Para administrar el Estado ¿el sexo importa?

06/06/2016 | Revista Norte

amor homo

Nuestra sociedad comarcana, está preparada para asimilar un «Negro Oro» Salteño? 

Debo aclarar que. lo que sigue, es solo pensamiento en voz alta. No tiene rigor científico ni responde a reales situaciones. y todo parecido será mera coincidencia. Es decir, reflejaré solo inquietudes íntimas no dirigidas a nadie en particular. Abundarán preguntas que buscan mejores respuestas.

Sabido es que un sinnúmero de leyes, decretos, acordadas, reglamentaciones y/o estatutos, y hasta en cartas magnas y tratados internacionales, está reglado a todo lo que debe ajustare quién asuma a administrar la cosa pública. Esto es mundial. Si hasta se obliga al ciudadano  a ser impulsado por algún partido político (aunque no sea militante) para ser electo. Está obligado incluso a declarar su patrimonio. Y responde con ese patrimonio.

 

En estos tiempos, existen fiscales civiles  modernos sin fronteras. que usan el ilimitado poder que otorga Internet. En segundos, un hecho ocurrido en cualquier parte del mundo es universalmente  conocido. Ya nada es secreto. También la prensa es empujada por esta ola: si no es inmediata, nadie la sigue.

 

 En cualquier expresión, los medios son una vidriera engañosa: te ensalza o te destroza. Es un poder de insospechada penetración que ausculta la vida de cualquier mortal.

 

La misma Justicia es fiscalizada, y si no actúa o es lenta, es reprochada por la sociedad.

 

 Con la misma inmediatez con que se encumbra una figura, es destronada. Y olvidada. El almanaque no garantiza nada.

 

De nada vale ser conocido, si no eres reconocido. Por honestidad, por capacidad, por seriedad. Por emprendedor. Por gestión.

 

Ni la educación escapa a este fenomenal avance; si el docente no se capacita permanentemente,  el alumno lo supera. En este terreno para los niños no hay secretos! Con los avances modernos en informática toda información está al alcance de nuestras manos.
Todo ello  es universalmente conocido y admitido.

 

Inclinación sexual.  Preguntas:

 

 Tratándose de nuestros gobernantes, ninguna norma exige declare su inclinación sexual . Es decir, no hay acá presión alguna, cualquiera sea esa condición. Y está muy bien que así sea. Cada quién es dueño de si mismo. Máxime de su cuerpo y su conciencia.
 Reconocido ésto,  acá empiezan las preguntas.
Un candidato, o candidata, cualquiera sea el cargo pretendido, debe expresar sus preferencias sexuales?
Si se muestra «bien hombrecito» o «bien mujercita» y luego exhibe  «otras inclinaciones», aunque esté en su plena libertad, será entendido por la sociedad? O ésta se sentirá  engañada y ofendida?
 Será la sociedad mandante tolerante y comprensiva? O reprobará este gesto de sinceridad?  El Administrador seguirá gozando de la confianza de sus mandantes?
Es condicionante la inclinación sexual para ejercer cualquier función?
El nivel de exposición pública del administrador hiere o daña su intimidad?
El abandono de su «apego a la sociedad» (preservar la familia) lo hace merecedor de reproches, o está ejerciendo un pleno derecho?
Sus conductas y/o «inclinaciones»,viejas o nuevas, afloran -o se exacerban – por el manejo  dinerario -a veces obsceno, sin control- que ejerce en  la hacienda pública?
Es reprochable destrozar el «primer núcleo» de la sociedad ?  El individuo, siendo  gobernante, hasta dónde debe «guardar las formas»?
Sus derechos, como ciudadano, pueden verse menguados por ejercer un cargo público? Hasta dónde llega su compromiso?

 

Reacción de la sociedad

 

Ante el avance de la modernidad, hubieron de adaptarse las leyes a las nuevas demandas. Hoy es  lícito conformar parejas hombre-mujer, hombre-hombre o mujer-mujer. Así se concretan -o legitiman, o exponen- uniones de parejas.
Reitero, asumimos que cada ser es absoluto de sus decisiones. Así lo concebimos, y es así.
Ante lo planteado, nuestra sociedad comarcana, (tomando un hecho reciente) está preparada para asimilar un «negro Oro» Salteño?
Con valentía, él eligió en libertad. Es su derecho. Con todo el respeto que me merece el señor Oscar, me pregunto si su vida hoy será igual?
Solvente y afamado conductor radial y televisivo, hoy seguirá gozando de la fidelidad de sus seguidores? Se dañó su credibilidad?
Cuánto lo afectó o lo favoreció sincerarse ante la sociedad? Aunque sea un acto privado, Oscar González Oro es un individuo público, aunque no funcionario público, y está en la mirada de toda la sociedad.
Con estas libertades y derechos, qué cambios nos esperan?
Por moderna que parezca, nuestra sociedad salteña es «tradicional», cuando no conservadora. Chapada a la antigua, diriamos.-

 

Nolverto Guerra / Dirigente PJ

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