Grave desigualdad educativa en Argentina

14/08/2012 | Revista Norte

No cede la fuerte brecha en educación entre ricos y pobres

/ Las diferencias se dan en el acceso a la doble jornada, computación, idioma extranjero y reparto de netbooks / 

Los indicadores no avanzan al ritmo esperado y necesario para superar las profundas brechas de desigualdad que aún persisten en el país. El retraso en la implementación de la jornada completa en las escuelas, para muchos especialistas la llave maestra del cambio, es uno de los que más lo evidencian, junto con los niveles aún elevados de chicos que no tienen computación e inglés, herramientas clave para el futuro progreso laboral.

En todos los casos, las fuertes diferencias entre los colegios públicos y privados persisten, así como entre los diferentes niveles socioeconómicos. A estas conclusiones llegó el último informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia que se presenta hoy y abarca el período 2007-2011 en centros urbanos de todo el país.

Sólo el 6% de los alumnos del nivel primario asiste a jornada completa en las escuelas públicas, un indicador que no se movió desde 2010. Para ese año, la Ley de Financiamiento Educativo había fijado como meta una cobertura del 30% de la matrícula. La brecha es aún más significativa en la división por ingresos: mientras en los sectores más acomodados el 18,6% tiene doble jornada, entre los de menores recursos es sólo del 2,7%, es decir, siete veces menos. “En el cumplimiento de la meta que plantea la ley y dar prioridad a los sectores sociales y las zonas geográficas más desfavorecidas, no se avanzó nada”, dijo Ianina Tuñón, coordinadora del estudio impulsado por la Universidad Católica.

“Ampliar la jornada educativa permitiría que muchas infancias aumenten sus oportunidades de acceso a recursos escasos en sus hogares, como los libros, la conexión a Internet, las computadoras, ofertas educativas variadas en el campo de las nuevas tecnologías, idioma extranjero, arte y educación física en un entorno seguro, rodeado de estímulos para el aprendizaje”, señaló Tuñón. En estos indicadores, las diferencias de el acceso entre ricos y pobres son muy marcadas (ver cuadro).

Axel Rivas, del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), explicó que recién “este año, por primera vez, el gobierno está enviando fondos a las provincias para mejorar los indicadores actuales”. Y agregó que “hay que revertir ese proceso de que el que tiene más recursos puede recibir una mejor educación”.

Por su parte, Andrea Alliaud, especialista en educación de la UBA, dijo que “la falta de enseñanza de inglés es una de las deudas más fuertes de la escuela pública”. En este sentido reclamó que sea “más sistemática y contundente”. Al mismo tiempo advirtió que el punto de partida “es tan desigual, que es ingenuo esperar que se pueda cambiar la situación en unos pocos años”. Remarcó que para el proceso rinda frutos “debe darse una gran inversión que sea progresiva, paulatina y haga foco en los sectores más desfavorecidos”.

Rivas agregó que “hay que crear una oferta que por un lado atienda a las principales necesidades como idiomas, deportes y computación y por otro lado profundice los contenidos, para mejorar la calidad de la enseñanza. La doble jornada mejora el rendimiento de las cuatro horas de escuela que son insuficientes en las zonas más pobres, reduce el fracaso escolar y al darle más oportunidades a los que tienen inconvenientes, reduce los problemas de repitencia”.

Según la UCA, en la entrega de netbooks del Gobierno por el plan Conectar Igualdad también se ven las desigualdades. Hasta el cuarto trimestre de 2011 las había recibido el 45,3% de los alumnos de mayor poder adquisitivo, contra el 21,5% de los más necesitados.

 

 

Publicado por Clarín

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