La canasta en crisis

13/08/2012 | Revista Norte
Medicina prepaga, colegios y gastos de automóvil. Telefonía, Internet, cable, taxis, expensas, luz, gas y transporte. Los incrementos hacen «oídos sordos» a la moderación salarial que impone una economía más fría. La «puesta al día en consumo», desplazada por la «puesta al día del bolsillo»
Ya es un clásico, a esta altura del calendario, que salten a las primeras planas las noticias sobre aumentos de precios en todos los servicios que utiliza la clase media, tales como medicina prepaga, colegios, gastos del auto, expensas, servicios bancarios, de TV por cable y telefonía, entre otras prestaciones.Pero esta vez es diferente. Porque, a contramano de lo que venía ocurriendo en períodos anteriores -cuando las subas de los sueldos le ganaban a la inflación- ahora se comenzó a visualizar que las boletas que llegan a los hogares golpean más duro al bolsillo de gran parte de los argentinos.Es que en 2010 y 2011, los incrementos en los sueldos se habían movido en una franja de entre 25% y 30%. Incluso, algunos acuerdos entre gremios y empresarios llegaron a superar el 35 por ciento.

Ahora son otros los tiempos que corren, porque el Gobierno se propuso aplicarle un tope a los incrementos y, por lo tanto, fijó a comienzos del 2012 una pauta del 18% para las paritarias salariales, que finalmente terminó siendo, en los hechos, de un 24 por ciento.

Para el especialista Ernesto Kritz, director de la consultora SEL, si bien no hubo pérdidas fuertes de poder adquisitivo -porque las negociaciones en 2012 estuvieron muy en línea con la inflación- lo que sí se verifica es que en algunos sectores existen ciertos «desfasajes» por el pago en tandas.

Esto generó que los argentinos sientan el cimbronazo de esta «paridad» en sus propias economías domésticas.

Sobre todo, esto sucede en los casos de los empleados fuera de convenio, «donde los incrementos se pagan en 2 o 3 cuotas. Encima se demoró bastante la negociación salarial, cosa que retrasó las mejoras», resume Kritz a iProfesional.com.

En cambio, la inflación no pudo ser controlada por la Casa Rosada y sigue a un ritmo acelerado, acorde a los últimos tiempos. Para algunos expertos puede ser más alta y cerrar el año con un crecimiento de hasta el 30 por ciento.

Esta disyuntiva, producto de alzas en los precios de productos y servicios que transitan por autopista, mientras que las mejoras salariales comenzaron a rodar por una vía más lenta, genera un fuerte impacto en el bolsillo de los asalariados.

Prueba de que este año es diferente a los anteriores lo marca lo que sucede con el consumo. Según datos de diversas entidades, como la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se confirma, por ejemplo, que las cantidades vendidas por los comercios minoristas cayeron en julio 6,3%, respecto a igual mes del año pasado.

Este dato adquiere más relevancia si se considera que julio era un mes en el que se esperaba un buen desempeño de las ventas por el «efecto aguinaldo».

 

Prepaga, colegios y automóvil

En cuanto a las principales prestaciones que preocupan y afectan los ingresos de la clase media, se encuentran la salud y la educación privada.

En el primer caso, las empresas de medicina prepaga solicitaron días pasados autorización para aumentar las cuotas un 15% ahora y otro 9% hacia fin de año. Si esto se concreta, terminarán aplicando en 2012 un incremento del 29,5%, ya que en febrero habían ajustado un 5,5%.

Más aun. Si a ello se le suma el alza ocurrida en diciembre pasado (9,5%) este servicio habrá escalado, en tan sólo un año, un 39 por ciento. Es decir, muy por arriba de la inflación actual y de las paritarias salariales.

En el caso de los colegios porteños privados, éstos reajustaron dos veces durante este año, en torno a un total de entre 11% y 18%. En marzo último se aplicó un 9,8%, y desde julio pasado rige entre un 5,5% a 7,5% adicional.Los gastos vinculados con el automóvil también forman parte de la ola de subas.

«Los aumentos en los servicios no regulados afectan fuertemente a la clase media. En especial, uno de los que más incide ahora, son aquellos vinculados con el auto», señala Susana Andrada del Centro de Educación al Consumidor (CEC), ante la consulta de iProfesional.com.Un detalle que no escapa a los ojos de buena parte de la sociedad es el sorprendente incremento de las cocheras.

Por un estacionamiento ahora se abona $22 la hora o $600 al mes, mientras que el año pasado el costo mensual rondaba los $400 pesos. De modo tal que sólo por este ítem el bolsillo se ve castigado con un 50% de suba.

A este rubro se le deben sumar, en el acumulado del 2012, el mayor valor de la nafta (+13%), seguro del auto (+7%) y peaje (+25%).

Otro dato a tener en cuenta es que el combustible súper se encareció un promedio de 31% desde marzo del corriente año respecto al mismo mes del 2011.Al mismo tiempo, todos los accesos de peaje a la Ciudad de Buenos Aires treparon hasta un 33% desde principios de agosto.Taxis, telefonía, Internet, cable y expensas

Entre otros gastos asociados con la clase media está el de los taxis, que a fines de julio treparon un 12%, por lo que la bajada de bandera ya cuesta $8,20 y cada ficha que corre unos 82 centavos.Pero hay más novedades: en octubre se incrementarán las tarifas un 12% más, totalizando en el año un 24%.

Si se amplía la mirada en el tiempo surge un dato sorprendente: desde 2003 este medio de transporte aumentó nada menos que un 550 por ciento.Los gastos bancarios también representan otro golpe al bolsillo. Por mantenimiento de paquetes, cuentas y movimientos por caja y transacciones, por medio de las redes Banelco y Link, el ajuste anual promedia el 20 por ciento.Los servicios por uso de celulares, Internet y TV por cable también dicen presente en esta ola de aumentos. Las compañías han retocado sus números hasta en un 20 por ciento. Las de telefonía móvil realizaron ese ajuste según el tipo de plan contratado.Por el lado de las conexiones a la web y televisión paga, Cablevisión y Fibertel enviaron sus facturas de julio con un reajuste que parte del 11 por ciento.Otro de los rubros sensibles que no da tregua es el de las expensas. En algunas zonas el incremento se potencia por el quite de subsidios en las tarifas de los servicios.Asimismo, subieron los abonos por mantenimiento de diversos conceptos, tales como los de ascensores, limpieza y el servicio de vigilancia privada, entre otros. A esto se suma el incremento en los salarios de los encargados de edificios, con piso en 18% más otros plus asociados a sus labores diarias.Según señaló a iProfesional.com María Mercedes García, presidenta de la Asociación Civil de Defensa del Consumidor de Bienes y Servicios para la Propiedad Horizontal (ADEPROH), este año se registran aumentos de entre 25% a 45% en las expensas, producto además de la quita de subsidios.

«Los edificios chicos son los que más sufren esto», remarca.Luz, gas y transporteJustamente, el tema de la eliminación de los subsidios es un asunto clave para el nuevo escenario que se presenta.Luego de varios años de estar «planchadas» las tarifas de los servicios públicos por estar solventados, en gran parte, por el Gobierno nacional, empezó la «sintonía fina» y casi 600.000 usuarios residenciales perdieron en los últimos meses esta «ayuda» al consumo de luz y gas.A raíz de ello, los vecinos que viven en barrios y zonas que fueron consideradas «privilegiadas» sufrieron la quita del beneficio estatal, y ya están pagando boletas con incrementos de hasta 350% o más. No obstante, el resto de la población tampoco sorteó este tema y recibió un porcentaje de ajuste nada despreciable.De hecho, desde julio rige un aumento en la provincia de Buenos Aires, de entre el 14% y el 28% para el servicio eléctrico.El transporte también «aceleró». Este mes empezó a correr un aumento de entre el 75% al 120% en los boletos de colectivos y trenes para los usuarios que viajen sin la tarjeta SUBE. Y todo apunta a que los retoques seguirán.En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño anunció un alza del 24% para enero próximo en el ABL, que ya había escalado hasta 300% a principios de año.

 

Bolsillos más perjudicados

A la hora de enmarcar cuáles son los segmentos sociales alcanzados, o no, por los incrementos en los servicios, se debe hacer una clasificación entre dos grupos.Por un lado, aquél conformado por los trabajadores en convenio de gremios que lograron incrementos salariales, al menos, similares a la inflación real, que no han sido tantos como en otros años.Por otro, el compuesto por quienes están fuera de convenio y los no asalariados (comerciantes, pequeños empresarios, empleados informales), donde sus ingresos crecieron en menor proporción.Para graficar esta subdivisión, cabe señalar que del total de los asalariados, un 66% están «formalizados» (de los cuales un cuarto no se encuentra bajo convenio laboral) y el 34% restante son empleados informales.Estos datos se traducen, según información de SEL Consultores, en 7,5 millones de personas registradas en el sector privado, de las que solamente 5 millones están enmarcadas con un acuerdo de trabajo.Este número cobra más relevancia si se considera que el total de personas económicamente activas es 3,5 veces más (17 millones) entre personal público y privado, bajo condiciones formales e informales.

Además, muchos argentinos se han visto afectados por la falta de actualización en asignaciones familiares y en el mínimo no imponible en Ganancias.

 

¿Cómo sigue?

A diferencia de otros años, la carrera «inflación-salarios» ahora está más pareja y los segundos ya no aventajan tanto a la suba de precios.

A ello se le suma que por el enfriamiento de la actividad económica se recortan horas extras y adicionales, que terminan impactando en los ingresos.

En tanto, la presión impositiva es cada vez más alta, a punto tal que una gran cantidad de compañías incluso supermercados, ahora se ven obligadas a informar a la AFIP sobre consumos superiores a los 1.000 pesos mensuales.

Mientras tanto, los precios de los servicios no paran de crecer, superando incluso a las remuneraciones propias de un escenario en el que las firmas ya no están para tirar «manteca al techo».

«No es un año fácil para la clase media. Esto explica por qué el consumo se enfrió y crece a mucho menor ritmo que el año pasado», concluye Gravina de Ecolatina.

Ni siquiera el haberle quitado a los argentinos la opción del dólar como forma de ahorro ha servido para impulsar las ventas.

Quedó atrás lo que antes los analistas llamaban «puesta al día en el consumo» a la que recurrían los argentinos como una forma de no perder frente a la inflación.

Ahora, más bien, en esta etapa prima la cautela y se impone la «puesta al día en el bolsillo», que supone el pago de deudas y otras obligaciones. La lista de aumentos consignados explica el porqué del cambio.

 

 

Fuente: iprofesional.com

One Response to La canasta en crisis

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Maximum one link per comment. Do not use BBCode.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.