Estevão se convirtió en un caso único en la historia de Brasil al devolver parte del dinero que cobró por la corrupción

26/08/2012 | Revista Norte

 

Cómo amasó su fortuna el político de Brasil que devolverá las coimas

Amigo de Collor de Mello, montó un emporio millonario gracias a los aceitados vínculos con el poder. Reintegrará 234 millones de dólares.

Luiz Estevão no se anda con chiquitas. En 2000, se convirtió en el primer senador destituido en la historia de Brasil. Esta semana, llegó a un acuerdo sin precedentes mundiales con el Estado brasileño para devolverle 234 millones de dólares como resarcimiento por un caso de corrupción que protagonizó en los 90. Antes de eso, Estevão perteneció a la generación de “los hijos del poder”: jóvenes de familias influyentes que crecieron bajo el ala generosa de la burocracia estatal. Empezó vendiendo neumáticos, y terminó amasando una fortuna de 10 mil millones de dólares.

“Hay un dicho que dice: debo, no niego y pago cuando pueda. En mi caso, es al revés: no debo, niego y pago por la fuerza”, declaró el ex senador al explicar por qué aceptó el arreglo para reparar el millonario desvío de fondos públicos que organizó en 1992. Aunque continúa alegando que es inocente, pagará la cifra acordada para que la Justicia desbloquee las cuentas bancarias de su familia y su compañía, el Grupo OK, pueda seguir funcionando.

La historia personal de Estevão expone como pocas el modo en que política, mundo corporativo y negocios oscuros suelen entrelazarse en Brasil. Nació en Río de Janeiro y su madre murió de un schock anafiláctico ocho horas después del parto. Su padre, Luiz Otávio Estevão de Oliveira, falleció cuando él tenía 16 años. Se crió con su tía Marita, quien se casó con Lino Martins Pinto, un empresario dueño de una importante empresa de venta de neumáticos importados en Minas Gerais.

En 1966, la familia se mudó a Brasilia y el joven Luiz ingresó al prestigioso Centro Integral de Enseñanza Media, donde se destacó como un alumno prodigio. Allí trabó una amistad con el hijo de un senador, Fernando Collor de Mello, quien tres décadas más tarde se convertiría en presidente de Brasil. Compartía con él la pasión por las carreras de autos y el karate: Estevão es cinturón negro.

A los 18 años, comenzó a trabajar en la empresa de su tío. Intentó estudiar Física en la Universidad de Brasilia, pero abandonó a los pocos meses. Lo suyo eran los negocios. Ya como socio de Pinto en el Grupo OK, Estevão amplió los rubros de la firma: agricultura, construcción civil, reventa de automóviles. Pronto se convertiría en uno de los empresarios más poderosos.

El gran salto lo dio en 1989, cuando decidió reencontrarse con su viejo amigo Collor de Mello e invertir en su campaña presidencial. Fue bien recompensado: la administración de Collor habilitó la creación del Banco OK, y el Estado invirtió millones en los proyectos de construcción de Estevão. Luego del juicio político que derribó a Collor, el empresario carioca no quiso desaferrarse de la política. En 1994, obtuvo una banca en el Parlamento de Brasilia, y en 1998 fue electo senador de la República por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Para ese entonces, el Grupo OK ya facturaba 300 millones de dólares anuales y sus convenios con el Estado se multiplicaban. Pero pronto comenzaron las desgracias. Tras asumir, se descubrió el desfalco por sobrefacturación que ahora debe reparar. Lo expulsaron del Parlamento y fue acusado de enriquecimiento ilícito. Tuvo dos pasos fugaces por la cárcel, pero no reconoció su culpa. Con el pago de los 234 millones, en cuotas mensuales de 2 millones, Estevão espera que su empresa vuelva a las grandes ligas. No se anda con chiquitas.-

 

Publicado por Perfil

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