Quedaron sin abastecimiento y no cuentan con rutas argentinas para llegar a su propio municipio. «La gente de Bolivia se niega a venderles alimentos».
Son 30 familias Ava Guaraní de los parajes Madrejones y Astillero, pertenecientes al municipio de Mosconi (departamento San Martí, Salta), que están completamente incomunicados sin abastecimiento y sin asistencia; denuncian los miembros de la comunidad.
Ya en tiempos de ‘normalidad’ el acceso a Madrejones es complicado porque no tienen rutas ni conectividad por Argentina. A pesar de estar a 16 kilómetros de su municipio, deben recorrer 220 y cruzar por Aguas Blancas (departamento Orán) a Bolivia para luego volver a entrar a suelo argentino donde está la comunidad. Ahora, con las fronteras cerradas por el coronavirus, el acceso es imposible.
Allí quedaron aislados sin asistencia alimentaria y «la gente de Bolivia se niega a venderles alimentos como azúcar y harina que es lo primordial», cuenta desesperada Rocío a Revista Norte. «Pedimos ayuda para la gente de la comunidad. Ya buscamos por varios medios y no tuvimos respuesta». Son 30 familias donde hay 32 niños. No cuentan con luz eléctrica ni agua potable. Rocío quedó varada de este lado del trayecto con sus hijos, luego del cierre de fronteras. Ella es la única esperanza para que el pedido llegue al gobierno de Salta, ya que el Intendente de Mosconi, Isidro Ruarte, no llega con ayuda desde el municipio. Para el referente de la comunidad, «el cacique Andres Rodriguez», es imposible comunicarse desde allá y Rocío quedó como ultima voz de esperanza.
La asistencia alimentaria que dispuso el gobierno provincial a raíz de decretarse la Emergencia Sociosanitaria por hambre, tampoco está presente. «No les entregaron los bolsones que corresponden para la escuelita de Madrejones, la escuela N° 4746». Las familias «reciben un bolsón que les dan todos los meses pero los últimos que se les entregó la semana pasada les llegaron incompletos, sin azúcar ni harina y bolsones faltantes», cuenta.
Este cierre de fronteras los afectó mucho, «más ahora que se cayó el puente San Telmo» en febrero pasado por las crecidas por lluvias del río homónimo que hizo colapsar el puente en Bolivia cortando el camino que los comunicaba con otras localidades de ese país.
Rocío cuenta que pidió ayuda pero nadie le dio respuestas. «Hace varios días intento comunicarme con el intendente y nada. Gracias a Dios conseguimos a través del 911 que les hicieran llegar un Enfermero y un Sanitario a ese lugar». Sí, tuvieron que llamar al 911 por asistencia. Y lo hicieron «porque en ese momento había personas con fiebre y malestar y no tenían medicación. Fue algo de urgencia», se justifica Rocío al escuchar la sorpresa que causó su relato en la entrevista. «Llamamos como caso de emergencias por la situación que estamos viviendo», continuó explicándose. Necesitaban que los ayuden «porque ahí hay muchos niñitos».
Si la frontera les queda enorme a los gobiernos, qué queda para la gente ‘de a pié’. Sin embargo, está claro: para eso se declaran las «Emergencias». Para que hagan algo.-