El grupo está compuesto por 134 países, el 80 % de la población mundial. Durante el año 2023, Cuba es presidente del grupo de concertación del principal bloque negociador de los países del Sur.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez inauguró este viernes los trabajos de la Cumbre del G77 que tiene por sede al país caribeño que preside, actualmente, el grupo de naciones del Sur, ocasión en que convocó a las naciones que lo integran a accionar unidas para derribar las barreras que obstaculizan el acceso al conocimiento y la tecnología, lo cual frena su desarrollo y les impide responder a los anhelos de paz y bienestar de sus pueblos.
Tras dar la bienvenida a los jefes de Estado, de Gobierno y delegaciones que asisten a la Cumbre que hasta este sábado sesionará en La Habana, Díaz-Canel subrayó el carácter anacrónico e injusto del actual orden económico internacional, así como la urgencia de cambiarlo y democratizar a las Naciones Unidas, desafíos que -recordó- quedaron plasmados en advertencias hechas por los líderes revolucionarios Fidel Castro y Hugo Chávez.
Señaló que la humanidad ha alcanzado un potencial científico-técnico inimaginable, que en condiciones de igualdad, equidad y justicia podría proveer niveles de vida dignos y confortables a casi toda la población del planeta.
Manifestó que avanzar en el campo de la ciencia, la tecnología y la innovación traducirá cómo y cuándo se podrá alcanzar los objetivos de desarrollo sostenibles en lo tocante al hambre y pobreza ceros, los servicios de la salud, la educación de calidad, la igualdad de género, el acceso a la energía, el trabajo, la industrialización y la justicia social, entre otras metas.
Enfatizó que el actual orden económico perpetúa las condiciones de privilegios a países ricos y deja en el subdesarrollo a una parte considerable de la humanidad.
Entre otros impactos negativos que provoca esta situación, mencionó las fracturas en la producción de bienes y servicios, la deficitaria atención a la sanidad, el desequilibrio en el acceso a Internet, la desproporcionada brecha en el acceso a la electricidad entre países ricos y naciones en desarrollo, y el reducido número de patentes que estas últimas registran.
Cuestionó que pese al desarrollo científico-técnico logrado, el mundo retrocedió tres décadas en cuanto a reducción de la pobreza, se registran niveles de hambruna no vistos desde 2005, más de 84 millones de niños permanecen sin escolarizar, más de 600 millones de personas no tienen electricidad y solo el 36 por ciento de la población utiliza Internet.
Expresó que la brecha económica también limita las inversiones del Sur en investigación en materia de salud, alimentos, medioambiente, y denunció que en paralelo se les roba a esos países los especialistas que forman e incluso tecnologías que generan.
Aseguró que los pueblos del Sur son los que más sufren las consecuencias del subdesarrollo y cuestionó que se les llame pobres cuando deberían ser consideradas empobrecidas tras siglos de colonialismo y neocolonialismo.
Recordó que la pandemia de la Covid-19 evidenció con crudeza el costo de la exclusión del Sur. Citó que solo diez fabricantes concentraron el 70 por ciento de la producción de vacunas anticovid, mientras que los países en desarrollo solo pudieron disponer de 24 dosis de vacunas por cada 100 habitantes en tanto que los más ricos dispusieron de casi 150 dosis.
Al referirse al camino que queda por delante para edificar un nuevo orden mundial y una nueva arquitectura financiera, Díaz-Canel precisó que el G77 + China hoy agrupa a 134 naciones, que representan dos terceras partes de los países que integran la ONU y concentran el 80 por ciento de la población mundial, además del 50 por ciento del PIB a nivel global.
Expresó que la Cumbre permitirá debatir en colectivo al más alto nivel político y conciliar posiciones e identificar estrategias de acción. Expresó que el Sur dispone de fortalezas -«somos más y somos más diversos», dijo- y que puede lograr mejores resultados con solidaridad y colaboración.
Aseveró que por todo el tiempo en el Norte acomodó al mundo a sus intereses para mal del resto, ya toca al Sur cambiar las reglas del juego.
Llamó a rescatar la confianza en el ser humano y su actividad creativa, y generar capacidades para hacer realidad las potencialidades de la ciencia, la tecnología y la innovación para el desarrollo sostenible. Al respecto, reconoció la iniciativa para el desarrollo global impulsada por el presidente chino, Xi Jinping, por su carácter inclusivo.
También se refirió a la importancia de la voluntad política para invertir en ciencia. En ese sentido, puso el ejemplo de Cuba para demostrar cómo pese al criminal bloqueo de EE.UU., impuesto por más de seis décadas y reforzado durante los últimos años, el país caribeño pudo diseñar varias vacunas anticovid propias y con elevada y probada eficacia.
A la ceremonia de apertura y primera sesión de trabajo del G77 + China asistieron el líder de la Revolución Cubana, general de Ejército Raúl Castro Ruz, y el secretario general de la ONU, António Guterres.