.

El denunciante1 dice que el hecho ocurrido en el seminario se lo contó a P2 por privado ese fin de semana y que el lunes siguiente se lo expresó todo cuando pidió hablar con él. P2 dice que se lo contó primero P1 y que el denunciante se lo cuenta “mucho después”.

El Denunciante habla de que se lo escribió en privado. P2 no hace referencia a ello ni es preguntado por la fiscalía acerca de esos mensajes en privado en esta declaración testimonial.

P1 y P2 son sacerdotes. P2 dijo en su declaración testimonial que P1 le contó de una situación de abuso sufrida por el Denunciante1 porque éste se la contó. Sin embargo, como vimos de los testimonios no solo de P1 sino también de S1 y S2, P1 nunca fue puesto en conocimiento de los hechos como sostuvo el denunciante y por lo tanto no pudo habérselo contado a P2.

Lo burdo salta a la vista. Pero ¿por qué el sacerdote P2 querría involucrar al sacerdote P1 en tamaña cuestión?

SOBRE LOS HECHOS EN LOS TOLDOS

En la misma denuncia narra otros hechos que dice haber sufrido en Los Toldos.

Imagen 12: Denunciante1

Y aparece aquí otro dato importante que podría haber sido gravemente omitido. Surge de la denuncia que al poner en conocimiento de los abusos que sufrió al sacerdote P2, éste le dijo “que no le cuente a nadie porque iba a tener una respuesta de parte de la Iglesia”:

Imagen 13: Denunciante1

P2 en su declaración testimonial que se produjo el 12 de febrero -4 días hábiles después de esta denuncia- no hizo referencia respecto a este diálogo que se habría producido entre ambos y en el que le pide “que no le cuente a nadie”. Tampoco fue preguntado por la fiscal al respecto.

Al igual que en el hecho de abuso en el seminario, que según el denunciante le contó a P2 ese mismo fin de semana por privado y luego cuando pidió hablar con él el lunes siguiente, P2 en su declaración testimonial del 12 de febrero tampoco hizo referencia a ello ni fue preguntado por la fiscal al respecto.

Los otros testigos que involucra el Denunciante1 por los hechos de Los Toldos tampoco lo avalan en su totalidad con sus testimoniales, es decir, evidencian más contradicciones.

Hasta aquí hay claramente tres actores principales en la etapa de investigación por la causa judicial de género que, según surge del expediente, quedan fuertemente en cuestión; por acción u omisión.-

La tercera parte de esta investigación será publicada en los próximos días

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