Economía popular: mejores precios y más saludable

08/11/2021 | Revista Norte

LORENA PUTERO, ECONOMISTA

«Los precios siguen siendo el núcleo de las distorsiones y desequilibrios que atraviesa la economía nacional. Con el congelamiento de precios en marcha y las tensiones desatadas con el sector empresario».

La economista Lorena Putero, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, dio una entrevista en la que cuenta los resultados de los estudios realizados sobre la economía popular y el drama de la inflación que sufre la argentina.

Putero, en dialogo con PULSO, resaltó el rol de la economía popular en los precios, y en la conformación de una alternativa cercana, sustentable y saludable para los consumidores.

La entrevista:

-¿Han realizado un relevamiento de precios en la economía popular?

Efectivamente. Nos propusimos tomar la canasta básica que se releva oficialmente, y comprarla en la economía social, solidaria y popular. El objetivo era derribar dos mitos: el primero es que en la economía popular no hay muchos productos, y el otro que los productos en ese sector son mucho más caros. Lo que descubrimos es que de los 62 productos que contiene la canasta, 40 se pueden conseguir en comercializadoras de la economía social como cooperativas, mutuales, o emprendedores. Para el resto de los productos en el relevamiento, reemplazamos con precios de almacenes de barrio. Lo llamativo es que el costo de esa canasta, da todos los meses por debajo del precio que ofrecen los supermercados. El seguimiento que realizamos ya lleva un año, y en el acumulado anual, la inflación de esa canasta es 10% menor al IPC.

-¿A qué atribuyen la diferencia de precios que exhibe la economía popular?

Tiene que ver con que en este sector no existen los procesos especulativos fuertes que sí hay en los grandes canales de comercialización. O sea, no vas a encontrar que ante determinados anuncios se dupliquen o tripliquen los precios, como sucedió hace algunos meses con la leche o los lácteos, por ejemplo. Por supuesto esos saltos que se dan en los canales tradicionales, luego impactan en la economía popular, dado que muchos de esos productos son insumos que se utilizan en la elaboración. Pero el ritmo de crecimiento de precios está mucho más atado a la evolución de los costos de los productores, que a la especulación. La mayoría de los productores puede explicar a la perfección como se conforma el precio. No existe el sobre precio producto de una mega campaña de publicidad o de un packaging increíble, sino un precio que se distribuye entre trabajadores que producen, que distribuyen y que comercializan.

-Otro mito respecto a la economía popular es que trabaja en la informalidad ¿Acuerda con eso?

Indudablemente es un mito, una enorme porción de los productores está formalizado. Si se habla de informalidad, se hace una generalización. Hay dos sectores dentro de la economía social. Naturalmente los pequeños emprendedores que recién inician su actividad, probablemente no estén reglamentados en su totalidad. Pero existe otro sector conformado por cooperativas, mutuales o emprendedores formalizados, que paga todos los impuestos correspondientes, e incluso más en términos proporcionales al volumen de negocio, que una sociedad anónima. Lo que tal vez sí le falta a la economía popular, es lograr que todos sus trabajadores accedan a los derechos económicos y sociales que tienen los trabajadores de las grandes empresas.

La economía popular realiza un aporte directo a los trabajadores y a la economía nacional. Todos estos emprendimientos y cooperativas son nacionales y van a distribuir en el territorio nacional los ingresos.

-¿Es un sector que puede ser representativo por su tamaño?

No estamos hablando de un sector pequeño. Otro de los mitos respecto a la economía social, es que se trata de un sector limitado a los emprendedores chiquititos. Durante la pandemia quienes trabajan en las comercializadoras, que son como grandes almacenes de la economía social, duplicaron e incluso triplicaron sus ventas. Y lo pudieron hacer porque tienen articulada la oferta con productores de cooperativas de su zona, y la demanda con clientes que buscan ese tipo de productos.

-¿Qué es lo que falta para que la economía social se afiance?

Creo que lo que falta es comenzar a considerar al sector como un actor económico capaz de dar respuestas en lugares estratégicos de la cadena de alimentos, principalmente. Tal vez no se puede dar respuesta a todo. Pero ahí es donde se necesitan políticas públicas que fortalezcan al sector, considerando los dos o tres segmentos que existen dentro de la economía social, y pensando qué necesita cada uno de ellos específicamente para poder desarrollarse.

-¿Hay una relación entre la economía social y un regreso a la alimentación casera y saludable?

Efectivamente. Eso es un sesgo en la comparación de precios que hacemos. La producción hortícola de la economía social es agroecológica, y comparamos precios con las frutas y verduras de los supermercados, que no dan garantía de ser agroecológicas. Un dato clave respecto a lo saludable de los alimentos que se producen en la economía social, es que muy probablemente quienes producen algo, también se lo comen. Es algo muy importante en un momento donde la gente ha comenzado a cuestionarse qué es lo que come.

Ese es un punto clave. No solo cuando se consume en la economía social se gasta lo mismo o quizá menos que en las grandes cadenas. Además se realiza un aporte directo a los trabajadores y a la economía nacional. Todos estos emprendimientos y cooperativas son nacionales y van a distribuir en el territorio nacional los ingresos. A fin de año, la plata no va a ir ni a la compra de divisas ni a remisión de utilidades a una casa matriz de un supermercado en el exterior.-

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