Los medios locales cuentan que Alfaro se defiende de las críticas por la maniobra diciendo que él no traicionó a sus votantes porque la gente lo eligió sabiendo y conociendo que existía la posibilidad de que no asumiera. Sin embargo, recuerdan, las veces que se le preguntó sobre esta posibilidad de que no asumiera -en medio de la campaña- lo negaba o se desentendía del asunto; hasta que en un debate, al ser chicaneado, dijo tibiamente que iba a renunciar a la intendencia. En realidad, desde que se presentó en las PASO y se conformó el armado de la lista, siempre pensó en utilizar su imagen para dar pelea al oficialismo provincial, sabiendo que si se ganaba la banca, estaba reservada para su compañera de vida.
«Alfaro nunca pensó en dejar la intendencia para irse a la Capital Federal, siempre estuvo pensando en un proyecto político individual utilizando la necesidad de la dirigencia macrista (el Pro y los radicales), para ser el referente del espacio de Cambiemos. Es un proyecto individual del que muchos no se dieron cuenta hasta estos días. Todo comenzó cuando decidió armar su partido político y renunciar al justicialismo. En su estrategia electoral para llegar al 2023 como el próximo gobernador comienza a dar resultados. Si el peronismo tucumano vuelve a encender su diferencias en un mega interna como se vivió en las Paso, allí estará Alfaro con su ambulancia sin ningún problema para hacer nuevas alianzas. Si el peronismo realmente se une y dejan de lado las diferencias y caminan en equipo, Alfaro seguirá con su plan de convertirse en el líder de la oposición, pero necesita de los radicales sobre todo para no caer al vacío rápidamente». –