El bagayeo crece en la frontera por Orán

22/05/2017 | Revista Norte

«Yo no sé lo que llevo, ni tampoco pregunto». 

Miles de hombres cargan cada día pesados bultos como única forma de subsistencia

Diario La Nación

Los bagayeros se dedican todos los días del año a la «compleja» misión de pasar ilegalmente en bultos que cruzan por el río Bermejo en balsas y gomones, que luego cargan sobre sus espaldas que pesan entre 80 y 100 kilos. Lo que va dentro de las «lonas» es un misterio. Pueden cargar medias, remeras, cocaína o un joven chino o colombiano que pretende atravesar la frontera sin pasar por Migraciones.

El puesto 28 de Gendarmería está enclavado después del río Pescado, sobre el camino que une Orán con Aguas Blancas, la ciudad que está frente a Bolivia. Ejerce un control casi absurdo. Porque los bagayeros hicieron un bypass en la ruta 50, que tiene como único fin evitar ser revisados y que los gendarmes les secuestren la mercadería de contrabando que traen hacia Argentina.

Es un sendero de unos 500 metros en medio del campo, que antes de tierra y ahora está delimitado con cemento que hace menos tortuosa la caminata para los bagayeros que llevan los bultos sobre la espalda y sujetados a la cabeza.

Un camino que es conocido por los gendarmes, que evitan interrumpirlo por la realidad social de la zona. La mayoría de los pobladores de Aguas Blancas participan de ese oficio de «pasadores» y es la única fuente de sustento de las familias. Romper esa cadena de abastecimiento cotidiano tendría, en la mirada incluso del Ministerio de Seguridad, mayores implicancias sociales que policiales. Las autoridades estiman necesaria la radicación allí de industrias para compensar la fuerza económica del contrabando en la forma de vida de cada familia local.

«Entre remiseros y bagayeros somos unas 5.000 personas que vivimos de esto. Yo tenía un taxi, pero gano diez veces más con esta actividad», dice Raúl Centurión, un hombre de 54 años que lleva en el techo de un Peugeot 504 blanco seis bultos enormes que debe atar con fuerza al auto para no perderlos en la ruta.

«Yo no sé lo que llevo, ni tampoco pregunto», cuenta. Gana 1.000 pesos por día si hace más de cuatro viajes a Orán. Cada «lona» tiene un costo de 500 pesos para saltear por ese bypass el control de Gendarmería. Por eso, los hombres que cargan los bultos corren por ese sendero zigzagueante en medio del campo.

Permanente movimiento

Los que cargan los bultos obtienen el doble, pero sus espaldas no soportarán mucho ese peso. Para obtener esa paga deben hacer más de 20 viajes a pie. Por eso corren frenéticos y empapados en sudor. El calor lo amortiguan con un trago de cerveza fría cuando llegan a la banquina de la ruta 50 donde esperan los autos y camioneta. Otros, los más jóvenes, fuman pasta base, o aspiran cocaína a la vista de todos, mientras mantienen el acullico de coca en la boca. El olor a paco hace más hostil la escena ante quienes no pertenecen a ese mundo.

En Aguas Blancas el cruce desde Bolivia se realiza en unas endebles barcazas que llevan la carga en un viaje de tres minutos de una costa a la otra del río Bermejo. Del lado argentino se ubica un puesto de Aduana que pocos utilizan. Una de las propuestas que se hicieron desde la justicia federal fue reemplazar el puesto 28 de Gendarmería por el de un escuadrón con 400 efectivos y realizar controles ambulatorios en la ruta 50. «De esa manera se rompe este negocio ilícito», sostuvo el fiscal Bruno.-

 

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