INFORME
Las recomposiciones de sueldos y jubilaciones siguen por debajo de la inflación.
Los formadores de precios de las cadenas de producción y comercialización, tuvieron y tienen una responsabilidad fundamental en todo este proceso de desproporcionados aumentos en los productos de las canastas básicas. Así lo confirma el reciente estudio publicado por el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana que dirige Isaac Rudnik.
EL INFORME:
Las subas en salarios y jubilaciones siguen por detrás de los aumentos de precios
Más allá de los acuerdos con el FMI que obligaron a medidas inflacionarias como el aumento de tarifas y la devaluación pos paso; la sequía que produjo una baja de los ingresos de las exportaciones y agravó la tradicional escasez de reservas; lo cierto es que, en todo este proceso de desproporcionados aumentos en los productos de las canastas básicas, los formadores de precios de las cadenas de producción y comercialización, tuvieron –y tienen- una responsabilidad fundamental.
La brusca devaluación del dólar oficial pos PASO, provocó en las dos semanas siguientes un rebote inmediato en los barrios, a lo que se le agregó una suba generalizada de las carnes, y llevó el incremento mensual de agosto al 27%, el aumento más alto de las últimas décadas.
En septiembre llegó un respiro: según el relevamiento mensual que hacemos desde el Índice Barrial de Precios (IBP) en ochocientos comercios de cercanía de los barrios populares de veinte distritos del conurbano bonaerense, en septiembre la Canasta Básica de Alimentos (CBA) subió 2,70%.
En septiembre, hubo bajas en carnes y en verdulería y subas más “moderadas” en los productos de almacén.
Los aumentos interanuales y en lo que va del 2023
Sin embargo, el respiro es relativo si observamos la evolución de estos precios a lo largo del 2023 y en la comparación interanual. En septiembre de 2022 una familia de dos adultos/as y dos hijos/as pequeños/as necesitaba, $55,172,38 para adquirir sus alimentos indispensables, mientras que doce meses después, en septiembre pasado, los mismos productos le costó $143.562,96, o sea 160,21% más. Y si tomamos en cuenta que diciembre de 2022 el valor de la misma CBA fue de $64.134,25 vemos que el aumento para los primeros nueve meses del 2023 fue de 123,85%.
Más allá de los acuerdos con el FMI (que obligaron a medidas inflacionarias como el aumento de tarifas); la sequía (que produjo una baja de los ingresos de las exportaciones, que agravó la tradicional escaséz de reservas); en la abrupta devaluación del 14 de agosto -igualmente acordada con el FMI- los formadores de precios de las cadenas de producción y comercialización, tuvieron –y tienen- un protagonismo fundamental en todo este proceso.
Las medidas del oficialismo para la instalación de precios de referencia a través de programas como precios cuidados, cercanos, justos, y otros similares, acordados directamente con los dueños de las grandes empresas de alimentos, fueron incumplidos una y otra vez.
Asimismo, los cambios de timón en la secretaría de comercio, y en la mismísima conducción del Ministerio de Economía, no sirvieron para fortalecer la voluntad del gobierno ni para desoír las exigencias del FMI, ni para frenar las distintas maniobras especulativas que sacuden una y otra vez el tablero de los precios.
En estos primeros días de octubre, nuevamente esto se hace evidente. Los sucesivos anuncios del gobierno buscando “compensaciones” para paliar los efectos negativos de los incrementos de precios sobre los ingresos de los sectores populares: bonos, aumentos adelantados, suba del salario mínimo, devolución del IVA, eliminación del impuesto a las ganancias a los asalariados, tienen como contrapartida corrida cambiaria en curso, y nueva ronda de incrementos de precios.
En el período interanual, el rubro que más aumentó fue el de Frutas y Verduras con 170%, seguido por el almacén con 160%, y por último las carnes que “sólo” se incrementaron 154%.
Si comparamos estos históricos aumentos en los precios de los alimentos con las remuneraciones mínimas de salarios y jubilaciones, se hace evidente que continúa acentuándose una fuerte pérdida del poder adquisitivo de éstos últimos.
Los/as jubilados/as que cobran la mínima, en septiembre de 2023 tuvieron respecto al mismo mes de 2022 un incremento de 133,27% . Por su lado, los trabajadores y las trabajadoras que tienen salario mínimo percibieron un aumento de 130,46%.
Mientras que en el mismo período el valor de la Canasta Básica de Alimentos en los negocios de cercanía de los barrios populares subió 160%.
Los aumentos en los barrios populares
La fuerte diferencia de magnitudes entre los aumentos de los alimentos en los negocios de cercanía de los barrios populares entre agosto (27%) septiembre (2,70%), y también respecto a los relevamientos oficiales y de otras consultoras privadas que dan resultados con variaciones más atenuadas, vuelve a poner en evidencia que en el marco de una segmentación de la sociedad que se va acentuando, se van consolidando en todos los órdenes, diferentes dinámicas de funcionamiento.
En el aspecto económico quizás sea donde los contrastes afloran más claramente en la superficie. Desde pequeños emprendimientos productivos familiares, hasta los miles de quioscos y todo tipo de comercios de cercanía, pasando por el transporte de pasajeros, o el rubro de la construcción centrado en los pequeños arreglos y ampliaciones de las casas particulares, todo transcurre asentado sobre empleos precarios y no registrados, con una prevalencia de la informalidad en el movimiento de una extendida actividad, cuyos protagonistas dan una pelea cotidiana por subsistir.
Y la relación con el mundo económico registrado es muchas veces hostil y difícil. Desde programas oficiales que intentan instalar precios de referencia (precios cuidados y otros) que nunca llegan; instrumentos digitales de transferencia de dinero que no están, porque implicaría “blanquear” negocios que no podrían subsistir si tienen que salir de la informalidad; hasta trabajadores y trabajadoras que aceptan sus precarios empleos “en negro”, porque sino no tendrían nada.
En particular, respecto al comportamiento de los precios en los negocios de cercanía, estos deben abastecerse en las cadenas mayoristas, que no están incorporadas los programas de precios de referencia, que adelantan aumentos “por las dudas”, con valores que en muchos rubros son superiores a los que se consiguen en los supermercados.
Entonces es normal que los incrementos sean superiores y en tiempos distintos a los que nos encontramos en los comercios registrados.
El perjuicio para los vecinos y las vecinas de estos barrios es enorme, contribuye a impactar fuertemente sobre el poder adquisitivo de los hogares de esta franja de nuestra sociedad, y a generar una permanente incertidumbre respecto a su futuro inmediato. Las medidas de compensación para los aumentos de precios que se han venido instrumentando en los últimos días contemplan muy poco esta realidad de millones de argentinas y argentinos que van engrosando la franja de más del 40% de la población sumida por debajo de la línea de pobreza.
PRINCIPALES VARIACIONES DE PRECIOS EN LOS ALIMENTOS