En Salta casi no hay movilidad social y económica intergeneracional

08/01/2013 | Revista Norte

Ascenso socioeconomico una meta cada vez más difícil para los salteños

SEGÚN UNA INVESTIGACIÓN REALIZADA POR EL IELDE

El 39% de los habitantes de la provincia no logra cambiar con relación a la situación de la familia de origen. En la mayoría de los casos el bienestar futuro depende de la posición económica y social y no del trabajo y el esfuerzo.

Conforme los últimos datos brindados por el Censo 2010, en Salta hay casi 300.000 personas pobres.

Si de oportunidades de crecimiento económico y social se trata, Salta no es una de las provincias que pueda garantizar a sus ciudadanos equidad en el acceso a condiciones que permitan un desarrollo igualitario.

En la mayoría de los casos, tampoco es el ejemplo de que el trabajo duro y el esfuerzo podrían derivar en mejores condiciones de vida. Y esto porque hay un obstáculo que se erige como la principal limitación: la falta de movilidad social y económica intergeneracional, reflejada, entre otras variables, por la cantidad de personas que permanecen al mismo estrato de ingreso al que pertenecían sus padres.

“En Salta, el 39% de los habitantes no solo no logra progresar económicamente con relación a su situación familiar de origen, sino que se ubica en un estrato de ingreso inferior al que pertenecían sus padres”, explicó a El Tribuno la economista Maribel Jiménez, becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde), de la Universidad Nacional de Salta (UNSa).

Si bien el nivel de movilidad económica y social de un país o provincia es difícil de estimar dado que los organismos públicos no relevan estos datos, a partir de la información contenida en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) es posible aproximarse a definiciones concretas.

Uno de los indicadores más utilizados en economía para determinar la movilidad entre generaciones es el que mide la elasticidad intergeneracional del ingreso, es decir, el efecto total que el ingreso de los padres tiene en el ingreso obtenido por sus hijos cuando son adultos. En otras palabras, estima el grado de inmovilidad del ingreso entre padres e hijos, lo cual presenta para el caso de Argentina un valor de 0,56, “señalando que una caída del 1% en el ingreso de los padres reduce el ingreso que los hijos obtienen en su adultez en un 56%”, aclaró Jiménez, quien además explicó que para el caso de Salta “el índice de inmovilidad económica tiene un valor de 0,53”. Un valor muy alto, pero que igualmente representa una mejora notable si se lo compara con la segunda mitad de la década del ’90 donde el valor promedio de esta relación era del 0,93 en todo el país, y del 0,75 en Salta.

El mensaje que se halla detrás de estos números es fuerte porque marca desigualdades que necesitan ser reparadas para evitar que las diferencias se profundicen, sobre todo luego de casi una década de expansión económica donde los indicadores deberían mostrar avances notables.

Polarización

El economista Jorge Paz, miembro del Ielde, consideró que “el fenómeno de la polarización puede ser uno de los mayores obstáculos para la generación de movilidad social. De este modo, nos encontramos con “escuela para ricos y escuela para pobres; barrios privados versus asentamientos; trabajos decentes y empleos precarios, informales y no registrados; hospitales carentes de insumos, vacunas y grandes clínicas privadas preparadas para cirugías de alta complejidad; y así…”.

Una problemática importante y de fácil análisis se plantea en la provincia. Hay una porción grande de la población que no tiene la posibilidad de acceder a la mejor educación, en tanto que el concepto “igualdad de oportunidades” encuentra limitaciones serias que provocan una disminución de los recursos educativos necesarios para ascender. “Los déficit en términos de calidad educativa y la situación habitacional son mayores en Salta que en Argentina, con lo cual podemos pensar que la posibilidad de los niños provenientes de hogares de escasos recursos de mejorar económica y socialmente, son menores en Salta que en otras regiones más desarrolladas de este país”, expresó Paz.

 ¿Crecimiento o desarrollo?

En comparación con 50 años atrás, la movilidad social y económica ascendió, aunque ello no fue suficiente para mejorar y profundizar los canales de ascenso que se abrieron. Las miradas apuntan a que durante la época de bonanza que tuvo Argentina durante casi una década (2003-2011), donde el crecimiento económico fue grande y destacable, la mejora en la movilidad socioeconómica podría haber tenido un mejor desempeño. Aquí se abre el debate que plantea la diferencia entre crecimiento por una lado, y desarrollo por el otro.

Hay una conjunción de variables que intervienen para determinar las posibilidades que tienen los habitantes para desarrollarse en un marco de oportunidades similares para todos, donde tanto la salud como la educación constituyen los principales indicadores. Los daños que se generan en las poblaciones de escasos recursos, que son quienes peores condiciones educativas y de salubridad reciben, generan consecuencias que son difíciles de revertir con el tiempo, más aún cuando en los primeros años de vida los niños resultan afectados por cualquiera de estas dos variables.

No es descabellado traer a colación que Salta es una de las provincias menos beneficiadas en el sistema de reparto de los recursos nacionales, lo cual también incide en el nivel de movilidad social de los salteños. Si se compara cuánto recibió en 2012 un santacruceño ($17.783) o un porteño ($55.824) a través de los diferentes programas del Gobierno, en relación con lo que percibió un salteño ($6.524), se observa una situación de inequidad.

Datos

En Argentina los organismos públicos no relevan datos intergeneracionales, es decir, no estudian a las mismas familias a lo largo de un período de tiempo extenso, lo que dificulta contar con información sobre el comportamiento generacional, aunque es posible obtenerla a través del cruzamiento de distintas variables que sí se relevan.
LAS CIFRAS

11.000.000 de personas en Argentina viven con $35 por día, según el Indec.
19.636 hogares en la provincia (de un total de 299.794) no cuentan con instalaciones de baño.
58.202 familias salteñas se encuentran en una situación de vulnerabilidad social.
80 de cada 100 pesos que utiliza el Gobierno provincial, los recibe de la Nación.

LA OPINION

“Consecuencia del subdesarrollo”

Por Eduardo Antonelli, Economista

“La falta de movilidad social y económica es una manifestación del subdesarrollo. Argentina gozó, varias décadas atrás, de una gran movilidad social acompañada de una alfabetización masiva que permitió incorporar mano de obra calificada en el mercado de trabajo. Con ello se impulsó la movilidad. Nuestro país se ubicaba en los primeros puestos a nivel de ingreso per capita, hasta aproximadamente la década de 1940. Pero empezamos a decaer cuando la educación pública, que garantiza la igualdad de oportunidades, se vino abajo alrededor de los ’70, momento en el que Argentina sufrió un fuerte proceso de desindustrialización. La industria nacional pierde importancia y con ella la educación, sobre todo la vinculada a la industria. La excelencia que tenían los maestros hoy no existe, y las currículas perdieron de vista dos cosas claves: formar y preparar a los alumnos. Insisto con la educación, porque es el obstáculo más grande. El Gobierno debe comprometerse con la generación de empleo para posibilitar el crecimiento de los habitantes. En Salta, con el alto desempleo, no sorprende la baja movilidad social”.-

 

El Tribuno

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