Peligro: El Hospital del Señor del Milagro se cae a pedazos

17/05/2013 | Revista Norte

LA CONDICIÓN EDILICIA DEL HOSPITAL DEL MILAGRO, SALTA

Un peligro para los Profesionales, los pacientes y la conservación del patrimonio arquitectónico
Entrañable
Con su arquitectura finisecular del XIX, de rasgos italianizantes,  estrictamente aplicados a los fines prácticos de su construcción (por aplicación de los principios científicos y técnicos de la arquitectura sanitaria de la época), y de una belleza clásica profundamente enraizada en el entorno, nuestra casa de salud más importante durante todo el siglo XX nos muestra, tanto en su fachada como en sus pórticos, salas y dependencias internas, su entrañable belleza.

Punto culminante de mis inopinadas visitas, siempre es la adusta capilla, pequeña, pero con coro y esa atmósfera severa que domina la Casa.

Los internatorios, los consultorios y, repito, sus bellos pórticos, tienen algo qué decir de un mejor pasado.

 Las intervenciones edilicias sucesivas y motivadas por acuciantes necesidades de espacio físico, lo afearon tanto, tanto a mi hospital, que en algunos puntos parece una triste muestra de la improvisación fría, estúpida y desganada de los gobiernos de turno y de técnicos que sólo tuvieron el mandato de hacer sin conservar, construir destruyendo, y lo que es peor, ahorrar a costa de cualquier cosa.
En pleno siglo 21, tanta improvisación, profundizada hoy mismo, ha pasado su factura.
Reseña
Con el nombre de Hospital Señor del Milagro, fue inaugurado el14 de Abril de 1895, «para que los enfermos acudan para su curación, en el cual, junto a los remedios de la ciencia, encuentren los consuelos del espíritu prodigados por abnegadas mujeres que se llamaban las hermanas de la caridad […]” rezan sus datos fundacionales; la edificación se ubicó en una manzana de terreno “en el campo de la Cruz, donado por Don Federico Stuard”. Su arquitecto fue el Italiano Carlos Macchi, quien contó con “recursos obtenidos por la incansable labor de la presidenta de la Sociedad de Beneficencia, Sra. Francisca Uriburu de Castro”, prosigue la reseña.
El Hospital depende del ministerio de salud pública de la provincia de Salta; “desde su fundación ha desempeñado una importante labor en la asistencia a personas con enfermedades infectocontagiosas. En el año 2000,obtuvo el premio a la calidad de los servicios, primera edición.
El gobierno salteño, que no escatima esfuerzos para autorrereferenciarse,  escribe en marzo del año 2012, en el blog dedicado al Hospital, lo siguiente: “Estamos comprometidos en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas enfermas, con la lucha contra las afecciones que disminuyen las expectativas de vida de nuestra población y con la salud de la comunidad”. Eso nomás, un compromiso, porque, lo que en realidad sucede, es que el Hospital, se viene literalmente abajo, no por viejo o decrépito, sino por descuido de la burocracia. Lo mismo que lo sucedido con la querida escuela “Benjamín Zorrilla”, que le ha costado a Salta irrecuperables capitales culturales, como los enterratorios humanos arcaicos y coloniales existentes en sus terrenos, y la destrucción del 80% de su venerable planta edilicia, cobijadora de tanta historia, hacia mediados de la década de los 10 de este siglo. Entre los falaces argumentos para su destrucción: “Está vieja y se cae”, siendo esto una supina y atroz mentira encubridora de voraces intereses económicos.
Peligro
El asunto es que el querido Hospital del Señor del Milagro, se cae a pedacitos. Para hacerla breve, muy breve, pero contundente: El lunes 6 de mayo pasado, el techo de los sanitarios de profesionales se desplomó con estrépito, salvándose por un pelo una enfermera, y una médica que atendía ambulatorios reumatológicos, la primera porque no alcanzó a entrar, y la doctora por haber salido en el momento del derrumbe.
En un simulacro de catástrofe que se hizo el año pasado, la sala de reumatología había sido declarada zona roja [¡qué cosa, Doña Clota, con esa expresión en boca de los funcionarios! ¿no?], pero nada cambió en cuanto a los señalamientos de los especialistas que informaron los resultados del ejercicio.
Además “…hay un solo baño para pacientes internados (mujeres y varones) y las paredes se caen por falta de mantenimiento. La idea es ayudar a concientizar a los encargados de preservar la salud de la población, sobre todo tratándose de pacientes con enfermedades reumáticas y oncológicas”, reflexionaba una doctora reconocida por su seriedad y tino. Un colega de ella que pasaba durante mi última visita de las que hago siempre, le explicaba a una enfermera: ”Hemos hecho varios reclamos y el ministro Heredia que ya vio las fotos que le llevaron… nada de nada… pero claro… no hay presupuesto  para el Hospital Viejo…”. Campanas de palo.
Fueron entregadas al ministerio por vía de la dirección, varias notas en las que se denuncia el estado de las condiciones edilicias del Hospital. El asunto es que los profesionales y pacientes internados y ambulatorios del hospital del Milagro, padecen la angustia de lo inesperado.
Además, la historia y la memoria arquitectónica de la ciudad están siendo lesionadas por tanta desidia. No vaya a tener el hospital del Milagro el mismo destino que tuvo la escuela Zorrilla.
Reclamo públicamente por su mantenimiento con criterio técnico riguroso… No a las improvisaciones… no a los negociados con empresas de construcción… no a la desidia y la negación hacia el trabajo de tantos profesionales que dan lo mejor de sí para el paciente.-
Nueva Propuesta

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