¿A dónde fue a parar la deuda contraída por Macri en estos últimos tres años? Todo parece indicar que fue una medida riesgosa e inútil.
Por Guillermo Oglietti y Alfredo Serrano Mancilla / CELAG
En tres períodos diferentes de la historia moderna, Argentina recurrió al endeudamiento en forma insensata. La Dictadura (1976-1983) creó una deuda anual para cada argentino de 164 dólares a valores actuales. Durante la Convertibilidad, la deuda aumentó en 192 dólares per cápita. El Macrismo, en los primeros tres años de ejercicio en el poder, aumentó la deuda a razón de 890 dólares anuales por habitante. La deuda anual por habitante creada con Macri es entre 4,5 y 5,5 veces mayor a los de estos dos períodos que desembocaron en la crisis de la deuda de los ‘80 y la crisis de 2001.
El modelo neoliberal comandado por la alianza entre el PRO y el radicalismo contrajo en los tres primeros años una deuda de 120.532 millones de dólares, que equivalen a un Plan Marshall a valores actuales. El Plan Marshall sirvió para reconstruir la infraestructura y la capacidad productiva europeas, y también para fortalecer el Estado de Bienestar de Europa tras la guerra. Por el contrario, el “Plan Marshall” recibido por Macri fue usado para contraer la economía, destruir el tejido industrial, y para generar inflación, desempleo y pobreza.
Definitivamente, la deuda ha sido inútil e ineficiente. La pregunta del millón es simple: ¿a dónde fue a parar la enorme deuda contraída en estos 3 años y medio de gobierno? De cada 100 dólares disponibles, Macri usó 60 para partidas financieras (fuga de capitales, intereses, pagos de deuda, y remisión de utilidades y dividendos), 17 para importaciones ociosas y apenas 23 para importar bienes vinculados a la producción.
De acuerdo a estimanciones de CELAG, realizadas con un modelo econométrico clásico de crecimiento, si su Gobierno hubiese empleado las abundantes divisas disponibles de la misma manera “promedio” que se utilizó durante las últimas cuatro décadas, el PIB de 2018 tendría que haber crecido un 8% respecto a 2015, en lugar de caer 2%. Así, nuestro cálculo muestra que la economía argentina desperdició cerca de un 27% del PIB acumulado, que representa unos 3.985 mil millones de pesos por el mal manejo de divisas. Esta cifra equivale al costo de construir hasta 5.756 hospitales, 32.217 escuelas, o hasta 31 años de Asignación Universal por Hijo. Y, en términos de empleo, no sólo no hubiese caído el nivel de ocupación sino que se podrían haber creado hasta 130 mil puestos de trabajo nuevos mediante un buen uso de las divisas disponibles.
La deuda es como la lactosa: algunos no la digieren. La primera vez que un niño se enferma al tomar leche, va con su padre al médico y le diagnostican el problema. Si sigue tomando leche y se enferma, el médico ya no le diagnostica intolerancia al niño, sino negligencia o estupidez al padre. La tercera vez que repita, lo declarará culpable o sádico. Más de 7 mil resultados muestra el buscador académico de Google cuando se combinan las palabras “deuda”, “intolerancia” y “Argentina”, la mayoría de ellos tras la crisis del 2001. Así que no se trata de un problema de ignorancia o diagnóstico errado. Tampoco es estupidez de los argentinos, porque las grandes mayorías nunca eligieron conscientemente una opción política que propusiera endeudarse indiscriminadamente. Así que deduzca, usted lector, de qué se trata.-
Revista Norte publica este artículo con el permiso de CELAG